Fotos: Nicolás Cardello.

Gentileza: El Grito del Sur.

Con el dólar quieto, la atención del Gobierno y la oposición se centró esta semana en los movimientos del titular de la Red Solidaria, Juan Carr. Con una idea tan simple como noble y efectiva, la de abrir las puertas del Estadio Monumental para brindarle abrigo y un plato caliente por una noche a centenares de personas en situación de calle, Carr desnudó la verdadera dimensión de una de las aristas más dolorosas de la “Macrisis” y volvió a poner a la pobreza y a la capacidad del Estado para darle respuestas en el centro del debate público.

Cómo la ola polar se metió en la campaña y desnudó el peor costado de la crisis

Diagonales tuvo acceso a un estudio de Focus Group de la consultora Agencia Monteagudo, que investigó, ya en Mayo, cómo la percepción de la problemática de las personas en situación de calle impactaba en los votantes indecisos de todas las edades y niveles socieconómicos. Al trabajo tuvieron acceso varios dirigentes de la oposición porteña y, entre otros, refleja estos comentarios:  

·         “Es la ciudad más rica y está super pobre, gente viviendo en la calle.” (mayoría de grupos)

·         “Desde que asumió Macri, 2015. Los primeros 6 meses empezó a caer, ves gente en la calle durmiendo- Una dicotomía, la ves linda, arreglada, y ves la gente durmiendo en la calle.” (1)

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·         “El Ramos Mejía es de Capital es el que peor está y más gente de la calle recibe a la noche en el hall durmiendo ahí, está naturalizado, los saludan, es una postal naturalizada en el Ramos Mejía. En la plaza del Penna también, adentro y afuera casuchas de cartón.” (3)

·          “Acá en el centro, salís y tenés el Metrobús, la bicisenda, los arbolitos, todo hermoso, y los pibes están comiendo la comida de la basura. Hay muchos más pobres. Mucha más gente en la calle”.

·         "A mi me pasó de ir a buscar unas entradas en Palermo abajo de un puente muy top y había una viejita que se caía a pedazos viviendo ahí abajo. Fueron y la molieron a golpes. No es solo que hay gente que vive en la calle, sino que los quieren esconder abajo de la alfombra.” (5).

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Frente a semejante demostración de acción colectiva, el Gobierno titubeó algunas respuestas que en muchos casos rayaron el cinismo. La primera en trastabillar fue la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad, Guadalupe Tagliaferri, flamante candidata a senadora porteña en la boleta de Juntos por el Cambio, detrás de Martín Lousteau. Dijo que “no son necesarias” esas actividades; pero al mismo tiempo, el ministerio que conduce lanzó una tímida campaña para sumar “voluntarios” para el Programa Buenos Aires Presente (BAP), cuando los propios trabajadores del programa denuncian hace años precarización laboral, estrés y falta de herramientas y estructura adecuada para afrontar esa problemática.

El informe completo: Informe Ejecutivo CPPSC2019.pdf

Enseguida metió la pata el Director de Atención Inmediata, Mariano Goyenechea, quien dijo que Sergio Zacaríaz, el hombre de 52 años que murió helado y solo a cinco cuadras de la Rosada la madrugada del lunes, falleció por “rechazar la ayuda del Gobierno”. La misma canallada ya la había sostenido el propio Horacio Rodríguez Larreta desde la mesa de Mirtha Legrand, en 2016, cuando sostuvo que “la gente está en la calle porque quiere, no confía en el Estado”.

Más insensibles fueron el diputroll Fernando Iglesias, que habló de “operación K”. El humorista Juan Acosta, ultraM, tildó a Juan Carr, de “perverso”.

Según trascendió, hubo enojo del propio presidente Mauricio Macri con el titular de la Red Solidaria. Y reproches a la comisión directiva de River. Diagonales pudo saber que en el club intentaron no mezclar a su presidente, Jorge D´Onofrio, con la movida, como si eso fuera posible siendo su máxima autoridad. “No va a hablar, no es un tema de él”, dijeron.

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DE LA UCEP A LA DISPUTA POR LA CIFRA REAL

Lo cierto es que la gestión del tema desde que el macrismo conduce la Ciudad no sólo es muy poco eficiente sino que en muchos casos raya la violencia simple y llana. Todavía hay quienes recuerdan que uno de los principales asesores judiciales del Presidente, Fabían Rodríguez Simón, alias “Pepín” (señalado por algunos como el que sugirió que los pliegos de Rosenkratz y Rosatti para la Corte fueran vía DNU), continúa procesado como el mentor de la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP).

La UCEP fue la primera política pública del macrismo hacia la población en situación de calle y no era más que una patota a sueldo bajo las órdenes de Simón para desalojar a las patadas las “ranchadas” del bajo autopista. Tuvieron que parar cuando le hicieron perder su bebé a una mujer que vivía bajo la autopista 25 de mayo, en San Cristóbal, y su existencia tomó carácter público.

Desde entonces, lo que sobrevino fueron algunos parches, como el “Operativo Frío”, un programa de emergencia que se ejecuta entre el 1 de junio y el 31 de agosto y consiste en repartir colchones y frazadas. Este año fueron por caso, 3.099.000 de pesos en 1000 colchones, y otros 7.555.200 pesos en 40 mil frazadas, todo por licitación pública. Pero no pudo evitar la muerte de Zaracíaz, que conmovió a la opinión pública, ni tampoco las muertes de Carlos Benzenette, de 72 años y otro varón adulto con padecimiento en salud mental, Javier en Retiro, ambas relevadas por las organizaciones sociales.

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Además, según un informe de la Auditoría General Porteña de 2018, en los famosos paradores nocturnos que promociona Rodríguez Larreta se detectaron “problemas en general de infraestructura edilicia en los 3 paradores y dos centros”, “falta de mantenimiento”, “procedimientos inadecuados de control para el almacenamiento y conservación de alimentos” y hasta “plagas”.

Ayer, en la sede de ATE Capital, las organizaciones revelaron los datos del Segundo Censo Popular de Personas en Situación de calle. Informaron que son 7251, contando los que duermen a la interperie (5412), los que lo hacen en los paradores (641) y los hallados en otras instituciones de refugio y asistencia conveniadas (1340). Les dio un 23 por ciento más que hace dos años, en la primera edición de la iniciativa.

El número de las organizaciones es siete veces superior al que reconoce Tagliaferri, que en abril hizo su propio censo, de 1146. Lo hizo en una sola noche y tocando apenas las principales avenidas y “ranchadas”, en contradicción con la ley porteña que la obliga a hacer el relevamiento y cuyo incumplimiento sistemático le valió una denuncia que impulsó la diputada nacional de Somos, Victoria Donda, y que obtuvo un fallo de la jueza en lo contencioso administrativo María Elena Liberatori que el Gobierno se empecina en usar de papel higiénico.

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¿Por qué tanta diferencia entre un censo y otro? Las organizaciones insisten en dos cuestiones: una denuncia específica y una razón política. La denuncia: durante el censo, Tagliaferri, a través de Maximiliano Corach (el hijo del imputado por coimas ex ministro de interior del meneminimo Carlos Corach), manda a “limpiar” las veredas la noche anterior para encontrar menos gente. La razón política: admitir que son tantos implicaría un mayor gasto del Estado en tiempos de ajuste y una dura autocrítica en tiempos electorales.

Un dato de la encuesta popular da una pista: 1461 personas censadas afirmaron que es la primera vez que están en situación de calle. Toda una muestra de porqué es mejor hablar de “operación K” antes que asumir la realidad.