Este viernes, el microestadio de Ferro, ubicado en el barrio porteño de Caballito, fue sede de un Congreso Nacional del Partido Justicialista que no dejó ninguna novedad para el mapa político argentino. Atravesado por sus internas y desorientado ante la falta de una conducción clara, el peronismo no termina de ponerse de acuerdo en cómo debe organizarse para enfrentar al Gobierno de Milei y volver a constituirse en una alternativa para la sociedad argentina.

Los saldos del Congreso podrían haber sido un mail. Apenas la militancia justicialista pudo ponerse de acuerdo en la conformación de una Comisión de Acción Política, a la que no se le asignaron finalidades concretas ni representantes. Casi como si se hubiera querido sacar la instancia de encima, el justicialismo se juntó sólo para hacer lo que el propio Perón desaconsejó en su histórica frase “si quieres que algo no funcione, crea una comisión”.

Si bien se sabía que la aceptación de la licencia solicitada por el presidente del partido, Alberto Fernández, no sería sucedida por una nueva designación, no dejó de llamar la atención la salida que el justicialismo encontró para la encerrona. El movimiento que se auto festeja su vocación por la verticalidad, tiene desde esta tarde cinco titulares. Los vicepresidentes Axel Kicillof, Juan Manzur, Cristina Álvarez Rodríguez, Analía Rach Quiroga y Lucía Corpacci quedaron al frente de la acefalía partidaria.

X de Diagonales

La pluralidad expresada en el escenario del acto en Ferro no se logró traducir en decisiones que plasmaran unidad. En el centro de la escena estaban el presidente del Congreso, Gildo Insfrán, junto al gobernador Axel Kicillof. La primera línea del estrado la completaban Fernando Espinoza, Cristina Álvarez Rodríguez, Verónica Magario, Juan Manzur, Lucía Corpacci, Fernanda Raverta, Eduardo Wado de Pedro, Ricardo Quintela, Carlos Acuña y José Luis Gioja. Más atrás estuvieron Mariel Fernández, Andrés Larroque, Santiago Cafiero, Alicia Kirchner, Héctor Dáer y Gustavo Menéndez, entre otros. Un popurrí peronista tan difícil de amalgamar como quedaría expuesto en el debate posterior.

Kicillof fue uno de los primeros en tomar la palabra, y se despachó con un duro diagnóstico sobre el estado de situación del país. “Estamos atravesando una situación dramática, en 100 días el Gobierno de Milei ha hecho un daño inmenso, récord. A empresas, trabajadores, estudiantes, discapacitados, artistas, no ha dejado sector por afectar” sentenció el gobernador.

Luego, legitimó la oposición que el peronismo viene desarrollando a nivel parlamentario expresando que “nuestros bloques legislativos han dado ejemplo de coherencia ayudando a bajar la ley ómnibus y el DNU ilegítimo en el Senado”. Finalmente, Kicillof fue el encargado de llamar a la conformación de la Comisión de Acción Política.

X de Diagonales

Abajo del escenario había un micrófono abierto a intervenciones, y uno de los primeros en hacer uso del mismo fue el ex gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. El puntano fue el encargado de tirar la primera piedra de lo que sería la gran discusión interna d ela jornada: “hay que modificar el reglamento interno, sino nunca va a haber una elección seria en el PJ” dijo luego de pedir el “premio Nobel de matemáticas” para la Junta Electoral que en la última elección partidaria consideró que “66.000 avales fueron menos que 22.000”.

“¿Hace cuánto el partido no tiene candidatos propios? ¿Hace cuánto no se aceptan elecciones internas?” volvió a disparar Rodríguez Saá. La tensión estaba sembrada y continuaría. El siguiente encargado de calentar el clima fue el senador bonaerense y ex ministro de Seguridad, Sergio Berni.

“El general Perón y Evita nos enseñaron que el peronismo será revolucionario o no será nada, que todos llevamos el bastón de mariscal” comenzó su intervención de cara a la concurrencia y de espaldas al estrado. “También nos enseñó Perón que si queremos que algo no se haga armemos una comisión” disparó luego en referencia a la decisión del Congreso.

Pero no fue todo. “Ya ni tenemos presidente” prosiguió un Berni encendido, que luego se dirigió directamente al titular del Congreso: “Compañero Gildo, podría hablar de muchas cosas. Necesitamos imperiosamente llamar a una elección interna. ¿Desde cuándo el peronismo le tiene miedo a una elección interna? ¿O será que el negocio es seguir perdiendo? ¿O juntarse entre 3 o 4 para repartirse el poder?” fustigó el senador por la segunda Sección Electoral.

Detrás de Berni llegó otra de las palabras más polémicas en la previa. El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, sacó chapa exclamando “desde el año 2007 gobierno Esteban Echeverría, tengo 15 elecciones encima, pasamos dos internas, pero no me puso ningún dedo ni ninguna lapicera, me pusieron los vecinos con su voto”. Los dardos de Gray tenían como destino a Máximo Kirchner, con quien mantiene una disputa por la presidencia del PJ bonaerense que hoy por hoy está en manos de la Corte Suprema.

“No podemos seguir con los mismos de siempre y haciendo lo mismo de siempre” continuó Gray, que luego pidió “no pongamos a toda la militancia en el mismo lugar. Acá hay militancia de corazón, pero me da vergüenza la militancia rentada de mi partido porque eso es prostituir la política. Sabemos que esto pasa cuando toman los grandes organismos del Estado con presupuestos millonarios y ahí forman esa supuesta militancia” disparó Gray contra La Cámpora.

X de Fernando Gray

La encargada de responderle fue justamente una ex titular de uno de esos organismos de presupuesto millonario. La ex titular de ANSES, Fernanda Raverta, pidió “no generar un retroceso histórico, que es cuando un militante usa los argumentos del enemigo para señalar a otro compañero. Le pido al compañero Gray que seamos respetuosos y serios. Pido respeto por las fuerzas del peronismo que integramos nuestro partido” expresó.

No hubo réplica por parte de Gray, que ya había abandonado el microestadio a esa altura. No era el único. Otros jefes comunales como Andrés Watson o Jorge Ferraresi también se fueron temprano. El clima no era el más armonioso entre la heterogénea tropa justicialista.

Por su parte, Máximo Kirchner no participó del encuentro. Diagonales consultó al entorno del líder de La Cámpora, en donde respondieron que Kirchner “no integra el PJ nacional, el Presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires, nunca integró el PJ nacional, nunca fue a un congreso o instancia porque no corresponde”. Las dos vicepresidentas del PJ bonaerense, Verónica Magario y Mariel Fernández, estaban en ese momento arriba del escenario de Ferro.

Más allá de estas discusiones, el encuentro del justicialismo no dejó nada más sustancioso que un documento de 7 páginas donde se realiza un extenso diagnóstico de la situación nacional, y se trazan algunas propuestas de orden genérico que poco pueden modificar el contexto político actual. Recuperar la conducción del Estado, empujar un federalismo de concertación, recuperar el polo científico y tecnológico para impulsar un desarrollo con justicia social y una adecuada distribución de la riqueza fueron las generalidades con las que el Congreso Nacional del PJ salió del paso ante la falta de consenso interno.

Mucho camino por recorrer tiene un peronismo fragmentado y sin rumbo claro si quiere volver a constituirse en una alternativa de gobierno para la sociedad argentina. Otro claro ejemplo de esta situación es que el candidato presidencial detrás del que se unió todo el partido hace apenas unos meses estaba, al mismo día y casi a la misma hora, participando de otro congreso con su propio partido. Lejos quedan las aspiraciones de ampliar el alcance del justicialismo a posibles aliados como el cordobecismo o el sector de Miguel Pichetto, cuando apenas pueden alcanzarse acuerdos superficiales en la propia tropa que hoy integra el PJ.

Perón decía que las comisiones no servían para resolver las cosas. Habrá que ver si el pequeño paso que el Congreso Nacional Justicialista consiguió dar este viernes con la conformación de la Comisión de Acción Política consigue algún resultado que contradiga al general, o si termina siendo más de lo mismo. Mientras Milei avanza en su plan de destrucción nacional, la sociedad argentina necesita más que nunca de un peronismo que sigue perdido en el laberinto que lo llevó, tras el peor gobierno de su historia, a la peor derrota electoral de su historia.