El Consejo de la Magistratura se convirtió este miércoles en el escenario privilegiado de los acuerdos y las batallas del sistema político. Como siempre sucede, hubo ganadores y perdedores. La presidenta del Senado, Cristina Kirchner, y el presidente de Diputados, Sergio Massa, designaron los cargos vacantes en el organismo que le corresponde a cada espacio según su cantidad de escaños, y dejaron otra vez expuesta la diferencia de carácter político de cada uno. Pese a que firmaron una resolución conjunta, optaron por caminos opuestos: Massa acordó con el titular del bloque de la UCR, Mario Negri, y nombró a la diputada radical Roxana Reyes; la vicepresidenta, en cambio, le dio el cargo a un senador de su riñón, el rionegrino Martín Doñate, y desplazó en el mismo movimiento al macrista Luis Juez, quien se quedó tragando aire y terminó acusándola de “fascista” y “delincuente”.

La jugada de la vice comenzó a configurarse en la noche del martes, cuando se anunció una “fractura” del bloque del oficialismo en dos sub-bloques, uno de 20 senadores bajo la presidencia de José Luis Mayans, y otro de 13, presidido por Juliana Di Tullio. A través de esa división ficticia (formal, pero no política), ese segundo sub-bloque quedó configurado como la segunda minoría parlamentaria en la Cámara Alta, por encima del Pro, que cuenta apenas con nueve. Por lo que, en términos institucionales, pudo reclamar el escaño disponible en el Consejo. Y eso fue lo que pasó: Doñate se impuso sobre Juez, y el Pro quedó excluido de la repartición de cargos. Todo ganancia para el Frente de Todos. 

Previendo la movida de la vicepresidenta, esta mañana el bloque de Juntos había emitido un comunicado asegurando que “los representantes de las minorías que deben ser designados en el Consejo de la Magistratura son los vigentes al momento del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, en un intento desesperado por dejar a la división del bloque oficialista fuera de término. 

Consejo de la Magistratura: Massa se corta solo y la oposición ya golpea el despacho de Rosatti

La presión de la oposición sólo tuvo algún efecto en Massa, que prefirió evitar el camino de Cristina y terminó sellando un acuerdo con Mario Negri, que se lo reconoció públicamente. Con Luis Juez no hubo nada que hacer.

“Tenemos un Gobierno con tintes fascistas que quiere quedarse con todo, que rompe los acuerdos políticos que hicimos desde el día uno. Solamente para quedarse con nuestra banca. Es una conducta delincuencial de Cristina Kirchner. Nos robaron una banca”, disparó el cordobés, visiblemente fustigado, desde las escalinatas del Congreso.  

Si había alguna esperanza para la oposición era que, tal como había sucedido con otros asuntos calientes, como la votación del FMI, la distancia entre CFK y el Presidente jugara a su favor. Pero la expectativa duró muy poco: el jefe de Gabinete, Juan Manzur, afirmó esta mañana que la decisión de Cristina de partir del bloque "está dentro de los parámetros legales”, lo que denotó un apoyo crucial de la Rosada a la movida. Para colmo, más tarde, Di Tullio salió a aclarar que el bloque oficialista "no se partió" en términos políticos, reafirmando casi con ironía que se trataba de una jugada plenamente para la ocasión.

“Lo que sucede es que Rosatti quebró todas las reglas de juego y se quiere erigir como el presidente plenipotenciario del país, una locura lo que hizo. La oposición, que es el perrito faldero del poder real, le siguió el juego, se quedaron calladitos porque son ellos los que les dan órdenes. Se hacen los republicanos cuando les conviene. Ahora que se jodan”, explicaba una fuente del Palacio Legislativo a este medio. 

Consejo de la Magistratura: Massa se corta solo y la oposición ya golpea el despacho de Rosatti

Massa, que ya había acordado con el propio Negri y con Cristian Ritondo, jefe del bloque Pro en Diputados los cargos en las distintas comisiones, entre ellas la de Legislación General, donde se está debatiendo en un clima de concordia una nueva ley de alquileres, optó por otro perfil. Fiel a su estilo, más conciliador, optó por acordar. Tampoco tenía mucho margen: la oposición tiene el suficiente peso en Diputados para bloquearle cualquier iniciativa durante los dos años de mandato que le quedan. En el senado, está claro, las reglas de juego son muy diferentes. 

Esa posición de Massa hizo que no todo fuera color de rosas para el oficialismo y abrió, para colmo, un nuevo frente interno. "No estoy de acuerdo con la designación de Reyes", disparó el propio presidente del bloque del Frente de Todos en Diputados, Germán Martínez, a quien no puede achacársele precisamente un currículum ultrakirchnerista. Traducido: Massa se cortó solo, sin el ok de la Rosada.

Así las cosas, desde Juntos salieron a pedir a la corte que “intervenga de forma urgente”, en un pedido desesperado de orden dirigido al propio Rosatti. El presidente de la Corte tampoco tiene demasiado margen: viene de autodesignarse como presidente del Consejo, tras haber volteado la ley que modificaba su funcionamiento. Tampoco puede hacer mucho más: mientras el Frente de Todos mantenga los números actuales en ambas cámaras, puede trabar también el funcionamiento del propio cuerpo. 

El clamor de Cambiemos, de todos modos, se intensificó durante la tarde. El frente opositor anunció que se presentará ante el Juzgado Número 3 en lo Contencioso Administrativo Federal, el mismo donde cursa el expediente que terminó con la declaración de inconstitucionalidad de la ley de 2006 y terminó por entronar al propio Rosatti al frente del Consejo. La cautelar solicitará, claro está, la designación de Luis Juez como consejero. Otra prueba de fuego para la osadía política del presidente de la Corte. 

La decisión de apelar a los supremos se tomó tras una reunión de la que participaron el formoseño Luis Naidenoff y el bonaerense Cristian Ritondo, además de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, el gobernador Gerardo Morales,  peronista republicano Miguel Pichetto, el senador porteño Martín Lousteau y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, entre otros. Salvo Mauricio Macri, de gira por Europa, estuvo la plana mayor. 

"Una vez más, el kirchnerismo quiere quebrar el Estado de Derecho y la división de poderes en la Argentina" escribió Rodríguez Larreta en su cuenta de Twitter. "Si los presidentes de ambas cámaras se niegan a garantizar que los representantes por la segunda minoría, que son una diputada del bloque de la UCR y un senador del bloque PRO, ingresen al Consejo, estarán incumpliendo una sentencia de la Corte. Van a estar violentando la Constitución y lesionando el Estado de Derecho al tensionar la relación entre el Poder Legislativo y el Poder Judicial", remarcó. 

No dijo lo mismo de la actitud de Rosatti: está claro que las reglas de juego fueron quebradas y que la política tendrá que encontrar los caminos. No parece ser ese el desenlace del conflicto.