Crueldad total: La Policía reprimió a los voluntarios que atendían a un jubilado en el piso
El camión hidrante disparó directamente a la multitud para evitar que asistan a un manifestante herido. También atacó a periodistas y arruinó sus equipos de prensa.
La Doctrina Patricia Bullrich se impuso nuevamente este miércoles con un operativo de crueldad total en pleno centro porteño. Mientras dentro del Congreso se debate una batería de proyectos que incomoda y mucho al presidente Javier Milei, en las calles lindantes una creciente multitud de jubilados, trabajadores, docentes y estudiantes marchan contra el Gobierno. En ese marco, la Policía cumplió las órdenes de arriba y reprimió a ancianos, periodistas e incluso a quienes atendían a un anciano gaseado.
Las imágenes hablan por sí solas. Esta tarde, pasadas apenas las 16, los efectivos que responden a las fuerzas porteñas y nacionales rodearon a los presentes en las inmediaciones del Palacio Legislativo. La movilización se desarrollaba en completa tranquilidad, pero de un momento a otro arribaron decenas de agentes armados con escopetas y gases lacrimógenos y, para coronar, un camión hidrante que se plantó de cara a los manifestantes pacíficos.
En ese contexto, de repente la Policía comenzó a empujar y lanzar gases para reducir y dispersar la convocatoria. Como sucede cada miércoles, los jubilados heridos fueron atendidos por los médicos voluntarios, que suelen montar carpas en las cercanías del Congreso y, por obvias razones, usualmente no son el blanco de la represión. Pero esta vez fue diferente: mientras el personal de salud y otros manifestantes socorrían a los ancianos, el camión hidrante les disparó y los obligó a salir corriendo para continuar con la guardia urgente.
Otras personas sufrieron ataques similares. Fue el caso de varios trabajadores de prensa, entre ellos un periodista de Crónica y un fotógrafo, que cubrían el despliegue del "protocolo antipiquetes" cuando el camión hidrante les disparó con precisión quirúrgica, interrumpió el móvil e incluso arruinó el equipo de trabajo los periodistas. Además, varios ciudadanos comunes fueron agredidos y tuvieron que ser atendidos por los mismos equipos de médicos voluntarios que sufrieron la represión. Postales de la crueldad de cada miércoles.