La agenda del ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, va de la urbanización de los barrios populares a la creación de trabajo productivo a partir de la ayuda del Estado; de los merenderos y comedores al problema de la inflación en alimentos; de la AUH y la tarjeta alimentar a la construcción de 800 jardines que se propuso como meta de su gestión. Lo obsesionan los emprendimientos productivos y el endeudamiento de las familias “con los prestamistas usureros”, los números de las cuentas bancarias de los beneficiarios del Potenciar Trabajo que consiguen nuevos ingresos por su cuenta y el movimiento en transporte público de los trabajadores de la construcción. En ese trajín, que lo lleva de la emergencia más dura del país con récord de pobreza a ilusionarse con el “potencial que tiene el país para salir adelante”, y mientras el Gobierno se debate entre lanzar o no un nuevo IFE, se hizo un hueco para hablar con Diagonales. “Estamos en una situación muy difícil, la gente en los barrios lo sabe, pero no tenemos objetivos módicos: tenemos que apostar a dar vuelta esta situación”, dice.   

¿Hay posibilidad de un nuevo IFE?

-Estamos evaluando distintas alternativas. A partir de las restricciones sanitarias que entraron en vigencia ya en abril desplegamos un bono de 15 mil pesos para las familias que cobran la AUH, lanzamos el Repro 2 para quienes trabajan en el sector privado o tienen un pequeño comercio de gastronomía, por ejemplo, se aumentó el salario mínimo, que impacta en los beneficiarios y las beneficiarias del programa Potenciar Trabajo y extendimos la Tarjeta Alimentar para las madres de chicos de hasta 14 años. 

"Sabemos que estamos en una situación crítica, por eso no descartamos nada". 

Estamos en una situación crítica, lo sabemos, por eso no descartamos nada y vamos evaluando permanentemente la situación a partir de dos ejes: qué pasa con la gente que trabaja en el rubro textil, el reciclado, la producción de alimentos o la construcción, y cómo está la situación de los contagios en las zonas de alarma epidemiológica. Trabajamos en esas variables junto al gabinete económico ampliado en lo social.

Daniel Arroyo: “No tenemos objetivos módicos: la Argentina tiene condiciones para salir adelante”

¿Qué variables se tienen en cuenta a la hora de evaluar cuánto golpea en la economía informal y los barrios cada medida de restricción, como la que termina hoy?

-La principal es cuánta gente debe volcarse a los comedores. A eso se le suma si se caen o se mantienen las famosas changas. Hoy hay 10 millones de personas alimentándose en comedores, no ha crecido ni bajado respecto del año pasado. De los 9 días anteriores de restricciones sólo 3 días fueron hábiles, plenamente laborales en sí. Hay que ver los próximos días, pero la restricción de no circular de noche que está vigente no complica tanto el transporte por ejemplo para las obras de construcción, así que veremos.

"Hoy hay 10 millones de personas alimentándose en comedores, no ha crecido ni bajado respecto del año pasado". 

La Confederación Sindical Internacional (CSI) destacó a la Argentina como uno de los países que más ayudó a los trabajadores en pandemia, y en 2020, según qué calculo se haga, la ayuda social llego a abarcar, IFE incluido, a un piso de 20 millones de personas. ¿A cuánta gente está alcanzando hoy la ayuda social?

-Hoy tenemos casi un millón de trabajadores, 920 mil para ser exactos, que cobran el Potenciar Trabajo, por la mitad de un salario mínimo. Hay otros 4 millones de chicos cuyos padres cargan la tarjera alimentar todos los meses. La AUH alcanza a 4 millones más. Después tenemos más mecanismos, como la asistencia a comedores. La ayuda sigue siendo un esfuerzo muy grande del Estado. De todos modos no es una suma lineal, porque hay cruces de programas. Pero cada mes que se carga la tarjeta Alimentar estamos hablando de 18 mil millones de pesos, que anualizados son 220 mil millones de pesos, para tener una idea de la inversión que está haciendo el Gobierno.

¿Cuánto de todo eso vuelve al Estado en materia de recaudación, de consumo?

-Todo es consumo directo. Consumo directo, consumo local, de cercanía. No hay ahorro ahí, ni especulación como increíblemente se dice a veces, es dinero que circula en los barrios, que genera trabajo.

"Todo lo que invierte el Estado en ayuda social es consumo directo, consumo local, de cercanía". 

En las últimas marchas de la oposición hubo gente que mostraba paquetes de polenta, como asociando al peronismo con la pobreza. El propio Macri dijo que el peronismo era el partido de los planes sociales. ¿Cómo toma ese tipo de discursos?

-Trato de no meterme en esas discusiones propias de la grieta, de blanco o negro. La sociedad está tres pasos adelante de la política, la argentina es una sociedad sana, que sabe que está todo muy complicado, y que marca los errores, a mi cuando piso un barrio siempre me dicen fíjate esto lo otro y presto mucha atención a eso, pero siempre mirando para adelante y de una forma sana. Me quedo con eso. Y a Macri lo escuché: es al revés, está claro que el peronismo es trabajo y justicia social. ¿Qué puede saber Macri sobre los que se levantan todos los días a las 5 de la mañana para ir laburar? Toda mi tarea es transformar planes sociales en trabajo. Mi tarea es urbanizar los barrios populares, 400 barrios este año, con servicios básicos, que también es trabajo. Es construir 800 jardines. Es achicar la desigualdad. Me enfoco en eso.

"Trato de no meterme en discusiones propias de la grieta, de blanco o negro".

Precisamente, usted insiste en que se puso como meta crear 300 mil puestos de trabajo este año. ¿Cómo se convierte un plan social en trabajo?

-Consideramos un puesto de trabajo creado a todas aquellas personas que perciben tres meses consecutivos de ingreso por encima del salario mínimo, es decir, que tiene ingresos por encima de lo que ya percibe de asistencia del Estado. Hoy contamos con 160 mil personas en esa situación y apostamos a duplicar ese número. ¿Cómo lo medimos? Cada persona tiene una cuenta en el Banco Nación, una caja de ahorro, y su ingreso por trabajo va a esa cuenta también, entonces ahí es donde nos fijamos y vamos haciendo las evaluaciones. Experiencias hay muchas, esta semana visité una cooperativa textil con 65 trabajadores y trabajadoras que están haciendo barbijos, camisolines, ropa de moda. Cada una de ellas tiene un ingreso base de Potenciar Trabajo y cobra por lo que produce y comercializa. Después tenés gente que produce alimentos en una situación similar. También en la construcción: estuve en General Rodríguez en una de las bloqueras más grandes, donde se da esa misma situación.

"Toda mi tarea es transformar planes sociales en trabajo".

A todo esto, hay una inflación del 22 por ciento en lo que va del año en alimentos y productos básicos según un relevamiento del ISEPCi, que forma parte de la mesa Argentina contra el Hambre. ¿La inflación no licúa la ayuda del Estado?

-Yo soy muy claro con esto: si sube el precio de los alimentos, sube la pobreza. Es el problema más grave que tenemos en el país, sin dudas. Estamos trabajando en que generar mecanismos de comercialización directo al consumidor, a través de pequeños mercados centrales, como hicimos en Morón, para achicar la intermediación, y con las canastas de ahorro en ferias que ya existen, donde se consigue leche a 55 pesos.

"La suba de los alimentos es el problema más grave que tenemos en el país".

Hace poco disertó en Diputados apoyando la ley nacional que por primera vez podría legislar en materia de derechos de las personas en situación de calle. ¿Puede salir este año?

-Hay acuerdo en el gobierno y la oposición. Fui diputado y puedo decir que es una de esas leyes que salen por unanimidad, no veo que alguien pueda estar en contra. En principio es la idea, que sea este año, pero no manejo los tiempos de las dos cámaras. No hay nada peor que el no lugar, que es la calle, pobreza y frío es lo peor, por eso la ley propone crean un fondo para alquileres, que es lo más urgente, y también políticas de acompañamiento más integrales. Es imprescindible que sea votada, cuanto antes.

Daniel Arroyo: “No tenemos objetivos módicos: la Argentina tiene condiciones para salir adelante”

Lo llevo un poco al tema vacunas. Hay un reclamo de las organizaciones sociales de priorizar a las mujeres que paran la olla en merenderos y comedores para vacunar, pero aún no se sabe claramente cuál es la posición del Gobierno. ¿Usted qué piensa?

-Sí, claramente sí estoy de acuerdo con las organizaciones. Las mujeres que cocinan en los comedores son trabajadoras esenciales por una resolución de nuestro ministerio. Hay 10 mil comedores en todo el país, es un trabajo monumental, llevado adelante por mujeres que a las ocho de la mañana empiezan a pelar las papas y a las 11 y pico entregan los alimentos, por los protocolos no se puede hacer fila como antes. Seguramente empezará en la Ciudad y seguirá en el resto del país, claramente tienen que vacunarse como los docentes o el personal de seguridad, por ejemplo. 

"Las mujeres que cocinan en los comedores son trabajadoras esenciales y tienen que vacunarse. Estoy de acuerdo con las organizaciones". 

Por último. Usted fue ministro en la Provincia, cuando en el país los números de pobreza eran mucho más bajos que este casi 50 por ciento. La sensación es que el tejido social se degradó muy rápidamente, pero que la “reconstrucción”, como dice el Gobierno, es mucho más lenta. ¿Cuánto llevará salir de esta situación?

-El norte nuestro es mucho más para adelante que aquella situación de cuando fui ministro en la Provincia. No es un tema de un gobierno. Tenemos que lograr que todos los pibes estén en la escuela secundaria. Tenemos altísimo desempleo en mujeres jóvenes hasta 39 años. Necesitamos más créditos productivos. Resolver el endeudamiento de las familias, salir del esquema del crédito usurario. Que comer sea barato en la Argentina. Queremos una transformación profunda. Hay que dar vuelta la situación. Claro que estamos en un contexto muy difícil, me lo cuentan los ministros de mi área del continente, es muy difícil la situación, la caída. Pero la argentina tiene muchas condiciones para reconstruirse. Va a depender de cómo trabajemos, pero tenemos un potencial muy importante. Soy optimista sobre el futuro, no tenemos objetivos módicos.