El título del artículo podría decirlo todo, no hablamos de la derecha de la Argentina, sino de la derecha que opera en la Argentina. Esta diferencia en el articulado no es ingenua: esta derecha representada en Cambiemos ya no es Argentina. Si el lector me tiene paciencia, trataré de explicar esta afirmación que parecería ser una acusación, y solo pretende ser una descripción objetiva.

La Derecha Argentina histórica tenía un proyecto de país, agroexportador, ganaderil, que mantenía poblaciones al margen del sistema económico. Dicho modelo, mantenía como una necesidad al Estado Argentino, su economía y autonomía política. Dicha derecha, despreció cualquier movimiento que presuponía una reivindicación de los sectores subalternos, como el yrigoyenismo y/o el peronismo, pero sobre todo porque pensaba que ese “derroche de recursos” hacia estos sectores,  podían ser mejor “utilizados”. De alguna manera, también les parecían movimientos políticos “criollos” emanados de la barbarie latinoamericana.

Cambiemos hereda el odio visceral a todo lo reivindicativo de lo popular y de lo criollo. Pero no lo transforma en bandera, busca frases de dichos movimientos que le permitan hacer su política. En ese sentido es pragmática; puede sin ruborizarse, reivindicar a Perón o a Yrigoyen, sin que ello lo mueva un ápice de su política económica.  Porque a diferencia de sus predecesores, no fija su proyecto en un pasado perfecto (aunque reivindique el centenario del 900) sino en un futuro difuso e individual. No importa un destino común, sino un futuro de progreso individual. Por esto, el Estado Argentino, debe hacer todo lo posible para interactuar con el mercado mundial, para generar avances en las trayectorias personales de sus habitantes. Pero a diferencia de la Derecha anterior, no cree en el Estado Argentino, ni en la Argentina.

Presupone que en última instancia, lo importante es negociar con el mercado mundial, y todo lo que se opone: sindicatos, partidos políticos, grupos sociales e inclusive el Estado en general, debería dejar de existir. Todo lo que impida que las riquezas de nuestro territorio se desarrollen en el mercado mundial, es una traba. De alguna manera, también, podría decirse que es la Derecha que se adapta a los nuevos tiempos; mientras se puede ser “autónomo” como país está bien; ahora, que el contexto actual por el desarrollo de la economía mundial y sus corporaciones ataque esa autonomía, no es más una Derecha Argentina ( que asume la nacionalidad y el Estado argentino); sino que es una Derecha que opera en la Argentina, pero sin necesidad de sostener una autonomía nacional.

Algunos ejemplos: véase el desprecio de Cambiemos hacia el pasado nacional, como un ancla que nos impide relacionarnos con el “afuera”; o la facilidad con que confunden propiedad privada y soberanía, o la facilidad con que asumen que la Argentina ya no puede contener a todos sus habitantes con trabajo sino que esa garantía depende de las inversiones que provienen del exterior. Nada de sustancia histórica, nada de reafirmación de la Argentina en su territorio; sino, más bien la defensa de determinadas propiedades individuales y dependencia absoluta de las inversiones que vienen de afuera, son el cóctel que muestran que el programa de gobierno de la “nueva derecha” es que la Argentina como tal, se diluya en el marco de los huracanes mundiales.

*Licenciado en Sociología, Doctorando en Ciencias Sociales, Docente de la UBA y analista político. Twitter:@Pablolopezfiori