La pérdida de poder adquisitivo, el espiral de crisis y recesión y, especialmente, el plan de ajuste gatillado por el Gobierno Nacional de Javier Milei provocó una caída sin precedentes en el consumo de carne vacuna, que tocó el nivel más bajo en los últimos cien años e hizo saltar los cortes de menor precio mientras cada vez más personas optan por alternativas más económicas para guardar en su heladera y servir en la mesa familiar.

Los argentinos comen tanta carne vacuna como lo hacían en la década de 1910. Así es: 110 años después, el consumo de la que ha sido tradicionalmente la fuente de proteína por excelencia en las casas de todo el país retrocedió a un nivel históricamente bajo empujado por “la actual recesión que atraviesa la economía”, según se informó en un relevamiento elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario difundido en las últimas horas.

Lejos ya del promedio tradicional de casi 73 kilogramos anuales per cápita, el estudio arrojó que el consumo anual de carne vacuna se desplomó por debajo de los 45 kilogramos promedio por habitante argentino, una marca que queda por debajo de los niveles de 1920, cuando el índice rozaba los 47 kilogramos por persona. De este modo, el registro implica el dato más bajo en la métrica de los últimos 110 años, en un contexto de inusitada recesión y brutal ajuste económico.

De hecho, si bien el nivel de consumo argentino continúa por encima de la media mundial, ha disminuido desde la segunda mitad del siglo veinte conforme se acrecentaba la ingesta de otras fuentes de proteínas. Sin embargo, junto al paulatino reemplazo social de la carne aparece la motivación económica, que explica también por qué ha aumentado la alimentación con cortes de pollo y cerdo, que en líneas generales resultan más baratos que sus contrapartes vacunas.

Así, de acuerdo con el informe, el mencionado proceso de sustitución de proteínas “se ve agravado por la actual recesión que está atravesando la economía argentina, que lleva a muchos consumidores a inclinarse por el consumo de pollo y cerdo, siendo estas alternativas más económicas”. Las estadísticas lo comprueban: del total de las carnes elegidas por habitantes al año, la proporción interanual de carne bovina cayó un 3,5%, mientras que la carne aviar subió un 2,4% y la carne porcina, un 1,1%.