El 14 de marzo de 2015, pasadas las 5 de la tarde, en el Teatro de Gualeguaychú, terminaba la Convención de la UCR y se imponía el sector liderado por Ernesto Sanz que planteaba un acuerdo con el PRO de Mauricio Macri y la Coalición Cívica de Elisa Carrió para derrotar al kirchnerismo.

Quedaba en el camino la posición del exvicepresidente Julio Cobos, del por entonces senador Gerardo Morales y de Ricardo Alfonsín, que buscaban una coalición “amplia”. Allí se incluían el socialismo, el GEN, y un Frente Renovador de Sergio Massa que venía de vencer a Cristina Kirchner en las legislativas del 2013, y se perfilaba como un candidato competitivo para esas presidenciales.

El parte aguas era Macri: las crónicas de la fecha mostraban cómo muchos jóvenes radicales que aguardaban afuera del recinto les gritaban a sus dirigentes que los “habían entregado” a la derecha. Desde ese momento, con la conformación de CAMBIEMOS, se abría un periodo político que posiblemente por estas horas esté llegando a su ocaso definitivo.

Las tensiones que se dirimieron “a los tumbos” en ese nacimiento de la agrupación cambiemista, lejos de resolverse, con el correr de la gestión de Macri, y una vez en la oposición desde diciembre del 2019, solo se agrietaron más y más. Las diferencias entre las alas “duras” y las “moderadas”, que fueron bautizadas en la prensa como “halcones” y “palomas”, quedaban cada vez más expuestas.

A las contrariedades en el seno del radicalismo, se le fueron sumando las tensiones internas en el PRO, donde cada vez quedaban a la luz las diferencias de conducción y en el marco de alianzas para la sucesión de un gobierno albertista desgastado por las complicaciones económicas.

Si en 2022, Horacio Rodríguez Larrreta aparecía como el candidato más serio para llegar al sillón de Rivadavia, la irrupción de Bullrich a comienzos de este año, con el soporte de Macri, hizo que la convivencia dentro del elenco amarillo se volviera irrespirable. El acuerdo fallido de Larreta y su candidato a vicegobernador Morales con el peronista cordobés Juan Schiaretti, marcaba un punto de inflexión en la batalla entre “palomas” y “halcones”, encabezados por Macri y Bullrich, del que no había retorno posible.

Una vez terminada las PASO, y neutralizadas las posibilidades presidenciales de Larreta, todo parecía indicar que Macri se jugaría “a todo o nada” por su socia Bullrich y quedarían a un lado los constantes guiños del expresidente hacia Milei. Pero su juego a dos bandas se mantuvo inconmovible, e incluso Bullrich se lo alertó en reiteradas ocasiones.        

Era solo cuestión de que los resultados electorales no acompañasen, para que cada interna partidaria y la interna de la coalición, en general, volaran por los aires. Y un día, después de ocho años y medio de acumular tensiones, finalmente sucedió.

En un primer momento, luego de la debacle electoral de JxC del domingo pasado, se habían definido acciones coordinadas por parte de cada espacio orgánico para presentar sus posiciones. Ya estaban acordadas la mesa del PRO en Balcarce y Belgrano, la de la UCR en la calle Alsina, y hasta la de la primera reunión de la liga de los diez gobernadores cambiemistas electos, en la Casa de Corrientes también en el centro porteño.

Pero todo eso se borró con el codo después del encuentro entre gallos y medianoches entre Javier Milei y la primera plana del PRO, Macri y la titular partidaria Patricia Bullrich.

En ese convite, el economista ultraconservador, reconociendo la desventaja que afronta por el revés electoral ante Sergio Massa, les habría manifestado su soledad y evidenció desorientación. Macri habría pedido severas condiciones para garantizar apoyo y financiamiento hacia el líder de La Libertad Avanza. Incluso trascendieron nombres de funcionarios que Macri le habría exigido a Milei en un eventual gobierno suyo: desde Guillermo Dietrich a Guido Sandleris, pasando por el propio ex titular de Hacienda y Finanzas Nicolás Dujovne y el ex titular de Justicia, Germán Garavano. 

El conocimiento de esta reunión nocturna fue la antesala al vendaval de comunicados, conferencias de prensa y posicionamientos de cada integrante de JxC, que abrieron el grifo y, en muchos casos, no se guardaron nada. Se descargaron con sensaciones que visiblemente tenían atragantadas desde hace mucho tiempo, y que solo después de la debacle electoral y un nuevo avasallamiento de Macri, y en este último caso también de Bullrich, estuvieron habilitados para escupir.

ALIMENTADO POR MACRI, TODO JXC SE METIÓ EN EL BARRIO DE MILEI

Quienes primeriaron a todos, unas horas antes del estallido final, estaban del lado de Carrió. La Coalición Cívica fue la que antes que todos declaró públicamente su impugnación ante el balotaje de Massa y Milei.

Históricamente enemistada con el actual ministro candidato de Unión por la Patria, desde el ala de Carrió arremetieron contra Milei y señalaron que ambos espacios están “basados en imposibilidades morales y políticas y pactos de impunidad". A título personal, la fundadora del ARI fue contundente con respecto a su antiguo socio Macri: “Siempre jugó para Milei y la destrucción de Juntos por el Cambio, le ganó su lado oscuro”.

Desde ese lado “oscuro” también afloraron los posicionamientos individuales de Javier Iguacel y Ricardo López Murphy, en favor de Milei. En la vereda contraria, absteniéndose, Pablo Avelluto. Y se esperaban los pronunciamientos de los principales contendientes de la interna.

Quienes primero arrojaron la piedra fueron, también con opiniones personales, los excandidatos de la fórmula presidencial de JxC: Bullrich y su excandidato a vicepresidente, el radical Luis Petri.

La exministra de Seguridad macrista aseguraba, hasta la semana pasada, que votar a Javier Milei era “dar un salto al vacío”, pero pasó a respaldar públicamente al candidato de La Libertad Avanza de cara al balotaje. “La urgencia del momento nos interpela a no ser neutrales. Es cambio o continuidad mafiosa”, afirmó, mientras aclaraba que no había un “dialogo de cogobierno con el candidato “libertario” y que JxC solo iría a la disolución si ganaba el peronismo.

Luego de las descalificaciones que sufrió de Milei, tildándola de “montonera tira bombas en jardines de infantes”, la titular del PRO expresó que tuvieron “una charla respecto de lo que fueron sus declaraciones y nos perdonamos mutuamente porque hoy la Patria necesita que seamos capaces de perdonarnos”. En declaraciones posteriores a la prensa, Carrió señalaría que Bullrich estaba cometiendo “un error histórico”.

La furiosa respuesta de la UCR hacia la excandidata no se haría esperar. A pesar de que algunos dirigentes partidarios presionaron para llamar a votar por Massa, no hubo acuerdo y optaron por una posición neutral respecto del balotaje. Sin embargo, sentaron una fuerte postura respecto de Patricia Bullrich y Mauricio Macri.

“La conferencia de Bullrich me dio vergüenza ajena. La patria está en peligro con Bullrich y Milei”, aseguró Morales en conferencia de prensa con su socio Martín Lousteau. “Macri está feliz, quería joder a JxC y lo logró”, prosiguió el gobernador jujeño, a la vez que indicaba que quienes se fueron de la coalición habían sido Macri y Bullrich.

 “Patricia Bullrich no habló en nombre del PRO, pretendió hablar en nombre de seis millones de argentinos que la votaron pero no habló en nombre de ninguno de ellos ni del PRO", sentenció Lousteau. Quien compartió esta posición fue el gobernador electo por Mendoza y referente partidario del Grupo Malbec, Alfredo Cornejo, que era la figura más cercana a Bullrich, pero se distanció de ella sobre este tema.

Se esperaba con expectativa la posición de Larreta. El alcalde porteño señaló en conferencia que no acompañará ni a Massa ni a Milei en el balotaje: “Soy coherente con mis convicciones, las dos opciones son muy malas para los argentinos y yo elijo la unidad de Juntos por el Cambio”. Mencionó a todos los sectores que, según él, apuestan a la unidad del espacio y omitió a Macri y Bullrich.

El jefe de Gobierno fue al hueso y remarcó: “Estoy acá para ponerle el cuerpo a este desafío, como lo hice siempre. Puse el cuerpo para defender una visión de país. Perdí, acepté la derrota con humildad y apoyé a Patricia hasta el final. Acepté su ofrecimiento de ser su Jefe de Gabinete si ganaba. Siempre estuve donde tenía que estar según lo que creía. Sin especular, sin cálculo, honrando mis compromisos. Y no me digan que elegir entre dos muy malas opciones es ser funcional a uno u a otro. Porque los dos son muy malos para los argentinos. Ser funcional es esto que está pasando. Pelearnos entre nosotros mientras los argentinos sufren”.

En esta misma sintonía, los gobernadores electos de JxC  para conducir en diez provincias a partir del 10 de diciembre emitieron un comunicado donde se despegan de la propuesta de los “halcones” de acompañar a Milei. Sostuvieron que seguirán trabajando en la defensa de sus valores, pero sin entregarse “al alquimista de turno” ni “traicionando su identidad”.

Nuestro deber en este momento no es determinar quién será el próximo presidente, sino reafirmar los valores fundacionales de Juntos por el Cambio, constituyéndonos como la principal oposición en el Congreso, con la mayor presencia territorial en el país, dedicada a proteger las instituciones y supervisar al gobierno que resulte electo el próximo 19 de noviembre, acompañando lo que contribuya a potenciar la agenda del trabajo, la producción y la República y limitando todo intento de populismo de izquierda o de derecha que siga profundizando la grave crisis socioeconómica en la que nos encontramos”, mantuvieron.

En cuestión de horas, el expresidente y también Bullrich, se vieron franqueados nuevamente por una columna vertebral de su espacio que les volvió a marcar la cancha. Una cancha que viene embarrada desde Gualeguaychú y que quizás “el lado oscuro” del creador de la maquinaria dinamite en los próximos días de una vez y para siempre.

Se espera que Macri rompa el silencio el próximo fin de semana.