De acuerdo al último informe del INDEC, 182.906 de personas residentes en el conurbano bonaerense cayeron por debajo de la línea de indigencia en los últimos seis meses. En términos porcentuales, la suba fue del 1,4 por ciento, más que el doble de la media nacional, que fue del 0,6.

El dato no podría explicarse sin el crecimiento de la brecha entre los ingresos del sector informal del empleo y los valores de la canasta básica, especialmente en el rubro alimentos. El aumento según el INDEC de las canastas regionales aumentaron un 33,8 por ciento promedio en todo el país, pero los “ingresos familiares” no acompañaron, y se situaron en el 29,1 por ciento.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló ese mismo problema pocos minutos después de que se dio a conocer el informe y pidió al Gobierno y al ministro de Economía, Sergio Massa, “una política de intervención más precisa y efectiva” sobre las empresas alimenticias, que “han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad” trasladándola a precios.

El Conurbano, por encima del aumento promedio de indigencia en todo el país

Si se pone la lupa sobre el Conurbano, el INDEC marcó que la “media del ingreso de la ocupación principal”, es decir la remuneración principal promedio de un miembro de cualquier hogar, pasó de $41.313 en el primer semestre del 2021 a apenas $62.437 en el primero de este año. La variación es del 51,1 por ciento, muy lejos del acumulado del 56,4% de inflación en los primeros ocho meses del 2022 y mucho más lejos aún del año de 78,5 por ciento acumulado interanual.

Si se hace un enfoque más específico sobre el rubro alimentos, conocida como “la inflación de los pobres”, la situación es más drástica. Según el relevamiento que realiza el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (ISEPCi), a cargo de Isaak Rudnik, la variación acumulada en lo que va del año es del 56,6 por ciento.

El ISPECi releva mensualmente el precio de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos en 900 comercios de cercanía en los alrededores de los barrios populares del conurbano. Su medición, en este contexto, es una herramienta ineludible para analizar los datos de pobreza e indigencia. Según su último informe, a agosto de este año, una familia tipo (dos adultos/as y dos hijos/as) necesitó $52.346,15 para adquirir sus alimentos indispensables, mientras que ocho meses atrás, en diciembre de 2021, necesitó $31.849,95. Un 64 por ciento más.

El Conurbano, por encima del aumento promedio de indigencia en todo el país

Si se mide la brecha por hogares, según el INDEC los ingresos de los estratos más bajos crecieron un 27,5 por ciento en el conurbano, mientras que la canasta de indigencia creció un 33, 4 por ciento. La brecha se explica sola.

La suma de los ingresos totales en los hogares de estratos bajos aumentó en el semestre en el Conurbano bonaerense un 27,5% y en CABA un 21,6%, mientras la línea de indigencia se incrementó un 33,4%.

En números concretos, en el Conurbano hay según el INDEC 1.509.538 de indigentes, y se se suma la Ciudad de Buenos Aires (que tuvo su propia suba particular), en el AMBA llegan a 1.627.509 personas.

Si bien está claro que la suba total de la indigencia se produjo a nivel país, el AMBA y particularmente el conurbano tuvieron un salto mucho más alto en ese guarismo, por encima de la media nacional e incluso de algunas regiones que no suelen tener buenos índices estadísticos.

Si se toma, por ejemplo, la comparación con la región noroeste del país, los números hablan claros. El AMBA y el Noroeste tienen un número similar de personas por debajo de la línea de pobreza (36 el AMBA, 37 el Noroeste), mientras que en la indigencia la diferencia es mayor: 10,4 en el AMBA contra 6 por ciento en el Noroeste.

Otros conglomerados urbanos, como el Gran Córdoba, también mostraron aumentos preocupantes de la indigencia: en ese caso la indigencia trepó 1,8 puntos en seis meses. Otros como el Gran Chaco también muestran números altísimos, pero a la baja: quedó en 15 puntos luego de haber tocado un pico histórico en la última medición, de 19,4 por ciento.

Los estragos de la inflación cobran aún mayor relieve si se tiene en cuenta que otros indicadores, como empleo y actividad económica, dieron bien a nivel país y también en el conurbano, lo mismo que la extensión de los planes sociales y la cobertura social en general.

De todos modos, la presión sobre el sistema de asistencia social no merma: se estima que hay al menos unas tres millones de personas, en su mayoría del conurbano, en condiciones de ingresar al programa Potenciar Trabajo, que lo perciben 1,3 millones. No por nada, la propia Cristina pidió también “diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”, una promesa de Massa que lleva un mes sin implementarse.