El día caliente que se vivió en los mercados este jueves tiene sus raíces en la paliza política que volvió a sufrir el Gobierno en el Congreso. La disparada del riesgo país, la suba del dólar que obligó al Central a vender 379 millones de dólares para sostener el tipo de cambio y la caída de bonos y acciones argentinas no tienen que ver con que la reafirmación de las leyes de Emergencia Pediátrica y Financiamiento Universitario afecten el equilibrio fiscal. Lo que todo el sistema está observando, como fondo de la cuestión, es la posibilidad de que Milei se quede sin siquiera la posibilidad de sostener vetos y DNU en el Congreso como herramienta de ejercicio de gobierno.

El estilo rupturista del presidente para con el Poder Legislativo arrancó desde su asunción, en la que eligió dar su discurso fuera y de espaldas al Congreso. Un gesto simbólico que acompañó luego con otras manifestaciones más directas como llamarlo “nido de ratas”. Sin mostrar en ningún momento voluntad alguna de negociación para sacar adelante iniciativas legislativas, el presidente se dedicó a “domar” diputados y senadores que se dejaron  someter durante buena parte de este año y nueve meses identificando que el apoyo social a Milei así lo ameritaba. Pero la estrategia política de confrontación con las provincias en los armados locales de Lule Menem y Karina, y la paliza bonaerense que expuso el nivel de rechazo social al Gobierno terminaron de quebrar esa dinámica que ya venía tambaleante.

Milei tuvo este miércoles las dos peores votaciones de su mandato en la Cámara de Diputados, el foco de resistencia en donde había aguantado avanzadas legislativas anteriores de la oposición. Los magros 60 y 67 diputados que logró reunir para sostener el veto al Garrahan y a las universidades respectivamente, perforaron un piso de apoyo que ya era bajo pero que ahora directamente es insuficiente. Sin un tercio en alguna cámara el Gobierno no podrá gobernar los dos años que le quedan de mandato por DNU y vetando leyes, tal como es su apuesta. Para lograr ese tercio propio, LLA necesita hacer una buena elección en octubre, algo que empieza a complicarse cada vez más al compás de una economía que levanta más y más temperatura día a día.

El desplome de Milei en el Congreso: ¿Y si en octubre no llega al tercio?

En lo que va de su mandato, Javier Milei vetó 7 leyes sancionadas por el Congreso. Dos fueron el año pasado, y en ambos casos el oficialismo logró los famosos “héroes” para sostener esos vetos en Diputados. Fueron 87 para sostener el veto al aumento de las jubilaciones y 85 para el veto a las universidades del 2024.

En lo que va del 2025, el presidente vetó nuevamente un aumento de las jubilaciones, del financiamiento universitario, la emergencia en discapacidad, la ley para destinar recursos a Bahía Blanca, y la de Emergencia Pediátrica. De esos vetos solamente resta tratarse el de Bahía Blanca, y en los restantes Milei viene abajo 3 a 1. El 20 de agosto, la Cámara Baja le rechazó por primera vez un veto al Ejecutivo, insistiendo con la Ley de Emergencia en Discapacidad, pero en la misma votación ratificó el veto al aumento de las jubilaciones. Fue una especie de empate que en la previa de la sesión de este miércoles amenazaba con repetirse.

Pero la crisis política en la que entró el Gobierno cristalizó en un doble rechazo y el peor número de adhesiones al oficialismo en lo que va del mandato, un escenario preocupante para LLA mirando a lo que viene. De los 87 y 87 “héroes” que el Gobierno juntó en 2024 logró retener 83 para volver a vetar a los jubilados, pero perdió en el veto a discapacidad donde sólo logró juntar 73. Ese número cayó hasta los 60 y 67 en el tratamiento de los vetos al Garrahan y a la universidades respectivamente, marcando el riesgoso desplome de Milei en el “nido de ratas” que ya no lo salva de nada.

El desplome de Milei en el Congreso: ¿Y si en octubre no llega al tercio?

En un recinto con asistencia perfecta de los 257 diputados, el tercio que se necesita para sostener un veto o un DNU es de 86 legisladores. Suponiendo un escenario con ausencias posibles y una presencia de 230 diputados, ese tercio baja a 77. Milei cuenta sólo con 56 diputados que siempre votaron con el oficialismo, ratificando los 6 vetos que se trataron hasta ahora. Hubo 7 diputados que sostuvieron 5 de los 6 vetos, 8 que los hicieron en 4 ocasiones, 3 que ratificaron sólo 3 vetos, 15 que apoyaron al oficialismo en 2 oportunidades y 7 que sólo lo hicieron una vez.

Estos números marcan la fragilidad de un Gobierno con una minoría muy pobre, fluctuante y cada vez menos sólida en la única Cámara en la que puede aspirar a sostener una decisión del Ejecutivo como un DNU o el veto a una ley. Y el panorama se complica aún más si se mira la elección de octubre, donde el oficialismo pretendía convertirse en “La Libertad Arasa” para llegar al tercio propio, y ahora saca la calculadora y prende velas para acercarse lo máximo posible a ese objetivo.

El politólogo Pablo Salinas realizó un cálculo según el si LLA repite el resultado de las elecciones generales del 2023, pasaría a tener un número propio de 71 diputados. Pero en ese número hay que contar también a la alianza que entabló con algunos gobernadores con Cornejo, Frigerio o Zdero. Por otra parte, la competencia en provincias con otros armados provinciales como en Córdoba, Corrientes, Chubut y Jujuy donde se presentará Provincias Unidad, o en otras donde pesará el peronismo, amenazan el número total al que pueda llegar el Gobierno para no necesitar ninguna alianza con otros actores en el Congreso en los próximos años.

Allí surge entonces la gran pregunta de este momento: ¿y si Milei no llega a juntar un tercio propio en octubre? Empiezan a acumularse las mediciones en las que el Gobierno nacional, peleado con muchos gobernadores, cae en varias provincias donde Milei arrasó hace dos años. Con más de un mes por delante hasta las elecciones, el panorama podría incluso empeorar para el oficialismo, que si no supera con comida los 30 puntos en las legislativas se arriesga a quedarse sin poder de veto ni de DNU para el tramo final de su mandato.