Las elecciones primarias pueden pensarse como una encuesta a gran escala donde el resultado coincide con la realidad misma. Desde esta perspectiva, la derrota sufrida por el oficialismo abre algunos escenarios posibles. Alberto Fernández y la coalición gobernante deberían estudiar los resultados en los distintos distritos electorales y distinguir entre aquellos escenarios donde la épica de la remontada es posible. La posibilidad de “partido revancha” que ofrecen las PASO junto a los recursos asociados al ejercicio del gobierno podrían transmutar en un bálsamo que reduzca la merma de bancas en ambas cámaras. Cabe recordar que en esta elección se renuevan las bancas obtenidas en 2017, elección que fue más favorable para Juntos que para el actual oficialismo. De aquí que la derrota -hoy terrible- pueda devenir en aceptable ajustando algunas clavijas. Este escenario optimista solamente es válido para la Cámara Baja. En el Senado la cuestión es algo diferente y el oficialismo puede perder la famosa “mayoría automática”.  Por otro lado, las elecciones para la Cámara Alta ponen en evidencia que los comicios de ayer son, ante todo, elecciones en distritos con realidades variopintas y que su nacionalización puede inducir al error. En este sentido, los triunfos y resultados adversos deben plantearse en un doble nivel.

Los números adversos también pueden generar un cortocircuito con algunos de los miembros del oficialismo. Frente a la disyuntiva, ganar algunas bancas o mantener legisladores provinciales y concejales existente, es posible que se aliente el corte de boleta.  Asimismo, la posible soltada de mano en algunos distritos acarrea riesgos y posibilidades. La necesidad de remontar el resultado pone a los gobernadores e intendentes en condiciones inmejorables para negociar frente al ejecutivo nacional. El riesgo también es grande. Por un lado, nadie quiere quedar pegado con una derrota. En segundo lugar, todavía le quedan dos años de gobierno a un presidente que constitucionalmente está habilitado a un segundo mandato.  La experiencia de la legislativa de 2009 y la presidencial de 2011 es un ejemplo de cómo los muertos políticos pueden gozar de muy buena salud. Por el contrario, lo sucedido en la legislativa de 2017 señala cómo un escenario políticamente favorable puede alterarse radicalmente en un período breve.

¿Qué pasa con la oposición? Siempre existe la suspicacia respecto a la autenticidad de los votos. No es lo mismo leer el resultado electoral como un triunfo de la oposición o un castigo al oficialismo. Si la lectura va por la primera hipótesis, es probable que las aspiraciones políticas de algunos se vean acrecentadas en el futuro. Incluso, el éxito lleve a profundizar la estrategia de campaña y la polarización con el oficialismo y aumentar los costos de transacción. Después de todo, equipo que gana no se toca.  Así, las PASO sirven para posicionar candidatos de cara a las elecciones legislativas pero también, para distribuir espacios de poder a futuro. En otras palabras, los ganadores de hoy son los candidateables de mañana.

Si el resultado del domingo es un castigo al oficialismo, las candidaturas prematuras pueden caer en saco roto si la oposición no sabe transformar el enojo en convicción. Asimismo, del odio al amor hay un solo paso y las semanas que separan las PASO de la elección general podrían habilitar esa ruta.

Finalmente, y a modo de dato de color, quisiera destacar algunos puntos llamativos que dejaron las PASO: en Formosa, por primera vez en mucho tiempo, el oficialismo obtuvo menos del 50% de los votos. En Santa Cruz, la derrota por un margen abultado de la oposición puede ser una señal de alarma. Mientras que en Santa Fe, el Socialismo luego de haber gobernado la provincia y tener un historial de buenos resultados quedó tercero muy por detrás de las otras fuerzas tras romper con parte de la UCR. En tanto que en la provincia de Buenos Aires, la izquierda parecería posicionarse como tercera fuerza apenas por encima de Espert. Entre ambos rondarían el 10% del electorado provincial que optó por una alternativa a las dos coaliciones relevantes. Y en CABA, la gran elección de López Murphy en la interna de Juntos y la buena performance de Milei deberían dar señal de alerta para el oficialismo local de cara al 2023. Después de todo, las PASO también sirven para hacer futurología y pensar el día después de mañana.

*Politologo, Investigador y Profesor de grado y posgrado en varias universidades nacionales e internacionales. Especialista en Teoría Política Moderna y Contemporánea. Doctorando en Ciencias Políticas. Twitter: @AGunsberg