El Gobierno de Milei y Caputo en crisis con los mercados
El Merval y las acciones argentinas en Wall Street se derrumbaron hasta un 10% luego de que el Ejecutivo lograra renovar ayer sólo el 60% de la licitación de deuda. El Gobierno sube los encajes y sale con un nuevo bono para evitar una nueva disparada del dólar a semanas de las elecciones.
El plan económico de Milei y Caputo está atado con alambres y hace agua por todos lados. Quienes más lo saben son los propios actores del sistema financiero, que aprovechan las ganancias extraordinarias del carry trade de Caputo pero no se inmolan por sostener al oficialismo en su aventura electoralista de mantener el dólar planchado.
Este miércoles fue un día negro para el Gobierno nacional. Frente a vencimientos de deuda por unos 15 billones de pesos, el oficialismo apenas logró renovar el 60% de esos compromisos. Ni las exorbitantes tasas ofrecidas que, que duplican a la inflación, fueron suficientes para que los bancos eligieran quedarse mayoritariamente en esos activos y buena parte de lo que no se renovó podría ir al dólar en los próximos días, presionando al alza la cotización de la divisa norteamericana.
Esto puede constituirse en un combo letal para el Gobierno, combinado con e nuevo rebote inflacionario que ayer marcó un segundo mes consecutivo con los precios al alza. En paralelo, y como consecuencia de la falta de confianza de los mercados en el plan económico, este jueves las acciones argentinas en Wall Street cayeron hasta un 12% y el Merval tuvo su baja diaria más pronunciada en dos meses.
Preocupado, el Gobierno tomó una medida desesperada y aumentó los encajes bancarios un 5%, por segunda vez en un mes, con el objetivo de inmovilizar la mayor cantidad de dinero posible en manos de los bancos y evitar que vaya al dólar. A su vez, este lunes ofrecerán un nuevo bono TAMAR, para intentar secar la plaza de pesos que puedan presionar el tipo de cambio. El bono tendrá vencimiento el 28 de noviembre, por lo que los bancos que decidan meterse dejarán inmovilizados esos recursos hasta después de las elecciones. El nivel de aceptación del instrumento marcará el nuevo punto de confianza o desconfianza del sistema financiero en u Gobierno que se juega todo a llegar a las urnas con el dólar pisado, algo que le está saleindo cada vez más caro.