En las últimas horas de este jueves, desde el Gobierno anunciaron la vía libre para un nuevo aumento de combustibles que irá del 1% al 4% a partir del 1 de octubre. Así lo definió la secretaria de Energía, Flavia Royón. Luego de la última suba del 7,5% aplicada el pasado 21 de agosto, el Gobierno ahora impulsa este nuevo ordenamiento de precios, que acumularía un incremento del 45% en los últimos 12 meses.

“Descongelamiento programado” fue el modo en que se calificó esta seguidilla de aumento en la nafta y el gasoil, según expresó Royón. La actualización del precio buscaría compensar un retraso que sólo abarca “dos trimestres de 2021 que en su momento se había tomado la decisión de congelar por la pandemia”, explicó Royón en diálogo con de Radio Con Vos.

Cabe recordar que el último aumento aplicado en agosto había ubicado los precios en una escala estimada de $130,05 para el litro de nafta súper, nafta premium a $159,8, el gasoil a $135,7 y el gasoil premium a $185,5 en la región centro del país. “La variación se encuentra por debajo de la evolución presentada por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y de los precios relativos de la economía”, remarcaron fuentes del sector petrolero en aquella oportunidad.

La petrolera YPF ya había explicado en agosto, al anunciar la evolución en los precios de sus productos, que se fijaba un incremento luego de un trimestre -el segundo de 2022- en el que todas las variables en el proceso de producción se habían modificado y anticipaba que “luego de este ajuste continuarían monitoreando las variables”.

Antes del aumento de agosto, el último ajuste de precios de las naftas por parte de YPF se había registrado el 9 de mayo de este año, como también el aumento del bioetanol durante ese período en un 19%.

En ese sentido, la miradas están puestas ahora sobre cómo podrá repercutir la nueva suba, de manera consecuente, en sectores como el transporte público, transporte de alimentos, entre otros. La noticia llega, además, en un contexto delicado en materia de inflación, donde la propia Cristina Fernández de Kirchner salió a marcar la cancha a Sergio Massa al “sugerirle” mayores políticas que ayuden a proteger el poder adquisitivo en los sectores más vulnerables.