Cuando fundó en 1999 Mercado Libre, Marcos Galperín ni siquiera soñaba con que veinte años más tarde su plataforma de compra y ventas online tendría un valor de 28.450 millones de dólares, convirtiéndose en la empresa más importante del país. Elegido CEO del año en 2018, con apenas 46 años ocupa el cuarto puesto entre los argentinos más ricos, apenas debajo de otros gigantes como Alejandro Bulgheroni, Eduardo Eurnekian y Gregorio Pérez Companc, según el ranking de la revista Forbes. Se permite hablar de los atrasos en el mercado de trabajo y hasta trata de tú a tú al presidente Mauricio Macri. La semana pasada, las acciones de la hija menor de su empresa madre, MercadoPago, pegaron un salto del 20 por ciento en la bolsa de Nueva York.

Esta semana ocupó el centro del debate público cuando el dirigente cercano al Papa Francisco y militante social de la CTEP, Juan Grabois, intentó escupirle la sopa recordándole en un tweet algunos viejos problemas con la AFIP y otras yerbas del estilo. “Mercado Libre es contrabando, evasión, especulación financiera, abuso al consumidor y competencia desleal. Su "éxito" es la destrucción de miles de puestos de trabajo. Macri los hizo multimillonarios a costa tuya”, escribió Grabois.  

El dirigente de los cartoneros puso el dedo en la yaga: la AFIP, en 2017, determinó que Mercado Libre no era una empresa de software, por lo que no tenía nada que hacer dentro de los beneficios impositivos de la ley aprobada durante el kirchnerismo para ese sector, que implicaba un descuento 30 por ciento de las contribuciones patronales y un 40 por ciento del impuesto a las ganancias. Y que le debía al fisco 31,6 millones de dólares. Galperín había dado a entender su enojo vía redes sociales, a lo que Macri salió a elogiarlo públicamente. El Presidente cedió al lobby del empresario, lo que le valió un fuerte contrapunto con el entonces titular del organismo, Alberto Abad, quien renunció al cargo en marzo del año pasado.

En 2014, en plena expansión de Mercado Libre y Mercado Pago, la AFIP había detectado una evasión por un total de 356 millones de pesos mediante las operaciones en esas plataformas desde 2011 en adelante.

Pero el nudo del debate entre Grabois y Galperín, tan separados por una grieta más social e ideológica que partidaria, tiene principalmente dos aristas. La primera tiene que ver con el modelo de trabajo: Mercado Libre se referencia en Amazon, cuestionada por sus métodos de explotación de los denominados trabajadores de “depósito” que permanecen durante horas encerrados y cobrando salarios mucho menores y más flexibilizados que los que ganan los ejecutivos dedicados a la expansión de negocios en las casas matrices.

El ingreso al Estado del modelo Mercado Pago, el trasfondo de la polémica entre Grabois y Galperín

Además, el modelo de Mercado Pago, de “billetera electrónica”, supone a mediano plazo una sustitución de muchos trabajadores bancarios “tradicionales”. No por nada, Galperín suele decir que “el marco laboral argentino es del siglo pasado” y es un fuerte adherente a la reforma laboral que impulsa el macrismo. El Papa, por su parte, alerta cada vez que puede sobre los riesgos de desaparición que corren muchos trabajos a lo largo del mundo a partir de la reconversión digital y la flexibilización, y advierte la necesidad de que el capitalismo global deje de expulsar trabajadores. En ese línea, suele elogiar a los movimientos sociales como el que dirige Grabois, a los que llama “poetas sociales”, porque se inventan “su propio trabajo” frente a las amenazas que les supone la consolidación del modelo negocios de moda en el mundo.

Pero la discusión más fuerte tiene que ver con la entrada de Galperín a los negocios con el Estado, de la que no escapa ningún empresario multimillonario argentino que se precie de tal cosa. La primera alarma en los movimientos sociales se encendió en enero de este año cuando la ANSES publicó en el Boletín oficial la Resolución 39/2019, firmada por el cuestionado titular del organismo, Emilio Basavilbaso.

En esa resolución, la ANSES habilitaba la contratación del sistema de Mercado Pago como prestador de los servicios de pago de jubilaciones y asignaciones universales, lo que empezará a implementarse en junio de este año con 300 beneficiarios como prueba piloto. Uno de los párrafos de los argumentos de la resolución deja la puerta abierta a que, en un futuro, la ANSES pueda elegir el mismo mecanismo para los planes sociales, los Hacemos Futuro y los incorporados mediante la ley de Emergencia Social, sancionada en 2016.

Dice: “las nuevas tecnologías ofrecen herramientas y plataformas de pago digitales que podrían complementar la red de pagos de la ANSES, garantizando así la igualdad y el acceso al uso de los servicios financieros, incentivando los medios electrónicos de pago”. Claramente, el Gobierno está a favor de esa operativa. ¿Qué pasaría si los planes sociales se pagaran en un futuro mediante la plataforma de Galperín? La amenaza, latente, se da en un marco de ajuste en los planes sociales, tal como reveló Diagonales el mes pasado.

Los que también salieron a criticar el modelo que ofrece el empresario de moda en Argentina fue el gremio de los bancarios, que conduce Sergio Palazzo. En un comunicado difundido el jueves, advierte: “Este tipo de plataformas “comerciales” virtuales, tienen por actividad principal la financiera, y son un auténtico agujero negro, propicio para la evasión tributaria, el lavado de dinero, fraudes de todo tipo, e incluso afectan a la seguridad física y del patrimonio de las personas, pues exponen innumerables datos acerca incluso de sus hábitos y movimientos diarios”.