La semana del Gobierno de Javier Milei acumuló una sucesión de malos tragos para el presidente. Desde le nueva alta inflación del 13,2% en febrero hasta el rechazo al DNU en el Senado el jueves, con un pico en lo que fue la interna a cielo abierto con Villarruel, por segunda semana consecutiva el Gobierno no puede controlar la agenda luego de lo que fuera el escándalo del aumento de sueldos de los altos funcionarios que monopolizó la discusión la semana pasada.

El desorden propio del oficialismo es una marca del nuevo Gobierno que se suma a las malas noticias políticas y económicas. Atentos a ese problema de perder la narrativa frente a la opinión pública, en el Ejecutivo pusieron manos a la obra para ordenar la tropa propia y distribuyeron a mitad de semana un documento interno para homogeneizar la línea discursiva entre funcionarios. Bajo el título “Cómo la vemos”, el texto que lleva la firma de la Vocería del presidente y la Jefatura de Gabinete, recorre la agenda que el oficialismo pretende resaltar, ofreciendo versiones propias frente a los temas que se imponen por sí mismos y dejando de lado las internas que hoy fracturan al Gobierno.

El manual del Gobierno a sus funcionarios para esquivar la derrota en el Senado y la interna Milei - Villarruel

El nuevo reglamento para el uso de armas de fuego para las fuerzas de seguridad es el tema que abre el documento. El intento de mostrar dureza en la imposición del orden público viene siendo un registro recurrente del oficialismo, que en estos días le permite correrse un poco de la economía, su principal punto flaco. Sumado a esto, el oficialismo busca resaltar las acciones llevadas adelante en Rosario, mencionando que “se están saturando las zonas de alto riesgo” con las fuerzas federales y el apoyo de las Fuerzas Armadas. Nada dice, sin embargo frente al comunicado conjunto de todos los gobernadores en respaldo a Maximiliano Pullaro, luego de que Milei intentara circunscribir el problema narco a una cuestión provincial.

El gran tema económico de la semana fue el 13,2% de inflación de febrero, que llevó el acumulado de la era Milei a más del 70%, alcanzando los registros más altos en tres décadas. Frente a esto el Gobierno intentó un festejo forzado, y la línea bajada hacia los funcionarios fue resaltar que el índice marcó “un 7,4% menos que en febrero y 12,3% menos que en diciembre”.

El documento incluye la declaración de Milei en torno a que “el número es una tragedia pero hay que ponerlo en contexto”, ofreciendo la explicación de que “íbamos a una hiperinflación” y que “estábamos frente a la peor crisis de la historia”. Excusas contra fácticas para intentar defender lo indefendible. Por otro lado, en su práctica habitual de señalar enemigos para distraer la discusión pública, el Ejecutivo sugirió a sus funcionarios cruzar a Pablo Moyano, quien declaró que el índice de febrero era un “dibujo de Marco Lavagna”.

El manual del Gobierno a sus funcionarios para esquivar la derrota en el Senado y la interna Milei - Villarruel

En paralelo a esto, el Gobierno también sugirió a la tropa propia resaltar una noticia que debería ser leída como su propia incapacidad de gestión. El Ejecutivo celebró que haya “menos impuestos para la importación de alimentos” como bananas, papas, cerdo, shampoo y pañales. Mientras tanto, la canasta básica se ubicó en los $700.000 el mes pasado, dato al que no hay referencias en el documento.

Consolidando su perfil conservador, el Ejecutivo recomendó también salir a celebrar en público la deportación de 8 chilenos condenados por robo. “Argentina no  va a ser tierra fértil para la llegada de delincuentes en el Gobierno de Milei” es la frase de Manuel Adorni que se incluyó como ejemplo. Los 8 chilenos eran hincas del Colo Colo que ingresaron circunstancialmente a Mendoza para presenciar un partido con Godoy Cruz, por lo que su salida del país se hubiera dado de todos modos.

El manual del Gobierno a sus funcionarios para esquivar la derrota en el Senado y la interna Milei - Villarruel

Por último, el gran tema político de esta semana fue el tratamiento del DNU en el Senado. Lejos de referirse a la brutal interna entre Milei y Villarruel tras la habilitación de la discusión por parte de la vice, el Ejecutivo sugirió a los suyos plantarse en la idea de que nunca a un presidente la voltearon un DNU en la Cámara Alta, y que la discusión iluminaría “quienes están a favor del cambio y quiénes están en contra”.

A pesar de los intentos de piruetas discursivas, el Gobierno volvió a quedar contra las cuerdas en la discusión pública producto de sus pésimos resultados económicos y su falta de pericia política que lo llevó a una nueva derrota parlamentaria. Lo que venía siendo el gran valor de Milei, controlar la narrativa sobre la que giraba la discusión social, empieza a resquebrajarse frente a la dura realidad que sus políticas generó.