Interminables cantidades de registros, altísimos niveles de soporte tecnológico para almacenamiento, innumerables horas de carga, multiplicidad de capturas, todo hace pensar que se nos viene un tsunami de datos, inmanejables para la mente humana y prácticamente imposibles de administrar con actuales herramientas.

Primero una aproximación al nuevo paradigma del BigData definido como la oportunidad de explotar y convertir  una gran cantidad de datos en una fuente de información por demás importante para la gestión pública y los nuevos servicios comerciales. 

El dato por sí solo no conduce a nada, pero su integración, transformación, cruce y explotación con miles de ellos, se convierten en información que da el poder de análisis a los estamentos de decisión. Por eso podemos afirmar que los datos son el petróleo del futuro.

Algunas estadísticas preliminares se generan más de 1.700 billones de bytes por minuto, es decir se están generando datos a cada segundo; los ingresos son por formularios web, datos de navegación, aplicaciones móviles, conexiones wifi, sensores urbanos, transacciones de todo tipo. Más de mil millones de consultas a Google, unos 500 millones de tuits en Twitter, 800 millones de actualizaciones en Facebook, transacciones de compras on-line, pagos con tarjeta, registros de datos personales. Todo empujado por los dispositivos tecnológicos que están con nosotros permanentemente, nuestros teléfonos, laptops, cuando hacemos transacciones con bancos, restaurantes, compras de equipos, de ropa, viajes, e inclusive si los semáforos inteligentes registran que estemos mal estacionados o que nos hayamos pasado una luz roja. Todo está registrado en digital.

Todo este caudal de datos que ingresa a los servidores en la nube como catarata, sin ser discriminado, sin análisis, sin moderación sin ser seleccionado ni previsualizado, queda disponible para ser utilizado a gusto del consumidor y a partir de allí conjugar la información para mejorar el perfil de un usuario, de un comprador, de un ciudadano, ver sus preferencias, sus gustos hasta sus enfermedades; información lista para poder predecir y tomar decisiones a tiempo, información para gestionar y actuar adecuadamente reduciendo el impacto y los riesgos, información para analizar escenarios posibles&

Los datos se han convertido en un elemento clave a la hora de apuntalar un éxito (o un fracaso) de una gestión. La información que se generan a través de ellos se hace cada mes más importante, más necesaria, mas imprescindible, para tener una visión de lo que está ocurriendo y poder pronosticar, comprender de un modo mucho más eficiente quienes son los usuarios, como actúan pero sobre todo adelantarse, no solo a las necesidades, sino también a las exigencias.

Es justamente el BigData quien permite, en consecuencia, analizar una montaña de datos, refinar lo mismo y proponer mecanismos de acción para cada actividad de nuestra vida diaria. Desde grandes negocios, comportamiento del mercado de valores, hasta el simple uso y costumbre en relación con el Estado. Esta poderosa herramienta busca generar los escenarios con sencillez, pero también se necesita mucho trabajo, esfuerzo y precaución al utilizarla. Por lo tanto es una muy buena herramienta que necesita tecnología y talento para que funcionen.

Los desarrollos de BigData se enfocan en generar información rica para la toma de decisiones en tiempo real y su peso ya prevé crear nuevos escenarios económicos y sociales; escuchar hablar del poder de la economía de datos y nuevos puestos ejecutivos como el de Chief Data Officer (CDO), pasan a ser experiencias concretas en sobre todo en el Agro, Marketing, Telcos y Gobierno, que está incursionando fuertemente abocados a tener una predicción más concreta de escenarios posibles de gestión.

Por otro lado, los datos crean un nuevo abanico de problemas a lo cual enfrentarse. Su explotación requiere problemas tecnológicos derivados del que se necesitan muchas más capacidades para almacenar o gestionar estos datos, pero sobre todo al problema de proteger este activo digital tan importante, que hacen que los datos sean un entorno más bien complejo en el que hay que ser más eficiente que nunca para lograr no solo conseguir y emplear información sino también para que esa información no se convierta en un punto débil.

Los datos digitales pasaron a ser un bien tan preciado y con tanto valor para cualquier gestión (pública o privada)  que su privacidad y resguardo es un punto más que importante en una implementación de Bigdata que se quiera encarar; y que prácticamente hoy es un punto muy descuidado y pendiente en muchas de las actuales presentaciones de información.

Los deberes por hacer en seguridad, la protección de datos, el gran reto de las organizaciones que apuestan por el BigData. No se están tomando medidas de ciberseguridad eficientes para proteger los datos.

Si queremos referirnos a las virtudes, es apropiado referir a varios libros que explican  las bondades del Bigdata; un ejemplo muy claro de esto es el The Human Face of Big Data de Rick Smolan & Jennifer Erwitt. Considerando además que cada vez las ciudades se están volviendo inteligentes más dispositivos interconectados con nuestros dispositivos sensores, semaforización, drones, iluminación,  tráfico, recibir sugerencias de restaurantes, ver parques, consumos de electricidad. Todos capturas de datos para alimentar a nuestra bestia de BigData. Realmente una gama de información que la ciudad o las cosas de la ciudad nos propone para nosotros introducir mejoras o simplemente tomar decisiones.

El BigData es algo grande, valga la redundancia. Está aquí y cada vez seguirá creciendo. Sólo los buenos entendedores de esta lógica y potencial podrán recoger datos, procesarlos y digerirlos y volverlos a ofrecer, refinadamente, a públicos objetivos precisos.

Y como usuarios o consumidores el deber ser cada vez más consciente de la importancia y el valor que tiene la información generada a partir de nuestros datos, que son a su vez, más sensibles ante los usos que hacen de ellos. Las brechas de seguridad no son por tanto solo una muestra de debilidad, sino también un golpe muy duro que puede hacer que se pierda la confianza y el BigData sufra en su propio éxito de gestión.