La Argentina está de fiesta pero el carancheo político no se toma vacaciones, ni siquiera para festejar una Copa del Mundo. Finalmente el Gobierno del FdT decidió un feriado nacional, con el objeto de que todo aquel que pueda acercarse a la CABA y sus alrededores tenga la posibilidad histórica de recibir a la selección campeona. Las pantallas y las redes ya se llenaron de historias de miles y miles de argentinos que recorrieron miles y miles de kilómetros para ser parte de una fiesta única e irrepetible. Sin embargo, los paladines de la división nacional no pudieron resistir la tentación y salieron con fuerza a criticar la medida, incluso olvidando lo que ellos mismos hicieron durante su gobierno.

Mauricio Macri y Patricia Bullrich, como representantes del ala dura del PRO, fueron algunos de los referentes de la oposición que intentaron agrietar el festejo con una campaña en redes categorizando el feriado como innecesario y planteando la idea de que el festejo debería ser trabajando. Con otra cintura política y por ser anfitrión de los festejos, quien buscó diferenciarse fue el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien no se subió a la crítica y negoció con el FdT el operativo y la logística para los festejos. Las diferencias en la oposición son cada vez más profundas.

El PRO y su fanatismo por la grieta: el día que decretaron feriado para recibir a los líderes del G20

Pero lo peor del caso es que durante el gobierno de Cambiemos, encabezado por el PRO, hubo una situación por la que se decretó un feriado en la Ciudad por un motivo mucho menos patriótico y relacionado con la alegría popular que el de este martes. Fue en octubre de 2018, cuando el entonces presidente Mauricio Macri dispuso a través del Decreto de Necesidad  y Urgencia N° 967/18 que el viernes 30 de noviembre de ese año sería feriado en la CABA. El motivo, garantizar un buen desarrollo de la Cumbre del G20, permitir los traslados de los líderes del mundo que vendrían al país y evitar cualquier protesta que pudiera surgir frente al evento.

La medida además tuvo otra característica típica de la doble vara y el doble discurso del macrismo. Durante semanas se intentó sacar por la vía legislativa del Congreso, pero frente a que el oficialismo de entonces no lograba convencer a la mayoría de los representantes del pueblo en ambas cámaras, Macri decidió sacarlo por decreto. La institucionalidad y la defensa de la república siempre resultaron conceptos muy flexibles para los conducidos por Macri.

Del evento en sí por el G20 participaron alrededor de 7000 personas y unos 2500 periodistas acreditados. Menos de 10000 personas ameritaron para el macrismo la sanción por decreto de un feriado, pero no amerita una decisión similar la posibilidad de permitirle al sufrido pueblo argentino un festejo único como el que poblará hoy las calles del país. Porque no hay que ser sociólogo para anticipar que, quienes no puedan llegar a la CABA y sus alrededores, sin dudas coparán cada plaza en cada pueblo para festejar el título del mundo y la copa que los jugadores traen para ofrecerle a su gente.

En aquel momento, el feriado macrista además obligó a suspender la actividad en Aeroparque y  los aeropuertos de El Palomar, San Fernando y Morón. Ezeiza se mantuvo abierto pero con importantes restricciones de actividad.

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No llama la atención el nivel de carancheo y búsqueda de la división en la oposición, algo que ejercieron desde los peores momentos del país, como la crisis por la pandemia en la que se requería más unidad que nunca, hasta los momentos más felices como el de hoy. Tampoco sorprende que el ex presidente Macri no tenga el más mínimo decoro de dignidad y respeto por quienes no pudieron viajar a Qatar como él y deseen hoy festejar en las calles.

Sin dudas la Argentina necesita trabajar y esforzarse para salir de la difícil situación económica en la que está. Pero también su pueblo necesita imperiosamente alegrías, festejar luego de la durísima experiencia de la pandemia y ya más de cuatro años de crisis consecutivos, iniciados justamente por el desastre económico macrista. Oponer como contradictorios el trabajo al festejo resulta la típica operación de sentido común que la derecha argentina utiliza cada vez que puede para limar la alegría popular. Este martes, los que realmente laburan todos los días para ganarse la vida y que construyen con eso el país, tendrán su merecidísimo festejo.