La decisión de Cristina Fernández de no presentarse como candidata a presidenta de la Nación y ofrecerle ese lugar a Alberto Fernández y la aceptación por parte de este último, cambió en buena medida el mapa electoral que ya está desplegado en nuestro país. Luego de meses de acumular incertidumbre el sábado 18, la estrategia de la principal fuerza opositora, quedó definida. Cristina Fernández fue la gran protagonista, curiosamente al desplazarse del centro de la escena política.

¿Cómo llega el peronismo a esta situación? Es central señalar que en estos años transcurridos desde la salida del gobierno de la ex presidenta, su liderazgo se mantuvo casi inalterado. Es cierto que se produjeron múltiples movimientos al interior del espacio, incluso candidaturas disputándole poder en 2017, pero no lograron superar ese liderazgo. Hubo fragmentación, pero no reconfiguración interna. Es cierto, Cristina perdió frente a Esteban Bullrich en 2017, sin embargo ningún dirigente peronista le ganó a ella. Ese dato es el que hay que tener en cuenta para comprender la vigencia de su liderazgo; no existió un proceso de recambio.

Es ese devenir el que encuentra al peronismo frente al proceso electoral de 2019. Los gobernadores decidieron no conformar un espacio de poder para definir el candidato del partido ¿Asumieron que el poder de CFK estaba por encima de un posible acuerdo entre pares? ¿No despuntaba ninguna figura que canalizara esa voluntad, fuera de la ex presidenta? Quizás un poco de ambos, y así la alternativa surgió más de la voluntad de la propia ex presidenta que de una “movida” de opositores internos. Fueron demasiados los apoyos al flamante candidato para reconocer que la decisión interpretó cierto sentir interno, y a la vez el reconocimiento de la autoridad de CFK. Las expresiones convocando a ampliar esa alianza, fue un guante que la mayor parte del llamado Peronismo Federal decidió no recoger mientras en estos días, se aguarda una respuesta de Sergio Massa, el más claramente convocado. Roberto Lavagna ha afirmado que se presentará apoyado por socialistas, el GEN y radicales y algunos peronistas dispersos. Juan Schiaretti busca que sobreviva aquel armado. No sabemos hoy, 22 de mayo, cómo terminará esa tormenta, pero queda claro que parecen más decididos a la fragmentación recurrente, que a la construcción de una alternativa de poder.

Sin embargo, la situación del oficialismo es más compleja. Escribo en medio de otra tormenta en la cual referentes claves de Cambiemos le piden a Mauricio Macri que retire su candidatura a favor de María Eugenia Vidal o bien que habilite una PASO con Martín Lousteau. El presidente hasta el momento ha afirmado que no se baja, pero los indicadores no son nada alentadores y su imagen, como la de su gobierno, se deterioran día a día de la mano de la crisis económica. Cristina Fernández sacudió el clima electoral con una movida no sólo notablemente sorpresiva, sino que bienvenida por su electorado e incluso por algunos votos que quizás eran esquivos. Macri no parece contar hoy con muchos recursos para generar un movimiento inesperado que logre un impacto positivo en el electorado. ¿La PASO con Lousteau puede revitalizar a Cambiemos? ¿María Eugenia Vidal está hoy en condiciones de recuperar el voto perdido? El tiempo se le consume al gobierno y hasta hoy, la estrategia parece la de no innovar en ninguna dimensión. Incluso, más horas transcurren, menos impacto parece que puedan tener esas decisiones. Corrida Cristina Fernández de la candidatura presidencial, otro recurso electoral (centrar toda la campaña en denostar a la ex presidenta) se le fuga al macrismo, cuando no tiene nada para presentar a la sociedad como logros de gestión.

El peronismo aún necesita profundizar sus estrategias de unidad (por ejemplo pensando en un posible nuevo gobierno). El macrismo debe apelar a la imaginación, para encarar las elecciones con un mensaje que logre recuperar todo el apoyo perdido especialmente en los últimos dos años. Desafíos distintos, resultados que se intuyen.

*Politólogo. Docente universitario UBA, UNAJ, UNLP. Twitter: @sergiodepiero