Casi nadie conoce su tono de voz porque hace un culto de ese silencio total. Incluso se jacta de esto con orgullo. Los gobernadores que se juntaron en la Casa Rosada luego del llamado oficial al Pacto de Mayo apenas pudieron conocerlo en esas horas de reunión.

Las comunicaciones fallidas de Diagonales con Nicolás Posse a lo largo de estos más de 100 días de Javier Milei en la Presidencia dan fe de la negativa de este ingeniero industrial de 58 años a hablar públicamente. No lo necesita.

Silencio no es igual a inactividad. Posse comandó los equipos técnicos de Milei en la campaña presidencial y fue pieza vital en el triunfo del economista de la Escuela Austriaca.

Este exgerente general de Aeropuertos Argentina 2000, que estuvo con Milei bajo las órdenes de Eduardo Eurnekeian, es hoy uno de los pocos del círculo pequeñísimo de extrema confianza del Presidente en la toma de decisiones importantes de la gestión de La Libertad Avanza (LLA). Siempre que se lo consulta, cuando Milei “abre” el triángulo de poder que conservan su hermana Karina y su asesor Santiago Caputo, el cuarto integrante es Posse y nadie más.

Hoy en su rol como Jefe de Gabinete centra su atención en dos cuestiones muy ligadas entre sí: aceitar el andamiaje institucional para que el megaDNU presidencial no se caiga definitivamente en el Congreso, y a partir de este plan de desregularizar la economía, garantizar un nuevo polo de negocios para la actual administración.

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FUEGO INTERNO

El camino de Posse desde su desembarco a la función pública no está exenta de detractores dentro y fuera de LLA. En la interna, es uno de los apuntados por la salida del exministro de Infraestructura Guillermo Ferraro, el primer expulsado del Gobierno por la filtración en la que Milei hablaba de dejar a los gobernadores “sin un peso”. La mala relación de Posse con Ferraro precipitó todo, aunque luego de la eyección del exconsultor de KPMG, el jefe de Gabinete intentó bridarle sus disculpas.

Había algo mucho más importante en juego ahí: el negocio de las licitaciones por el 5G. Con esa lógica fue que Posse se hizo cargo de esta función y puso a un hombre de su confianza, el actual secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Alejandro Cosentino, en el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), área que pertenecía a la órbita de Ferraro.

El Gobierno anunció con bombos y platillos esta semana el desembarco de la empresa Starlink, que el propio Milei había enumerado en uno de los treinta artículos que primero dio a conocer a conocer públicamente antes de presentar el megaDNU.

“Hoy podemos confirmar que la empresa satelital del prestigioso empresario Elon Musk, que todos conocen, ya se comercializa en nuestro país a través de diferentes plataformas”, anunció el vocero Manuel Adorni.

Posse sonríe. Además de quedarse con los negocios de telecomunicaciones, se hizo de los derechos de acciones como AySA, Administración General de Puertos y de Corredores Viales S.A.

Otro despido en la primera plana del Gobierno lo apunta directamente. Es el del exsecretario de Trabajo Omar Yasin. Se señala que tanto Milei como Posse lo usaron de “chivo expiatorio”, luego del escándalo por los aumentos del 50 por ciento en los sueldos del Gabinete de LLA, que el Poder Ejecutivo debió desechar en un nuevo decreto. Yasin no había firmado ese aumento, y sí lo habían hecho tanto Milei como Posse y la actual ministra de Capital Humano Sandra Pettovello.

Un apuntado por la maniobra es Armando Guibert, que hasta la semana pasada fue el titular del área de Transformación del Estado y la Función Pública, del círculo de confianza de Posse. Fue el verdadero responsable de firmar la paritaria en alza de empleados estatales. También había sido nombrado director del Banco Nación en calidad de "ad honorem".

Guibert había formado parte del equipo que comanda el titular de la Unidad Transitoria para la desregulación de la Economía, el exPRO y exAlianza Federico Sturzenegger. Se abocaba a la tarea de ejecutar los despidos en la administración pública y el 31 de marzo debía cesantear miles de contratos "temporales".

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TENSO VÍNCULO CON LOS “SOCIOS” Y RELACIONES “INTELIGENTES”

Un espacio que mira de reojo a Posse es el PRO. Un nuevo gesto de desconfianza se despertó con la eyección de Yasin, que habia formado parte del equipo de campaña presidencial de la actual ministra de Milei, Patricia Bullrich. En el partido amarillo se opusieron a la llegada del abogado laboral de Techint Julio Cordero, otro leal a Posse.  

Esto fue un nuevo episodio de desconfianza con los aliados “incondicionales” del Gobierno, ya que en enero un exfuncionario de Cambiemos Enrique Rodríguez Chiantore de la Superintendencia de Servicios de Salud, fue reemplazado por un amigo de Posse, Mario Lugones, un extraño “pseudo” ministro de Salud en los hechos.

Desde su llega al Ejecutivo, Milei intervino la Agencia Federal de Inteligencia (AFI)  por dos años y aumentó sus fondos reservados. Posse fue habilitado para reducir partidas de otras áreas y subir los números para gastos corrientes en la agencia,  

Para el jefe de Gabiente, se trata de un área estrategica. En este caso, Posse sí fue más benévolo con el PRO. Puso como interventor de la agencia a Silvestre Sívori, un abogado especializado en derecho administrativo con pasado por las filas amarillas antes de recalar en LLA.

Sívori y el mencionado Armando Guibert también son parte del equipo que comanda el titular de la Unidad Transitoria para la desregulación de la Economía, el exPRO y exAlianza Federico Sturzenegger.

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Tanto Posse como el brigadier retirado y secretario de Estrategia Nacional Jorge Antelo se pusieron a trabajar con una consigna bien clara: integrar la competencia de Inteligencia, hoy con Sívori a la cabeza, con el de las Fuerza de Seguridad; y, colocar a exmiembros de las Fuerzas Armadas en puestos jerárquicos de inteligencia civil, cosa reprochada por los organismos de Derechos Humanos.

Posse y Sivori tuvieron una visita de peso esta semana. Recibieron en la embajada norteamericana, junto con Marc Stanley, al director de la CIA William Burns. La agenda incluyó cuestiones internacionales como la crisis de Medio Oriente, el accionar de Hezbollah y la influencia de Irán, China y Rusia en la región.

Pero también se abordaron cuestiones de cooperación internacional en inteligencia: se incluyó en el temario el negocio de la droga y su vinculación con células terroristas desplegadas en la Triple Frontera que responden a la organización islámica.  

De todos estos temas seguramente Posse deberá dar precisiones durante su rendición de cuentas en las sesiones ordinarias del Congreso. Muchos legisladores y toda la sociedad le conocerán finalmente la voz.