La recorrida por los medios de comunicación que viene llevando a cabo Alberto Fernández da cuenta de un cambio en la relación con la prensa. En dicha estrategia conviven, a la par, un tipo de relación tensa y dialoguista. Así, el giro propositivo que adoptó su discurso en las últimas semanas se compone de una escucha activa frente a cada pregunta, en la que persiste el componente político de no subordinarse a la línea editorial del medio. La política en los tiempos que corren, y más aún en los formatos televisivos, implica un control absoluto de cada respuesta, y una medición milimétrica de cada movimiento para no correrse de los límites de la “respetuosidad”. Es decir, la política en los medios funciona mejor con definiciones rápidas, slogans y marketing, antes que con disidencia o argumentación. Frases cortas y hechas, que no apelan al razonamiento ni al debate de ideas, sino a dispositivos en donde la heterogeneidad de temáticas constituye condiciones de posibilidad de otra índole. Un lugar para la pura cortesía y el “respeto”, en la que el papel primordial lo ocupa aquello que el espectador espera escuchar.

Los sondeos de opinión y los focus group toman la delantera, hace un tiempo ya, y se muestran en un terreno hostil para el precandidato a Presidente Alberto Fernández, quien en su recorrida por los medios de comunicación se muestra crítico de las herencias tanto de Cristina Fernández y de Mauricio Macri, y dispuesto a discutir todos los temas de alcance nacional. El distanciamiento de Mauricio Macri es total, y respecto a la herencia que dejó en 2015 la actual senadora nacional es parcial, ya que Alberto prefiere pararse en los logros del primer kirchnerismo y en particular en la figura de Néstor Kirchner. En este sentido, el ex jefe de gabinete trae un aire nuevo al kirchnerismo, aunque parezca contradictorio, y elige un cambio de estrategia respecto al modo en que el kirchnerismo se manejó con la prensa. Cristina Fernández no mantuvo una mediación con el periodismo tradicional, y de igual manera, Macri se ha entrevistado solo con los periodistas afines, dando solo algunas conferencias de prensa. Por el contrario, Alberto Fernández se muestra proclive a dialogar, pero también a confrontar con algunos periodistas, eso le ha generado algunas consecuencias negativas.

Las estrategias discursivas de María Eugenia Vidal 

En menos de diez días, la gobernadora María Eugenia Vidal apareció con sus dotes característicos en los principales programas periodísticos. No decidió correrse de su manual de campaña y prefirió los conocidos slóganes respecto a su “preocupación por los vecinos” y su batalla contra “el narcotráfico” y “las mafias”. Sin embargo, incorporó una novedad a la campaña, la decisión de polarizar con La Cámpora y la “pesada herencia”. Dicha “novedad”, parece más bien la ejecución de un guión de campaña con el fin de confrontar con su principal contrincante político, el precandidato a gobernador Axel Kicillof. Una nueva campaña del miedo en la que se referencia al gobernador con su pertenencia a La Cámpora, su trayectoria en el Ministerio de Economía y su militancia estudiantil, vinculada a organizaciones de izquierda.

Entre los medios y los discursos de campaña

Para que Vidal continúe en su cargo tiene que esperar un corte de boleta, o lograr un arrastre de su figura de entre 6 y 8% según las principales encuestas. Mauricio Macri pesa mucho en la provincia de Buenos Aires. Por lo tanto, el protagonismo mediático que ha ocupado la gobernadora Vidal en estos diez días expresa un intento por despegarse del gobierno nacional, de los coletazos económicos y de reivindicar su gestión “protectora de los sectores más vulnerables” –en sus propias palabras. Vidal se muestra ajena al modelo económico y en diversas entrevistas sostuvo que hubo una creación de empleo de 500.000 puestos de trabajo, pero que el desempleo aumentó debido a que la población fue mayor. Una respuesta verosímil, pero limitada. La economía es un problema para la gobernadora, y es el aspecto fundamental desde el cual Axel Kicillof construye su campaña política. Una campaña respaldada en el empeoramiento de los índices económicos de la provincia.

 Alberto Fernández y los medios de comunicación, una relación tensa

 Fernández dejó atrás la etapa inicial en la cual se presentaba como “un tipo común”, “profesor de la UBA”, “fana del bicho” y que le gusta “pasear Dylan”, y hoy comienza una nueva estrategia propositiva. En su intensión por diferenciarse del pasado y mantener una posición crítica respecto al kirchnerismo, se diferencia de CFK y adopta un perfil de campaña netamente peronista. En los últimos días hubo dos entrevistas que mostraron las tensiones con el periodismo. El domingo pasado, en el marco de su visita a Córdoba, en una entrevista con Mario Pereyra, Fernández fue interrrumpido varias veces por el conductor de Cadena 3 con alusiones al kirchnerismo, a la corrupción y a la figura de CFK, frente a lo cual Fernández le pidió al conductor que aclare que la entrevista era realizada “por un opositor”. Así, el precandidato a Presidente sostuvo “Parece que me estuviera indagando”, y luego agregó: “Usted escucha selectivamente. Si bajara su animosidad y recuperara la imparcialidad sería más fácil”. A partir de este cruce al aire, muchos medios y sobre todo su repercusión en Twitter fue utilizada para mostrar el mal vínculo de Fernández con la prensa.

Entre los medios y los discursos de campaña

Algo muy similar sucedió con la entrevista que le hizo Joaquín Morales Solá el lunes pasado. Fernández hizo alusión a la grave herencia que deja Mauricio Macri, y Morales Solá insistió en que era responsabilidad compartida entre Cristina Fernández de Kirchner y Macri. En ese momento, el precandidato a Presidente por el Frente de Todos lo paró y le respondió sobre la herencia que dejó CFK el 10 de diciembre de 2015: “Cristina dejó tres problemas en la economía Argentina; el cepo, la inflación y el déficit fiscal”, y luego agregó que las soluciones adoptadas por CAMBIEMOS generaron un empeoramiento de dichos problemas. En ese mismo tono, interpeló a Morales Solá y sumó: “¿usted no ve nada?, ¿usted no se dio cuenta lo que deja Macri?”. Esto despertó una nueva crítica a las “formas incorrectas” que maneja Alberto Fernández en los medios de comunicación.

Tal vez, dado lo parejo del escenario político, la disputa electoral del 2019 pase más bien por la mediatización de nuevas estrategias de identificación y cercanía para con los electores, antes que por certezas racionales. Eso no implica que la economía no ocupe un lugar importante, ni que las propuestas de cada frente pasen al fondo de la cuestión, sino más bien que la disputa por los indecisos y por los rasgos ideológicos de ese voto hoy obliga a los principales dirigentes políticos a incorporar una serie de rasgos emotivos y empáticos en su propuesta política. La banalización del contenido, la despolitización y la desideologización parece ser la salida más cómoda; sin embargo, Fernández asume la difícil tarea de discutir en los medios de comunicación el modelo económico de CAMBIEMOS.

Entre los medios y los discursos de campaña

Palabras finales

El discurso de campaña de Mauricio Macri anclado en la obra pública sigue siendo efectivo. “Esta ruta es real. ¡Es real!. No es relato, no es sarasa. Esto está hecho. ¡Está hecho!”, como también al inaugurar el Paseo del Bajo, Macri se agacha, toca el pavimento y dice: "Esto no es relato. Este pavimento no es relato. Es real. Dijimos basta a obras que empiezan y nunca terminan, basta a la mentira, a la trampa, a la corrupción” sin lugar a dudas sigue siendo parte elemental de su campaña. Por supuesto, la imagen política de Macri no es ajena al endeudamiento y a la estabilidad del dólar, sino que su credibilidad depende exclusivamente de que no se escape su valor, la “previsibilidad” que brinda el FMI, el alineamiento a la política exterior nortemericana y la confrontación con la Venezuela de Maduro. Cambiemos sigue apostando en campaña a la polarización entre Democracia/Dictadura, Futuro/Pasado, Buenos/Corruptos, entro Obra Pública/Relato, por nombrar algunas de las principales dicotomías y consignas.

Los “indecisos” son la principal disputa política, y tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio se dan distintas estrategia para ello. En este sentido, es necesario agregar que la figura de Alberto Fernández es una novedad y por lo tanto, salen a la luz todas las limitaciones de conformar un nuevo frente político. Eso repercute en la heterogeneidad discursiva e ideológica, una mixtura dispersa entre complementariedad y desencuentros al interior del espacio, y explica, en parte, la reciente acusación de Guillermo Nielsen a Axel Kicillof de “ignorante” y “marxista”, como caso testigo. Esto se puede plantear, a grandes rasgos, de dos maneras. La primera, a partir de la amplitud y heterogeneidad de dirigentes peronistas de gran trayectoria política, como también de diversos equipos económicos y técnicos; y la segunda, el modo en que dicha amplitud y diversidad de trayectorias repercuten en el bajo nivel de profesionalización de la comunicación política del Frente de Todos.

*Analista político. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (FSOC-UBA).