Espert en modo víctima: dijo estar “roto”, pero “fuerte” para continuar con su candidatura
El candidato libertario se quebró al hablar de lo que está atravesando por las denuncias por su vínculo estrecho con el empresario narco, Fred Machado.
El candidato libertario José Luis Espert se convirtió en uno de los protagonistas de un escándalo político que combina acusaciones por vínculos con un empresario procesado por lavado de activos y narcotráfico, buscó victimizarse y dijo sentir “angustia”. Además, reafirmó su continuidad en la carrera electoral. El episodio se desencadenó a partir de la aparición de su nombre en documentos y testimonios vinculados a Fred Machado, un empresario investigado por la Justicia de Estados Unidos y procesado en Argentina, lo que generó un fuerte sacudón en el escenario político y mediático.
Durante una entrevista radial reciente con un periodista cercano a la Casa Rosada, Espert se quebró en llanto y describió su situación personal como “muy angustiante” y “rota”. Señaló que el impacto no es sólo público, sino también familiar: mencionó a sus hijos, su esposa y hermanos, y afirmó que lo ocurrido ha sido “terrible” para su entorno personal. A la vez, lanzó acusaciones contra el dirigente social Juan Grabois y contra “la política” en términos generales, responsabilizándolos por la difusión y el uso político de su nombre.
Sobre su candidatura, dijo que "lo que esta en juego es muy grande. No podemos entregarle la ultima oportunidad que tenemos de ser un país razonable a estos hijos de puta, de los kirchneristas. Por un lado, mentalmente con todo, yo adentro roto. Por el estrago que este hijo de puta de (Juan) Grabois ha hecho con mi nombre", señaló, al referirse a uno de sus denunciantes en la Justicia federal de San Isidro.
El origen del cuestionamiento apunta a supuestos lazos profesionales entre Espert y Machado. El candidato explicó que en 2019 firmó un contrato con Machado vinculado a la “reestructuración” de la deuda de Minas del Pueblo S.A., una de las sociedades que las autoridades judiciales de Texas identificaron en una investigación sobre lavado de activos. Según Espert, el vínculo fue de naturaleza profesional: un contrato de trabajo relacionado con una tarea de reestructuración financiera y no una participación en actividades ilícitas.
Frente a la gravedad de las acusaciones y al impacto mediático, Espert también se reunió con el presidente Javier Milei en la residencia de Olivos. Luego del encuentro, Milei ratificó a Espert como cabeza de lista de diputados por la provincia de Buenos Aires, y el propio candidato anunció que “de ninguna manera” piensa bajar su postulación. Esa decisión subraya el intento de sostener una estrategia política de continuidad pese al ruido público y las presiones derivadas del escándalo.
El caso reúne varias dimensiones que conviene señalar para comprender su alcance: por un lado, la investigación judicial internacional contra Machado que incluye presuntas maniobras de lavado de activos y vínculos con el narcotráfico; por otro, el uso político del escándalo en un contexto electoral polarizado; y, finalmente, la tensión entre las defensas personales y las indagaciones judiciales.
En términos jurídicos, la presencia del nombre de Espert en documentos o contratos asociados a una empresa apuntada por la Justicia no implica en sí misma una condena. La investigación debe demostrar participación consciente en delitos o conocimiento de actividades ilícitas. Espert afirma que su relación fue contractual y profesional, y que el pago que recibió correspondió a servicios de reestructuración de deuda. Ese tipo de explicaciones suelen ser objeto de prueba y verificación por parte de la justicia y de pericias contables y financieras.
En lo político, la situación plantea riesgos y oportunidades para distintos actores. Para Espert, el desafío es superar el impacto reputacional y convertir la defensa en una narrativa creíble ante votantes y aliados. Para Milei y su espacio, la ratificación de Espert como candidato indica la intención de evitar fracturas internas y de mantener una lista competitiva, aun cuando el costo en imagen pública puede ser alto. Para la oposición y actores políticos adversarios, el caso ofrece piezas para la crítica y la presión mediática.
También hay una dimensión social y mediática: la exposición pública de escándalos vinculados a delitos complejos —lavado de dinero y narcotráfico— tiende a generar reacciones emocionales intensas, como las que mostró Espert en la entrevista. La combinación de filtraciones, investigaciones judiciales en el exterior y especulación periodística alimenta un contexto donde la verdad judicial puede tardar en aparecer mientras las consecuencias políticas son inmediatas.
En síntesis, el episodio alrededor de José Luis Espert y su vinculación con Fred Machado presenta un entramado de investigación judicial, estrategias de defensa política y efectos personales y mediáticos. La eventual claridad sobre responsabilidades penales dependerá del avance de las averiguaciones y de la capacidad de las partes para aportar pruebas y testimonios que confirmen o descarten las sospechas. En lo inmediato, la escena política continúa marcada por la tensión entre la ratificación de candidaturas y la gestión del daño reputacional en un año electoral cargado de confrontaciones.