El 21 de agosto pasado, Raúl Canzonetta, jubilado de 76 años, sufrió una descompensación que lo dejó internado. Su hijo, el periodista Matías Canzonetta, lo acompañó desde ese jueves hasta el día de su fallecimiento y luchó sin éxito contra las trabas, la insensibilidad y el ajuste en salud. En diálogo con Diagonales Stream, el reportero contó los dolorosos detalles de la tragedia: la falta de respuesta, las demoras y las increíbles explicaciones de las autoridades de PAMI, que le dijeron que "estaba alterado". Y el signo de esta historia: el marcapasos que le prometieron y nunca llegó. Crónica de una muerte evitable.

"Jubilado, 76 años, sin antecedentes previos o complicaciones de salud", comenzó su crudo relato Matías Canzonetta. Los médicos de guardia del Hospital Interzonal de Agudos de Junín recibieron a su papá aquel jueves y lo derivaron a terapia de inmediato por episodios de insuficiencia respiratoria. Allí le colocaron un marcapasos provisorio, "que a veces no termina funcionando", y lograron estabilizarlo. Pero no era definitivo: Raúl necesitaba un marcapasos adecuado para seguir con vida. Entonces comenzó la epopeya.

X de Diagonales

El viernes 22 de agosto por la mañana yo ya tenía en mi poder los papeles y la receta que me había dado el hospital para ir a PAMI a pedir el marcapasos que le iba a dar vida a mi viejo. Me presenté e hice el pedido de ese marcapasos, uno específico por la patología que tenía mi viejo. En el transcurso del día, casi finalizando el viernes, nos avisaron que no había back up de ese tipo de marcapasos en Junín, que es algo increíble que ocurra en una ciudad de 100 mil habitantes. Antes no sobraba pero había, y conforme se usaban se iba llenando el ‘roperito’ de marcapasos para seguir salvando vidas. Estamos en 2025 y no es un insumo ni tan complejo ni tan costoso. Es una cuestión de falta de previsión.

Llegaron el sábado y el domingo. Sábados y domingos PAMI no atiende, los 0800 no andaban, tratamos de llegar a los teléfonos de funcionarios y movimos cielo y tierra con familia y amigos que me ayudaron hasta el último minuto… Lo que conseguimos fue un marcapasos de una persona que falleció, pero no se podía volver a colocar. Mientras tanto, nadie nos atendía y las oficinas de PAMI estaban cerradas.

El día lunes por la mañana, el equipo de cardio del hospital de Junín veía que no había una respuesta de PAMI y ese marcapasos no estaba, así que con desesperación fue con un plan B y me recetó otro marcapasos. Volví a hacer los trámites: pedir el marcapasos, ir a PAMI, cargar toda la burocracia cuando mi papá literalmente se estaba muriendo. Y logré armar una reunión con las autoridades de PAMI Junín.

Las autoridades fueron muy poco sensibles ante la realidad y la desesperación de la situación. Ya había pasado todo el viernes, todo el sábado, todo el domingo y casi la mitad del lunes. Tuvieron un muy mal trato, me dijeron que hacían todo lo que podían; de hecho, me dijeron: ‘seguro estás un poco alterado por ver a tu papá en esa situación, con cables, enchufado’. Me contuve, mantuve la calma y el respeto, pero es muy difícil sostener una charla así con esa clase de funcionarios. Y me fui de PAMI.

A la hora me llamaron para decirme que habían aprobado el retiro de un marcapasos en una sede de Mataderos. Yo estoy a 250 kilómetros, y como afiliado uno tampoco tiene que ir a buscar el insumo, pero ante la desesperación les pedí que me manden a buscar el marcapasos donde sea, que a cualquier parte del país yo iba. Me habilitaron para ir a buscarlo el día martes 26 a las 9 de la mañana ya que me apuré, me moví y me alteré, porque sino el marcapasos llegaba por correo al otro viernes, una semana después. Tardaba tres, cuatro o cinco días. Es una locura con un paciente que se está muriendo.

Ese día pude ver a mi viejo, pudimos hablar. Le mentí, le dije: ‘che, viejo, ya tenemos el marcapasos, quedate tranquilo. Te van a operar y en dos o tres días te vas a ir a casa’. Íbamos a salir para Buenos Aires con un grupo de amigos a las 2 de la mañana… Y a la 1 de la mañana del martes 26 sonó ese teléfono que nos avisaba que mi viejo falleció, con ese silencio de terapia de hospital que es tan gráfico cuando uno levanta el tubo que se imagina todo lo que puede venir.

Hay muchos Raúl en la Argentina. Yo lo vivo a diario. Las autoridades de PAMI me dijeron que hacían lo que estaba a su alcance, que estos son los tiempos que hay, que no hay otros: ‘mirá, tarda esto, tarda cuatro días, esto es así, esto funciona así’. Seguramente cuando llegue el informe de PAMI Junín a PAMI Central dirá ‘te gastamos cinco operaciones menos’, pero seguramente hay cinco personas más en los cementerios.