“Hay actores muy importantes en toda esta dinámica que contribuyeron sensiblemente a que la crisis no toque fondo y van a seguir siéndolo de aquí a diciembre y después también. Son los gobiernos locales y las organizaciones políticas y sociales”, asegura la economista y diputada Fernanda Vallejos. En conversación con Diagonales, destaca el trabajo de los intendentes, en particular en la provincia de Buenos Aires, que a través de modificaciones de partidas buscan atender la situación social más urgente: el hambre. “Es increíble que en 2019 estemos discutiendo hambre en la Argentina”, insistió Vallejos. La diputada por la provincia de Buenos Aires (Frente de Todxs) sostuvo que la crisis de deuda a la que llevó el Gobierno al país es una situación “inédita”, en que se defaulteó una deuda nominada en pesos.

¿Estamos en default?

-Por lo menos parcialmente en default. El gobierno decidió una situación inédita: defaultear títulos nominados nuestra propia moneda. No se había producido jamás y, además, generó dificultades en el sector privado, en personas físicas y en las provincias, que contaban con el cobro de esos recursos para para pagar gastos corrientes o regulares. Eran con los que se administraban muchas empresas para hacer frente a operaciones habituales y que están teniendo dificultades para cumplir con sus pagos de situaciones urgentes, como los salarios. El efecto dominó de defaultear bonos de corto plazo generó dificultades colaterales ahora y al próximo gobierno que asuma el 10 de diciembre, porque los compromisos que debieron haberse pagado este año se ven transferidos en este canje forzoso al año próximo. Todo esto agrega una dosis extra de complejidad a una situación ya preocupante y grave.

"El gobierno decidió una situación inédita: defaultear títulos nominados nuestra propia moneda".

¿Y podría haber default en dólares?

-La única vía genuina de divisas son las exportaciones, las que estuvieron prácticamente estancadas durante todo el período de Macri, mientras la demanda de dólares se expandía a niveles fenomenales. Esto generó un enorme déficit externo de dólares, persistentes, consistente y estructural, que terminó en esta situación de endeudamiento externo que nos deja al país en una situación muy difícil. Otro desafío que tiene el próximo gobierno: equilibrar la oferta y la demanda de dólares.

En los últimos días se armó un debate en torno una posición más heterodoxa en el manejo monetario, con críticas de los sectores más conservadores. ¿No hay margen para ser heterodoxo?  

-Salieron con pensamientos muy dogmáticos. Incluso cuando hay posiciones muy duras de un lado o del otro, está bueno que medien los argumentos, pero solo descalificaron. Eso deja en evidencia el ruido que le genera al mainstream económica las nuevas ideas. De todos modos, sinceramente no creo que la sociedad esté pensando, ni tendría porque estarlo, sobre los instrumentos específicos para resolver los enormes problemas por los que está atravesada. Lo que la sociedad está esperando son soluciones de la política a los problemas que hoy tiene. El hambre que se ha vuelto a instalar en la Argentina, al igual que la desocupación, el aumento de la pobreza, la indigencia, la desigualdad, el cierre de fábricas, de comercios, las jubilaciones que no alcanzan, la imposibilidad de acceder a los remedios, de pagar los servicios básicos. La gente lo que espera es que la política y el próximo gobierno que asuma a partir el 10 de diciembre responda a sus problemas.

"Lo que la sociedad está esperando son soluciones de la política a los problemas que hoy tiene".

El Fondo Monetario es un limitante a la autarquía de instrumentos.

-Cuando llegó Néstor Kirchner, en un momento muy complejo, llevó adelante un conjunto de políticas en lo que fue su modelo económico, que no fueron precisamente ortodoxas. Si queremos, hubo una dosis importante de pragmatismo, que combino heterodoxa con la decisión política para darle respuesta a la sociedad y encontrar las soluciones a los graves problemas económicos que atravesaba el país en ese momento. Me parece que esta es una instancia en nuestra historia que nos obliga a lo mismo.

¿Estamos peor que en 2001?

-En algunas cuestiones creo que es peor. En lo estrictamente económico puedo destacar esta aberración de acuerdo que se firmó con el FMI. Es un punto largamente peor que el que teníamos en 2003. Cuando Kirchner cancela con el Fondo, la deuda no llegaba a 10 mil millones y hoy estamos hablando de un acuerdo entre Macri y Lagarde de casi 60 mil millones y ya se desembolsaron casi 50 mil millones. Además, los vencimientos que había en ese momento, durante los primeros años de gestión de Néstor eran más pequeños, de 500 o 1000 millones. Hoy estamos hablando de un préstamo histórica en cuanto volumen pero además con un plazo de repago muy corto que lo vuelve insostenible.

 "Cuando Kirchner cancela con el Fondo, la deuda no llegaba a 10 mil millones y hoy estamos hablando de un acuerdo entre Macri y Lagarde de casi 60 mil millones".

¿Y el famoso viento de cola?

-El contexto internacional también es otro. La propia OMC y los que se dedican a proyectar la evolución del comercio exterior dan siempre desaceleración o  caída . Es un momento complejo internacional que no es demasiado esperanzador. Exige mayores esfuerzos del país, porque los términos de intercambio para países como la Argentina empeoraron respecto de aquel momento.

¿En algo estamos mejor?

-En términos políticos estamos muchísimo mejor. Es imposible no recordar el 2001 y en aquel momento la sociedad respondió (con “que se vayan todos”) por no había un horizonte de salida política. No había alternativa que le permitiera a la sociedad organizarse para ofrecer un destino diferente. Hoy hay una alternativa política y un frente muy potente, que quedó cristalizado en las elecciones de agosto y se va a ratificar en octubre. En un momento de crisis como estamos viviendo, poder tener esperanza en el futuro es una enorme mejora para la sociedad y para cada uno de nosotros y nosotras.

Se aprobó la emergencia alimentaria. ¿Qué más hacer hasta diciembre?

-Lo de la emergencia era impostergable. Había 14 millones de argentinos en julio que no podían asegurar su alimentación en calidad y cantidad. Con la devaluación de agosto, esa cifra seguramente subió mucho en las últimas semanas. La verdad es que deja un sabor amargo que en 2019 se esté discutiendo el hambre en la Argentina. Estamos volviendo a empezar. Por suerte, hay actores muy importantes en toda esta dinámica que contribuyeron sensiblemente a que la crisis no toque fondo y van a seguir siéndolo de aquí a diciembre y después también. Son los gobiernos locales y las organizaciones políticas y sociales. Son el gran amortiguador de la crisis que hay permitido que los argentinos en medio de este enorme desastre macroeconómico que generó este gobierno hayan podido sobrevivir en el medio de todo esto.

"Hay actores muy importantes en toda esta dinámica que contribuyeron sensiblemente a que la crisis no toque fondo y van a seguir siéndolo de aquí a diciembre y después también".

¿Cuándo habla de actores políticos se refiere a las intendencias?

-Sí. Por ejemplo, se acaba de anunciar un bono excepcional que estaba dando el municipio de La Matanza para sus trabajadores. Y otros municipios están haciendo lo mismo. Vienen trabajando dentro de los gobiernos provinciales con las dificultares que enfrentan esas administraciones. Otro ejemplo, los municipios han reorientado gran cantidad de partidas presupuestarias para obras de infraestructura con el objetivo de atender la situación social, que es lo más urgente; que a los habitantes no les falte la comida o el abrigo. Incluso para reforzar la cuestión de la seguridad, muchos municipios están garantizando el equipamiento o la nafta de los patrulleros de las fuerzas de seguridad. De todos lados, salen a atender la situación y sin lugar a dudas, sin ellos hubiese sido mucho peor el efecto de lo que hace el gobierno nacional y provincial.