Alberto Fernández comenzó su discurso una hora más tarde de lo previsto. El acto por el 48º aniversario de la muerte de Perón, que tuvo sus idas y vueltas casi hasta último momento, amagó con una flaca convocatoria hasta minutos antes de que el Presidente llegara a la sede de la CGT. Inicialmente convocado para las 17:30, pasadas las 18 horas todavía el salón Felipe Vallese se encontraba ocupado en un 20%, que lo mismo que decir que estaba vacío. La llegada tardía de varios referentes del oficialismo hizo especular a todos quienes estaban pendientes del primero de los dos actos fuertes del fin de semana con la posibilidad de que terminara siendo un bochorno.

Los primeros en dar el presente fueron algunos de los hombres en los que más se apoya hoy Alberto Fernández, como Héctor Daer y Carlos Acuña, anfirtriones de la CGT, y Luís D´Elía en representación de los Movimientos sociales. Más tarde fueron dirigentes de las distintas tribus del FDT, en lo que terminó siendo una convocatoria aceptable desde lo político luego de una semana de pura especulación.

Figuras como Axel Kicillof o Wado De Pedro llevaron la presencia del kirchnerismo en una especie de tarea mediadora considerando el acto que encabezará mañana la Vicepresidenta. El gabibinete de Ministros tuvo una alta asistencia al evento, con la presencia de Juan Manzur, Martín Guzmán, Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta, Aníbal Fernández, Matías Lamens, Santiago Cafiero y Juan Cabandié. Otros funcionarios y legisladores cercanos al Presidnete también dieron el presente, como Agustín Rossi y Victoria Tolosa Paz. Fernando Espinoza llevó la asistencia de los Intendentes, y junto a Kicillof estuvieron otros Gobernadores como Jorge Capitanich, Ricardo Quintela y Raúl Jalil.

Por parte del sindicalismo, luego de las idas y vueltas de la semana en la que otroa “gordos” le reclamaron a Daer haberse cortado sólo en la organización del evento con Fernández, terminaron dando el presente con sus referentes Sanidad, la UOCRA, SUTEP, la UOM, UPCAN, Obras Sanitarias, y la UDA entre otros. Por su parte, los principales referentes de los movimientos sociales que bancan al Presidente estuvieron en el acto, Emilio Pérsico y el Chino Navarro por el Movimiento Evita, y Daniel Menéndez por Barrios de Pie.

Para el difícil momento político que vive el Presidente en cuanto a su capacidad de conducir políticamente el gobierno en medio de la interna con CFK, aprobar el ítem convocatoria no era un dato menor. Pasadas las 18:15, cuando llegó a la sede de Azopardo de la CGT, una flaca columna de militantes lo esperaba contenida por las vallas contra la vereda opuesta a la entrada. Para un costado se ubicaron los movimientos sociales, con gran mayoría en presencia del Movimiento Evita y algunas banderas de Pueblo Único y la CTD Aníbal Verón. Del otro lado el sindicalismo, con banderas de la UOCRA, SUTEP, Alimentación y el debut de ParTe, el Partido del Trabajo y la Equidad que fundó Alberto Fernández en 2012 y recientemente fue reconocido por la justicia electoral bonaerense. Con esa herramienta el Presidente pretende meterse en la discusión en la el territorio que hoy dominan CFK y Axel Kicillof.

Tweet de Partido Justicialista

El discurso arrancó pasadas las 18:45, luego de que minutos antes trascendiera una foto de Fernández en el cuarto piso del edificio reunido con sindicalistas y referentes del oficialismo. Único orador, el Presidente estuvo acompañado en el estrado por Héctor Daer a su derecha, Carlos Acuña a su izquierda, y Daniela Merino y José Luís Rodríguez por la Juventud Sindical.

Fernández comenzó sus palabras expresando que Perón “fue un hombre inmenso, de esos que nacen una vez” y que “significó un antes y un después para la historia argentina”, idea que repetiría en varios tramos de su alocución. Luego recordó que el día de su muerte llovía como hoy, y que él se, que por ese entonces militaba en la UES, se enteró de la noticia escuchando en su casa la cadena nacional de Isabel perón al regresar del colegio. “Fue conmocionante” expresó.

Luego de repasar las conquistas del primer peronismo que hoy “son algo lógico”, llegaron los dos primeros aplausos de la tarde cuando Fernández recordó a Evita y a Ramón Carrillo en su acompañamiento a la tarea de Perón. “Como siempre  pasa, darles derechos a los sectores populares lastima a los poderosos, y fueron impiadosos” siguió con su recorrido histórico el Presidente, en el que repasó el bombardeo a Plaza de Mayo, el golpe de la fusiladora y sus asesinatos, el exilio y la proscripción, para llegar así al primer momento picante de su discurso.

Fue cuando llegó a la narración de la vuelta de Perón a la Argentina y su llegada a la presidencia tras la renuncia de Cámpora. Allí, recordó que “era un Perón que lo único que quería era construir otra patria en otras circunstancias, él mismo se llamaba un león herbívoro, se dio cuenta que había que terminar con las divisiones en Argentina” afirmó el Presidente, que utilizó la figura histórica del líder del justicialismo para enviar un mensaje a la interna oficialista en el presente: “nos estaba dejando una mensaje claro de unidad que hacía falta. No podemos estar divididos en dos bandos, y lo hizo, lo practicó”.

En esa misma línea, Fernández continuó citando al General, y la frase que eligió no fue inocua: “Jamás en la conducción política hay que olvidar a nadie, hay que persuadir a todo al que se pueda”. Y allí llegaron los dardos más venenosos de la jornada, con destino directo e indisimulado a CFK: “El poder no pasa por ver quién tiene la lapicera sino quien tiene la capacidad de convencer”, soltó Fernández, para luego complementar su idea afirmando que “convencer es una terea mucho más ardua, pero mucho más segura. “Perón convenció y nunca necesitó de una lapicera”.

El Presidente siguió escudándose en la trayectoria de Perón para intentar discutir desde allí algunas de las críticas que le llueven a diario desde el kirchnerismo. Rescató la cualidad del líder del histórico de ser un pragmático, “que no significa ser un hombre sin valores”. Para justificar esa idea y responder a quienes lo tildas de posibilista, recordó “¿por qué nos enseñó la tercera posición? Porque siempre se escapó a los dogmas, compañeros... supo que había que usar todas las herramientas”.

Fernández no escapó a la polémica desatada por CFK en relación a los planes sociales. Apoyado fundamentalmente hoy en día en el Movimiento Evita, cuyos referentes no pararon de salir a cruzar a la Vicepresidenta y a sus soldados desde su último discurso, el Presidente afirmó que hay que “reconocer que hay una economía naciente, no reconocida, la economía popular y que tenemos que darle vida, sino la vamos a dejar al margen” Y continuó “no es una discusión de planes sociales, es una realidad” para complementar expresando que el nuevo mundo digital está trayendo nuevas crisis y que “abrazar a los que quedan afuera es reconocerlos como los actores sociales que son”. Un fragmento de su discurso que pareciera haber sido escrito por la propia dirigencia del Evita, en tanto reflejó exactamente la discusión que el movimiento social viene manteniendo con el kirchnerismo.

Luego el Presidente hizo un breve repaso por lo que se podrían considerar los logros de su gestión. Se remontó a la pandemia y recordó que “nos dejaron un sistema de salud desbaratado y tuvimos que trabajar para darles cobertura a todos.  Ningún  argentino dejó de tener atención médica cuando se enfermó”. Citó la desigualdad mundial por las vacunas y manifestó que fue al G7 “para llevar la voz del sur” y pedir que paren la guerra. Volvió a insistir en el contexto de crecimiento y desempleo, a pesar de que “no ha tocado el tiempo más difícil de la humanidad” y que el que viene “tampoco es el mejor de los tiempos”.

Fernández terminó su discurso recordando una idea de Perón: “La misión del que gobierna un país es muy simple, hacer la felicidad del pueblo y labrar la grandeza futura de la nación”, para elevar su voz afirmando que “Acá no necesito más sacrificios, lo que necesito es vida y hacer feliz al pueblo argentino”. Para ello pidió sembrar esperanza frente a las voces que a diario buscan instalar el desánimo, y cerró sus palabras pidiendo “un fuerte aplauso para Perón  y viva la patria”.

Sin dejar demasiado, Fernández pasó sin mucha pena ni gloria una instancia que durante la semana pareció que se le complicaba. Envió sus mensajes a la interna, que seguramente habrán sido tomados en la otra orilla del oficialismo y serán respondidos mañana por CFK. En medio de la crisis de un país, el Gobierno sigue hablándose a sí mismo.