En medio de la crisis mundial por la pandemia de coronavirus, Alberto Fernández reaparece en el escenario regional latinoamericano con la participación de la cumbre del Mercosur. El Presidente argentino debutó en el encuentro virtual y apuesta a la unidad y colaboración conjunta. De esa manera, busca aliviar las tensiones en un marco continental complicado, en especial con el mandatario brasilero, Jair Bolsonaro, hoy convertido en una de las figuras más preocupantes del escenario político sudamericano.

Los convoco a asumir el desafío de debatir y trabajar para ver cómo construimos un mundo más equilibrado y cómo empezamos desde aquí a poner fin a la desigualdad social que lastima día a día a América Latina”, dijo Fernández en su intervención en la cumbre y agregó: América latina está llamada a ser una reunión única e integrada”.

En el encuentro se hicieron presentes mandatarios como el de Uruguay, Luis Lacalle Pou; y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, con quienes también Fernández supo encabezar fuertes discrepancias.

En ese aspecto, el mandatario argentino remarcó: Estoy aquí para que nos unamos y trabajemos más juntos que nunca porque la historia nos ha puesto el desafío de gobernar nuestros países en un tiempo de mucha enfermedad y desigualdad, pero también nos da una oportunidad de construir algo diferente. Tenemos que estar más unidos que nunca”.

Ayer, los cancilleres de los países integrantes del bloque defendieron durante una reunión previa a la cumbre de hoy, la necesidad de una mayor integración para enfrentar la crisis mundial desatada por la pandemia, apuesta que es defendida por el resto de cancilleres participantes del encuentro.

El referente argentino, Felipe Solá, se expresó sobre el panorama y dijo: “La unidad pasa a ser un tema necesario en el Mercosur en este momento. Integrar no necesariamente es ver el mundo de la misma manera. Tenemos diferencias y gobiernos cambiantes pero lo que queda es el Mercosur como política de Estado”.

Las palabras de Solá enviaron una anticipación a lo que podría ser un intercambio de grandes diferencias entre los distintos presidentes de la región. “Estos son tiempos en que debemos superar prejuicios, la historia política de cada uno o el ideario de cada uno. No es fácil. Esto nos puede llevar a disputas. Cualquier cosa será mejor que ocultar las diferencias o dejarlas de lado. Pero –aclaró- los pueblos no quieren ningún tipo de pelea”, agregó Solá.