Una figura misteriosa y que, al parecer, lo seguirá siendo hasta el último día que oficialmente sea funcionario de Javier Milei. Con un perfil bajísimo, el desafío de gestionar una de las áreas que el Presidente se había cansado de repetir en la campaña que iba a desfinanciar y una crisis interna que duró un mes, Guillermo Ferraro se quedó sin ministerio.

Asi lo anunció el Gobierno en el Boletín Oficial, argumentando que “por razones de gestión resulta necesario suprimir el Ministerio de Infraestructura”. La estructura del Gabinete Nacional funcionará en torno a los ocho ministerios restantes: Economía, Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Capital Humano, Interior, Salud, Defensa, Seguridad y Justicia.

Informan que “los compromisos y obligaciones asumidos por el Ministerio de Infraestructura estarán a cargo del Ministerio de Economía”. Se transfieren “los créditos presupuestarios, unidades organizativas, bienes, personal con sus cargos y dotaciones vigentes a la fecha, hasta tanto se apruebe la estructura organizativa” del ahora superministerio de Economía Luis “Toto” Caputo.  

En el comunicado oficial buscan quitarle trascendencia a esta medida, que ya se venía tejiendo informalmente: “Toto viene trabajando desde hace varias semanas con toda la estructura, el proceso ya arrancó. Esto es una oficialización, nada más”.

Con esta confirmación, Caputo se quedó con áreas sensibles y que sufren los efectos de la la “motosierra”: la Secretaria de Vivienda y Hábitat, dirigida por Héctor Lostri; la de Transporte, encabezada por Franco Mogetta; y, la de Obras Públicas, con Luis Giovine a la cabeza.

“El Messi de las finanzas” ya había incorporado a la Secretaría de Energía, que maneja Eduardo Rodríguez Chirillo, y Minería, que aún sigue acéfala, tras la salida de Flavia Royon, que fue eyectada tras el fracaso de la “Ley Ómnibus” en el Congreso.  

Hay algunas empresas que no quedan para Caputo, sino en la órbita del jefe de Gabinete Nicolas Posse, a la espera de una futura privatización: Corredores Viales, Agua y Saneamientos SA (AySA) y la Administración General de Puertos (AGP).  

Posse, otro empoderado, además se fortalece con otras áreas importantes, englobadas en la Secretaría de Comunicaciones y Conectividad que dirige, por ahora, Ignacio Congolani: quedan para él las de telecomunicaciones, servicios de comunicación audiovisual, desarrollo satelital y servicios postales.

El futuro de Ferraro sigue siendo un misterio, aun no renunció. Se lo apuntaba como quien difundió a la prensa que Milei dejaría a los gobernadores “sin un peso”, prometiendo una fuerte reducción de los fondos que Nación le giraría a las provincias si el megapaquete de reformas no resultaba aprobado, cosa que no sucedió.

La tensión entre Ferraro y Posse había llegado hasta un límite insoportable y esta fue la excusa para sacar al ex consultor de la multinacional de asesoramiento financiero KPMG del Gobierno.

Desde la asunción de Milei en diciembre, Posse había marcado la cancha y le había puesto a Ferraro a Mauricio González Botto a cargo de la Secretaría de Empresas y Sociedades del Estado, un tecnócrata de nula experiencia en la gestión pública pero de extrema confianza de Posse. González Botto fue designado con la tarea de revisar y reestructurar las compañías públicas.

Esta fue solo la punta del iceberg de una relación hecha trizas desde su inicio entre Ferraro y Posse, que llegó hasta el propio Milei.