Tras los avances firmes en el nuevo swap de 20.000 millones de dólares con los Estados Unidos, que le garantizará al Gobierno Nacional un ingreso fresco de reservas mientras atraviesa el momento más delicado de su crisis política y económica, el Secretario del Tesoro norteamericano Scott Bessent lanzó una confesión tan fuerte como inesperada: reveló que "el plan" es "ayudar a Javier Milei a llegar a las elecciones" de medio término dentro de cuatro semanas.

Solapadamente admitiendo que el crédito es exclusivamente electoral y que existía un riesgo real de que el Gobierno "no llegue" a octubre, el funcionario de la gestión de Donald Trump contó sin tapujos que “el plan es que mientras el Presidente Milei continúe con sus fuertes políticas económicas nosotros podamos ayudarlo a llegar a las elecciones”. Las declaraciones, emitidas a la cadena Fox este miércoles, provienen de nada menos que el artífice de los acuerdos que le permitieron al líder libertario y al ministro Luis "Toto" Caputo negociar la nueva toma de deuda.

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"Llamo a esto ‘las pantallas moviéndose a las calles’. No vamos a dejar que un desequilibrio en el mercado provoque un problema en sus reformas económicas estructurales", agregó a continuación Bessent, consciente de las turbulencias que atraviesa la Argentina tanto en materia política -por la derrota del oficialismo en las elecciones bonaerenses y los escándalos de corrupción que salpican al Gobierno- como económica -tras la disparada descontrolada del dólar, la quema de reservas y la suba del riesgo país-.

Luego insistió: "No creo que el mercado haya perdido la confianza en él, creo que el mercado está mirando por el espejo retrovisor a las décadas y los siglos de terribles gestiones argentinas. La gente está preocupada, la gente está asustada; es muy difícil creer que será diferente esta vez, pero creo que con el Presidente Milei lo es, lo es". El discurso despierta sospechas sobre lo que verdaderamente estaba en juego con este crédito de US$20.000 millones otorgado por el Tesoro estadounidense: un salvataje electoral para mantener con vida a la gestión libertaria.