Se cumple un año de la recordada declaración de “guerra contra la inflación”, anunciada el 15 de marzo de 2022 por un Alberto Fernández que, por ese entonces, apostaba a reordenar la economía nacional que ya empezaba a mostrar sus fuertes tensiones. El tono grandilocuente del anuncio del jefe de Estado tuvo su contraste extremo con la evolución de la inflación que derivó, un año después, se ubica en un 102% de acumulación interanual.

“Yo les prometo que va a empezar otra guerra (en alusión al reciente estallido del conflicto ruso-ucraniano), la guerra contra la inflación en Argentina. Vamos a terminar con los especuladores y vamos a poner las cosas en orden”, indicó Fernández en aquel entonces, con la cartera de Economía de la Nación todavía en manos de Martín Guzmán. Si bien el anuncio buscó llevar confianza a la opinión pública, la particular declaración de guerra generó reacciones de escepticismo generalizadas.

Cabe recordar que, hasta el momento del anuncio, la inflación registrada en febrero de 2022 había sido del 4,7% con una acumulación interanual de poco más del 52%. Puesto en perspectiva, la “guerra” no tuvo el resultado esperado, si se contempla una actualidad donde la inflación de febrero de este año estuvo por encima del 6% y la acumulación interanual está en el 102,5%.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) fue en el ámbito de los alimentos y bebidas no alcohólicas (7,5%) donde se registró el mayor aumento del mes a nivel nacional, además de ser la de mayor incidencia en todas las regiones: en el promedio, aportó más de 2 puntos porcentuales a la suba del nivel general. En segundo lugar, el sector transporte fue el más afectado por las subas, con una fuerte implicancia de los combustibles.

En ese sentido, en el transcurso del último año, la mentada “guerra” también dejó sus bajas y desencadenó fuertes consecuencias a nivel político. La más visible sin dudas fue la serie de recambios en el ministerio de Economía, donde la conflictiva renuncia de Martín Guzmán -en medio de una fuerte interna en el Frente de Todos- fue continuada por la ubicación de Silvina Batakis, cuya gestión duró apenas dos semanas. Al revuelo por la renuncia de Batakis prosiguió la llegada de Sergio Massa, quien fue ungido como “superministro” no sólo de Economía, sino también de Agroindustria y Producción.

Mientras tanto, con la negociación con el FMI como tarea permanente, el curso de la inflación mostró leves modificaciones, aunque nunca terminó de mostrar una señal de freno a los incrementos. Esta tendencia motivó la implementación en los últimos meses de toda una batería de paliativos a corto y mediano plazo para el bolsillo, tales como los programas de Precios Justos, programas de descuento en carnes y otros productos, entre otras medidas.