Las intervenciones de los diputados del PRO Waldo Wolff y Fernando Iglesias dominaron ayer el debate interno del bloque de Juntos por el Cambio. La principal bancada opositora debía fijar postura sobre qué posición asumir ante el tratamiento de la primera normativa enviada por el recién asumido Poder Ejecutivo, la denominada Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública. En principio, los legisladores macristas se habían comprometido a facilitar el quorum parlamentario. Es más, la participación ayer por la tarde de los gobernadores radicales en la foto que compartieron el presidente y los líderes de todos los distritos provinciales hizo suponer en la Casa Rosada una predisposición colaborativa. Pero todo cambio de forma repentina. El estado de sorpresa también alcanzo al diputado y ex gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo, parte del ala más dialoguista, que se anotició ayer a la noche del giro decidido por sus compañeros cuando participaba de un programa en el canal La Nación +. Cornejo se enteró en vivo de la drástica decisión cuando uno de los columnistas del ciclo televisivo leyó a la audiencia el duro comunicado de prensa firmado por el jefe del interbloque, su correligionario cordobés Mario Negri.

El estado de guerra parlamentario planteado por el macrismo concita una situación inédita en el Congreso: la falta de quorum imposibilita la asunción de los legisladores nacionales del Frente de Todos surgidos en reemplazo de los 22 dirigentes que dejan su banca en la Cámara Baja para asumir cargos en el Poder Ejecutivo. Ese grupo numeroso alcanza, por ejemplo, al ministro de Defensa Agustín Rossi o a la nueva titular del INADI Victoria Donda. En un solo movimiento Juntos por el Cambio cercena dos actos legítimos de un gobierno apenas asumido: la discusión de una normativa ómnibus que busca paliar la inestable situación económica dejada precisamente por el macrismo y, lo que es más significativo, bloquea la jura de diputados que acaban de ser elegidos en la última elección nacional.

El tono belicoso de Juntos por el Cambio esta resumido en la intervención pública hecha por la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que fue puesta como timonel del partido de color amarillo por el presidente saliente Mauricio Macri en un evidente premio a su postura intransigente con el actual oficialismo: “¡Cambiaron República por Monarquía! Pretenden delegarle al presidente toda la actividad del Congreso de la Nación. Este es el modelo de poder que vinieron a restaurar. Una democracia clausurada por la oposición. Estamos preparados para defender a la sociedad de tamaño atropello”.

Ante ese panorama cuasi destituyente la bancada oficialista liderada por Máximo Kirchner tiene decidido jugar fuerte en términos políticos. En las últimas horas trascendió la decisión del Frente de Todos de comprometer la participación en el debate de los ya citados dirigentes Rossi o Donda, o incluso del Intendente de La Matanza Fernando Espinoza, todos ellos elegidos como diputados en los últimos comicios y facultados a ser partícipes de la sesión ya que el Congreso aún no acepto su renuncia a la Cámara Baja para ocupar cargos en el Ejecutivo o municipales.

Es evidente que el fuerte tono de la confrontación legislativa, presumible en el marco de una administración con varios años de ejercicio pero impensada en el contexto de una gestión presidencial debutante, connota que el proyecto de ley toca importantes intereses económicos. El lock out legislativo de una oposición que hace gala de un supuesto republicanismo hace prever un verano caliente durante las sesiones extraordinarias. La fragante contradicción entre el discurso macrista a favor del diálogo y la concordia versus la decisión de piquetear la Cámara Baja fue interpretado de forma sucinta e inteligente por la dirigente bonaerense Juliana Di Tulio: “Repasemos: Quienes dicen que Alberto cierra el Congreso, no van a ir al Congreso a debatir un proyecto de Ley”. Curioso, ¿no?