Poco tiempo después de firmado el acuerdo para refinanciar la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional, desde el organismo sostuvieron que sería necesario "recalibrar" el entendimiento debido a la guerra que estalló en Europa del Este y que tuvo un fuerte impacto en la economía a nivel internacional, especialmente en el precio de los commodities que aumentaron considerablemente. 

En medio de las nuevas negocaciones, Martín Guzmán viajó a Washington donde en estos momentos se encuentra reunido con Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI. El ministro de Economía, los equipos técnicos de su cartera y el Banco Central vienen manteniendo reuniones diarias con funcionarios del Fondo con el objetivo de consensuar el cambio de metas del acuerdo, sobre todo aquellas vinculadas a la inflación y el déficit. 

Según trascendió, las negociaciones no son fáciles y todavía queda un trecho por recorrer para poder alcanzar un consenso sobre cuáles y cómo serán los retoques al acuerdo firmado en marzo. Guzmán confía en que las dos primeras revisiones del FMI, en mayo y septiembre, no serán un problema pero el ojo está puesto en las expectativas futuras y preocupan particularmente los índices de inflación.  

“El desafío más complejo, consistente con la historia argentina, ha sido el problema inflacionario y el contexto de la guerra en Ucrania ha intensificado las presiones”, destacó Guzmán durante reuniones bilaterales del G20 que tuvo esta semana en Washington. “Como comunidad global, necesitamos encontrar mecanismos de implementar políticas que permitan que nuestras sociedades no enfrenten un shock muy regresivo, porque si no hacemos esto, vamos a ver consecuencias duraderas, tanto a nivel social como a nivel político”, remarcó. 

Por su parte, Georgieva también expresó preocupación por el aumento en el índice de precios al consumir en Argentina, y sostuvo de forma tajante que "el gran riesgo es la inflación”. Incluso, el mismo 25 de marzo, fecha en la que se firmó el acuerdo, la titular del FMI aseguró que “los riesgos para el programa son excepcionalmente altos y los efectos secundarios de la guerra en Ucrania ya se están materializando, en este contexto, la recalibración temprana del programa, incluida la identificación y adopción de medidas apropiadas, según sea necesario, será fundamental para lograr los objetivos".