Bien podría ser el titulo de mi nuevo libro (de hecho, lo es y será presentado en estos días) o un eslogan de campaña del recientemente creado "Frente Todos". Pero en realidad es objetivo de estas líneas el profundizar y problematizar en un aspecto en el que sin dudas esta a prueba el presente y el futuro del conjunto de nuestro país, como es el lugar que habitamos. Convivimos diariamente con necesidades y desafíos, tales como alimento, trabajo, educación, seguridad u otros como pagar deudas, atender enfermedades o vivir en la actual sociedad, en definitiva, de estas cuestiones en menor o mayor nivel de cobertura dan cuenta políticos, empresarios y medios de comunicación. Pero poco se dice y se hace por el lugar en el que vivimos, sin el cual es imposible pensarse en nuestras acciones cotidianas. 

El Hábitat, "lo que habitamos", está en emergencia y nos hacemos los distraídos, miramos a otro lado, como si les pasara a otros. Cuando decimos lo que habitamos no solo hacemos mención a la casa en que vivimos, (sin dejar de reconocer que hay miles de persona en situación de calle muriendo de frío), sino también al entorno en que habitamos, ya sea del barrio, pueblo o ciudad, “…la casa común…”. Ese espacio debería garantizar acceso a servicios básicos como el agua, cloacas, energía eléctrica o gas, sino también a la infraestructura tal, como el espacio publico, escuelas u hospitales y que además debería resultarnos un lugar seguro donde andar por la calle y que no se ponga en riesgo nuestra vida. Recientemente conocimos el dato que cuenta, que en la Argentina hay 4416 villas y asentamientos, donde viven casi 5 millones de personas y ocupan una superficie de 44.000 hectáreas. Sabemos también que la Argentina es uno de los diez países mas urbanizados del planeta, con el 92% de su población viviendo en zonas urbanas, en las que casi nadie puede acceder a comprar un lote o una vivienda porque los valores del mercado distan mucho de las posibilidades que ofrece el salario, en un contexto de creciente desocupación y caída a la baja del poder adquisitivo. 

El déficit habitacional supera al tercio de la población y las cárceles superan en mas de un tercio su "capacidad" de alojar internos. Que hacemos entonces? la respuesta por la negativa nos la da este gobierno con decisiones tales como: 1) Reducción del presupuesto para vivienda social, que permitió en estos tres años finalizar apenas 30.000. 2) Desintegración del Programa PROCREAR, con la desaparición de las líneas lote y construcción, mejoras, refacción y ampliación. 3) Fomento del sistema UVA para acceso a la vivienda, que llevo a mas de 100.000 familias a un ahogo desesperante en esta línea irresponsable, atada a la inflación. 4) Dilapidación del patrimonio estatal con la venta indiscriminada de bienes del estado por parte del ABBE. 5) Eliminación de programas tales como agua mas trabajo, que permitían llevar agua potable y cloacas a los barrios mas humildes 6) Lapidación irresponsable del fondo de garantía del ANSES, entre otras medidas que destruyen los recursos, trasladándolos a unos pocos como beneficiarios de la renta financiera y la fuga de capitales.

Dicho lo que no hay que hacer, volvemos al titulo de la nota "Hábitat un desafío de todos", debería ser un llamado a la sociedad y a nuestros dirigentes a dejar de lado mezquindades, pensarnos a mediano y largo plazo en un contexto de crecimiento con inclusión social, en el marco de una construcción colectiva con recupero de derechos. Necesitamos 12.000 millones de dólares para urbanizar todas nuestras villas y asentamientos, construir anualmente 150.000 viviendas sociales en lugares dignos, y dar crédito accesible a los sectores medios, como lo hacia el PROCREAR, ahora bien, ¿Cómo se logra esto?, básicamente optimizando recursos, utilizando el ingenio, reconstruyendo la trama social y en definitiva ordenando el desorden que vino a hacer el gobierno actual, ya que no se pueden tomar decisiones políticas desde una planilla Excel y mucho menos con la gente afuera, pensando que las prioridades sean no poder dormir si por la noche hay un niño en la calle, hay un pibe que come cada dos o que para el caso uno de cada dos pibes no termina el secundario.

Cuan cíclicos son los procesos de destrucción de la trama social que las mujeres y hombres que trazan las políticas Nacionales y Populares de los distintos gobiernos Peronistas no se cansan de volver a construir.

Estamos frente a un nuevo “Contrato Social”, que se debe acordar en una gran concertación nacional, frente a un nuevo pacto que re-funde la, nunca tan actual, “Nueva actualización política y doctrinaria, para la toma del poder”, y tan profunda es la convicción que nadie va a dudar en tomar una decisión política que favorezca la justicia social, la producción y el trabajo, la igualdad de oportunidades y el asenso social de clases, principalmente las mas postergadas, golpeadas y saqueadas en los derechos fundamentales de todo argentino.

El crimen más grande es condenar a una generación completa al atraso por decidir que no es rentable la justicia social.

Claramente la justicia social es un derecho adquirido ante una injusticia no es una ecuación económica.

Luciano Scatolini. Escribano, ex Director de Desarrollo Urbano de Procrear y 

Santiago Perez. Arquitecto y Militante del Hábitat y la Justicia Social.