Javier Milei atraviesa horas de furia luego del multitudinario paro de la CGT, los reveses judiciales contra las políticas de motosierra, y la imposibilidad de lograr los acuerdos necesarios para que el Congreso apruebe la Ley Ómnibus tal y como quiere.

A este fuego en varios frentes, el Presidente se anota otra batalla: el control de la Superintendencia de Salud. Y para eso apela a un viejo conocido del mundo de las prepagas que será el encargado de fiscalizar este negocio millonario.

En el decreto 83/2024 publicado hoy en el Boletín Oficial, se anunció que el nuevo superintendente de Servicios de Salud, con carácter de Secretario de la entidad, será Gabriel Oriolo.

Gabriel Oriolo, nuevo titular de la Superintendencia de Servicios de Salud

Oriolo fue desde 1994 y hasta el año pasado director de Procesos y Sistemas de OSDE, la empresa de medicina privada que cuenta, según los primeros registros de 2024, con casi 2.200.000 afiliados en todo el país. Esto representa casi el 35 por ciento del total entre todas las empresas de prepagas.

El licenciado en Administración de Empresas se impuso por sobre Enrique Rodríguez Chiantore, de trayectoria como abogado en gestión de la Salud en la ciudad de Buenos Aires y en la Nación, y allegado a Juntos por el Cambio, en particular a la actual ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Esto significa un fuerte revés para la exministra de Trabajo de la Alianza de Fernando de la Rúa. “Me enteré por el Boletín Oficial”, aseguró el cesanteado Chiantore.

Enrique Rodríguez Chiantore junto a Patricia Bullrich

Como subsecretario de Oriolo, bajo el cargo de Gerente General de la Superintendencia de Salud, quedó Claudio Stivelman, médico especialista en medicina interna y con paso por diversas prestadoras y financiadoras del sistema de salud, entre ellos el de las Fuerzas Armadas. Stivelman reemplazó a otro funcionario de fugaz paso, Nicolas Striglio, exgerente de Control Financiero durante la presidencia de Alberto Fernández, antes de recalar en la gestión de La Libertad Avanza (LLA).

El cambio de administración de la Superintendencia de Salud se da en horas en las que la CGT arremete por la gestión de los fondos de las obras sociales, en medio de la reforma que quiere imponer Milei y que elimina la obligación del aporte de los trabajadores, lo que hace que deban salir a competir con las prepagas.

Uno de los mayores puntos de disputa es el Fondo Solidario de Redistribución (FSR), encargado de los reintegros a las obras sociales por los tratamientos de alta complejidad. El malestar en las organizaciones obreras se debe a que, desde que Milei, no se realizaron transferencias del FSR, según trasciende en el entorno cegestista.