El reordenamiento político del Frente de Todos tras el nombramiento de Massa al Frente de Economía y del intento de magnicidio que retornó a CFK al centro indiscutido del Gobierno, comienza a resquebrajarse y auspicia consecuencias aún incalculables. La tregua en la que había entrado la coalición gobernante tras la salida de los dos grandes pilares que respondían al Presidente, Matías Kulfas y Martín Guzmán, empezó a convertirse nuevamente en la interna a la que el FDT tuvo acostumbrada a la sociedad argentina casi desde su nacimiento.

Los meses pasan y, por ahora, los resultados económicos exhibidos por la nueva gestión económica son más para congraciarse con el FMI que para resolver las urgencias internas, como frenar una inflación descontrolada o recuperar el poder adquisitivo de los salarios pulverizados. En paralelo, a poco más de un mes del intento de asesinato contra CFK, la centralidad que recuperó la Vicepresidenta desde la acusación en su contra de los fiscales Mola y Luciani parece diluida en una agenda que vuelve a estar marcada por los problemas cotidianos de la población. Como resultado, quien había quedado totalmente desdibujado y en un plano secundario tras aquellos movimientos, el Presidente Alberto Fernández, retomó la iniciativa al interior del FDT dando un mensaje que no puede ser leído de otra forma que su aspiración a seguir siendo un actor protagonista del peronismo que se viene.

La movida de Fernández fue reemplazar de manera inconsulta con el resto de las patas del frente a los tres ministros salientes, Claudio Moroni, Juan Zabaleta y Elizabeth Gómez Alcorta. Es cierto que esas posiciones dentro del gabinete respondían al Presidente y que consultar sus reemplazos podría haber sido leído como una muestra de debilidad de parte suya. Particularmente en un contexto donde uno de esos ministros, Claudio Moroni, se había convertido en el nuevo blanco de los dardos camporistas, sobre todo a  partir del conflicto de los trabajadores del neumático. Sin embargo, el gesto de elegir los reemplazantes y anunciarlos sin siquiera comunicarse con el resto de los integrantes de la coalición, parece más un intento de reafirmación del poder de fuego propio que una forma de cuidar lugares en la gestión. Como sea, lo evidente es que el Gobierno sigue fragmentado, compartimentado y sin la posibilidad de encontrar síntesis que lo encarrilen en la gestión y le permitan, a partir de un ordenamiento político que genere una recuperación económica, pensar seriamente en la reelección.

Internas en potencia y la confirmación de un Gobierno fragmentado

Justamente fue esa actitud del Presidente, más que las designaciones en sí, las que suscitaron las primeras críticas del cristinismo. Como no podía ser de otra manera, el encargado fue el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “el cuervo” Larroque, quien salió a marcar la cancha luego de los movimientos del fin de semana. Este martes, tras un encuentro en La Plata del PJ bonaerense que contó con la presencia de Máximo Kirchner, Larroque afirmó que “no es bueno que haya trascendido que no todo el Frente haya sido consultado a la hora de tomar esas determinaciones”. La crítica apuntó no sólo a las designaciones inconsultas sino a los trascendidos del entorno del Presidente, que evidentemente buscaron mostrarlo fortalecido como para tomar esa determinación en soledad. Las viejas prácticas que CFK le criticara al ex secretario de Comunicación y Prensa de la Presidencia, Juan Pablo Biondi, y al propio Matías Kulfas quien tuvo que dejar su cargo luego de un muy poco estratégico off the record.

La decisión del Presidente tampoco se dio en el mejor de los climas internos. La Cámpora ya había saltado a la carga contra Moroni, uno de los últimos albertistas que resistía en su cargo desde el 10 de diciembre del 2019, también con picantes declaraciones de Larroque la semana pasada. Por su parte, la salida de Zabaleta ya estaba más cantada que el himno nacional y el motivo no era solamente el desgaste de un ministerio caliente en época de crisis, sino también la interna que el intendente en uso de licencia de Hurlingham tiene en su distrito con La Cámpora. Alberto Fernández parece haber elegido este momento para responder a esas presiones con una muestra de autoridad, la pregunta que se abre a dónde llevará esa dinámica al FDT.

LOS REEMPLAZOS Y LAS INTERNAS CON EL KIRCHNERISMO

En las nuevas designaciones el Presidente expresó, más que una voluntad de poner jugadores propios, la intención de colocar referencias incómodas para el sector de CFK. Ni Ayelén Mazzina, ni Kelly Olmos ni Victoria Tolosa Paz son, hoy por hoy, referentes 100% albertistas. Quizás la nueva titular de Desarrollo Social pueda ser el caso más cercano al Presidente por la conocida amistad de su pareja, Pepe Albístur, con Alberto Fernández y la banca del Presidente a su candidatura en 2021. Sin embargo, la Diputada bonaerense viene haciendo su propio juego hace tiempo ante el declive del Presidente, y está más enfocada en la construcción de su propio camino que en el salvataje del proyecto del albertismo. Lo que sí tienen en común las tres mujeres nombradas para Desarrollo Social, Trabajo y Mujeres, Género y Diversidad es que no son cercanas a CFK. Ese parece haber sido el punto central en la decisión de Fernández.

Quizás la más sensible de las tres designaciones haya sido la de Kelly Olmos. Como se dijo, Trabajo venía siendo un área muy apuntada por el kirchnerismo, que viene empujando desde lo discursivo por una recuperación del salario, algo en lo que no veía suficiente gestión por parte del renunciado Moroni. Un cambio de nombres sin un cambio de orientación política en la cartera solo traerá más de lo mismo. Pero ese no es el único aspecto en la designación de Olmos que preanuncia más tensiones con el kirchnerismo.

Internas en potencia y la confirmación de un Gobierno fragmentado

La nueva ministra de Trabajo tiene una larga trayectoria en el peronismo, con un paso destacado por la gestión de Carlos Menem durante la cual fue mano derecha de Carlos Corach y ministra de Hacienda porteña bajo el mandato de Jorge Domínguez. Esa vinculación con el menemismo es algo que no cae simpático en la tropa de CFK, pero no es lo único. Kelly es parte del armado de otro Olmos, Juan Manuel, actual vicejefe de gabinete y una de las espadas más filosas de las que le quedan a Alberto Fernández. El segundo de Juan Manzur es, además, un fuerte operador del peronismo porteño, históricamente enfrentado al sector camporista de los Recalde. El año que habrá que definir la candidatura a Jefe de Gobierno y el mensaje de Alberto Fernández hacia La Cámpora resulta contundente.

En el caso de Victoria Tolosa Paz la situación es más compleja. Hábil jugadora de la política, la platense siempre manejó su cercanía con el Presidente sin enfrentarse abiertamente con el cristinismo, y hasta se bancó gestos como el polémico saludo de la Vicepresidenta en pleno escenario tras la derrota en las PASO 2021. De hecho, su candidatura había sido resistida por CFK, quien impulsaba para ese puesto a Santiago Cafiero, con la estrategia de liberar la jefatura de gabinete para que asumiera alguien que le diera otro volumen político. Tolosa Paz mantuvo una buena relación con la tropa K bonaerense y con el kicillofismo, y hasta el propio Larroque expresó este martes que habla con ella todo el tiempo, a la par que saludó su designación.

La llegada de la Diputada bonaerense a Desarrollo Social se da luego de una trayectoria muy marcada por el trabajo en ese área. Tolosa Paz trabajó en el Ministerio que ahora conducirá durante la presidencia de Eduardo Duhalde como asesora del área de Coordinación de la Unidad de Ministro. Tras esa primera experiencia, ya con Néstor Kirchner en la presidencia, Tolosa Paz ejerció la administración en la región del Fondo Participativo de Inversión Social (FOPAR), un programa del Banco Mundial para garantizar y mejorar la dieta nutricional en los comedores comunitarios. Durante la gestión bonaerense de Daniel Scioli, la nueva ministra trabajó en la Subsecretaria de Urbanismo Social del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires. Ya en tiempos del FDT, la nueva ministra comenzó la gestión al frente del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.

Internas en potencia y la confirmación de un Gobierno fragmentado

Pero a esos antecedentes de gestión hay que sumarle las aspiraciones políticas de Tolosa Paz y es allí donde laten las tensiones con el kirchnerismo. Su voluntad por ser intendenta de La Plata la llevó a un fuerte enfrentamiento con quien terminara siendo en 2019 la candidata de CFK y La Cámpora, Florencia Saintout, una tensión que promete volver en 2023. De hecho, uno de los principales actores políticos con los que la nueva ministra necesita contar para gestionar Desarrollo Social ya saludó su designación, y la explicación también es, en parte, platense.

El Movimiento Evita, quizás el mayor apoyo que le queda al Presidente junto a parte del sindicalismo, manifestó su aprobación a la nueva ministra y lo hizo en la voz de un aliado de Tolosa Paz en la disputa por La Plata. El secretario gremial de la UTEP y miembro de la mesa chica del Evita, Gildo Onorato, afirmó que tienen una gran relación con la nueva ministra, a la que le pidió mejorar la política alimentaria y con quien expresó que cree posible poner en valor el trabajo de la economía popular. Onorato, quien también construye su referencia platense en articulación con Tolosa Paz, afirmó en declaraciones a Télam que “nadie puede ocultar la importancia de la nueva ministra en lo que es el peronismo de la ciudad de La Plata, en mi opinión es la principal dirigente que puede aspirar a derrotar al intendente Garro”. Tolosa Paz y el Evita de un lado, La Cámpora del otro, promete ser la disputa platense del 2023 en la cual el Presidente Fernández parece haber jugado una ficha dándole un plataforma importantísima a la nueva ministra.

Internas en potencia y la confirmación de un Gobierno fragmentado

Por último, la designación de Ayelén Mazzina resultó sorpresiva por lo desconocido de su figura. Oriunda de San Luis, Mazzina tuvo a su cargo la organización del 35º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries en Territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel, además de haber sido Concejala en la capital provincial. Su nombramiento parece un gesto al Gobernador Alberto Rodríguez Saá, quizás en un intento de Alberto Fernández por fortalecer la relación con los mandatarios provinciales que vienen mostrando un alineamiento con el kirchnerismo a través de La Liga.

LAS PREGUNTAS DEL PERONISMO QUE VIENE

Internas en potencia y la confirmación de un Gobierno fragmentado

Moroni y Gómez Alcorta eran dos ministros que sobrevivían desde el inicio de la gestión del FDT, allá por el 2019, y con su salida sólo quedan cinco funcionarios que ostenten ese record en un Gobierno signado por la inestabilidad. Se trata de Eduardo “Wado” De Pedro (Interior), Juan Cabandié (Ambiente), Tristán Bauer (Cultura), Matías Lammens (Turismo y Deportes) y Gabriel Katopodis (Obras Públicas).

Con las nuevas designaciones del Presidente se abren nuevas preguntas en la novela del FDT. ¿Hasta dónde llegará el intento de Fernández por mostrar autoridad? ¿Cuál es el lugar que pretende el Presidente en el peronismo que se viene? ¿Qué actitud tomará La Cámpora? ¿Se alineará el Frente de Todos o llegará al año electoral fragmentado y con un Gobierno loteado donde cada sector juegue su juego? Por ahora, más incertidumbres que certezas para un Gobierno en tiempo de descuento.