En días en los que el gobierno de Javier Milei se golpea el pecho, aduciendo que, en el fallo de la Corte Suprema por la causa Vialidad, se hizo justicia, se vuelve a empantanar el panorama para los funcionarios de La Libertad Avanza.

Por estas horas, el Banco Nación había quedado en el centro de la escena porque tanto el Presidente como su ministro de Economía Luis “Toto” Caputo insisten con su privatización, cosa que había sido descartada en la Ley Bases, y con varios fallos judiciales en contra.

Pero el Poder Ejecutivo promueve avanzar en la transformación hacia una sociedad anónima en la que el Estado mantenga el control. Un control de la entidad que, de acuerdo a los hechos que se dieron a conocer esta semana, está más lejos de la eficiencia y más cerca del delito. El principal apuntado, su titular Daniel Tillard.

Se indica a Tillard, que fue presidente de Bancor, propiedad de la Provincia de Córdoba y el tercer hombre de Juan Schiaretti que recaló en la administración Milei, por haber obligado a la entidad pública a comprar un bono de la petrolera independiente Aconcagua Energía S.A. (PAESA), que emitió su hijo Ignacio Tillard.

A pesar de ubicarse en uno de los sectores productivos más rentables de la Argentina, Aconcagua arroja un pasivo total de $447.604 millones, y se encuentra en un proceso crítico de reestructuración.

La empresa, que mantiene una diversificada cartera en energías renovables, generación térmica y la producción no convencional, desarrolla proyectos en shale y renovables en Neuquén, Rio Negro y Mendoza, con un plan estratégico que se estimaba de 260 millones de dólares en inversiones hasta 2028. Hoy todo esto está paralizado y ahora buscan evitar un default desordenado.

Meses antes de que la compañía informara a la Comisión Nacional de Valores (CNV), en su reporte del 19 de junio, sobre la exorbitante deuda contraída, que representa el 99% del activo total de la empresa, se realizó una operación sospechosa con una emisión de deuda de la que Tillard no puede despegarse.

EL AGUJERO NEGRO DEL NACIÓN

En los últimos días de febrero, el banco estatal compró títulos Clase IX de Aconcagua sin ninguna resolución por parte del directorio. Con una presunta presión de Tillard, se reportó una aprobación de créditos para una inversión de hasta 700 millones de pesos por parte del Banco Nación, sin contemplación de los riesgos que la operación implicaba.

El resultado final fue la compra de una obligación negociable por 400 millones de pesos desde el Nación, bono que fue colocado por 9 entidades, entre las que estaba Max Capital.

Este Agente de Liquidación y Compensación Integral (AlyC) tiene como uno de sus socios a Ignacio Tillard, hijo del presidente del banco estatal, que se llevó el 1% de la comisión por colocar la Obligación Negociable.

Mientras se mantiene el interrogante de lo que sucederá con los compromisos de inversión que Aconcagua asumió con los gobiernos de las provincias mencionadas, donde tiene sus operaciones, la suerte de Tillard parecería estar echada. Si se confirman las irregularidades en la operación de títulos de Aconcagua, es probable que Tillard deba dejar su cargo.

Y todo hace pensar que será Darío Wasserman, el actual vicepresidente del Banco y su hombre más influyente, con llegada directa a Karina Milei, el que lo reemplazaría.

Wasserman es un reconocido agente del mercado inmobiliario y el actual esposo de Pilar Ramírez, titular del bloque de LLA en la legislatura porteña, de estrecho vínculo con la secretaria General de la Presidencia.

Tanto el empresario como la propia Karina, esperan definiciones con el serrucho en la mano.