El ex ministro de Producción de Alberto Fernández, Matías Kulfas, publicó un nuevo libro en el que lanzó fuertes críticas a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y su entorno, a quienes acusó de “no dejar desplegar plenamente la acción de gobierno” y poner obstáculos a la gestión de Alberto Fernández. 

En su obra titulada “Un peronismo para el siglo XXI. La batalla por un desarrollo que sintonice con el mundo actual y confronte el mito del ajuste eterno”, el ex funcionario describió que a poco de iniciado el gobierno del Frente de Todos, “comenzaron los cuestionamientos internos”. 

“Primero desde referentes más ubicados en la periferia de la toma de decisiones del cristinismo. Con un tono bastante duro, se fueron criticando diferentes acciones de gobierno. Si bien en un principio no había un apoyo tácito y explícito de CFK, al tiempo comenzó a quedar en evidencia que existía una clara convalidación de esas críticas”, aseguró.

En este punto, cabe recordar que Kulfas dejó el Gobierno luego de que el propio Alberto Fernández se viera obligado a pedirle la renuncia en un momento de fuerte tensión con el cristinismo. El ex funcionario integraba las filas albertistas hasta junio del año pasado después de que desde su Ministerio se asegurara que “los que usan mal la lapicera son los funcionarios de Cristina", en alusión a una frase que había usado la propia ex presidenta.  

Además, en las declaraciones “off the record” que salieron de su cartera se cuestionó las demoras en la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, se responsabilizó de ello a funcionarios kirchneristas y se sembraron rumores de corrupción y contratos a medida que habrían sido realizados por esos mismos funcionarios. 

A días de su renuncia, Kulfas aseguró que en el área de Energía del Gobierno existía un “internismo exasperante”. Un año después, el ex ministro profundizó sobre la interna y apuntó directamente contra Cristina Fernández.

El economista señaló que ya para octubre de 2020, “CFK hablaba de ‘funcionarios que no funcionan’, pero todavía defendiendo la gestión presidencial”, pero remarcó que “en 2021 y los primeros meses de 2022, los ataques serían por el contrario frontales y generalizados”. 

"Lo llamativo es que las críticas no venían sucedidas de propuestas alternativas, ni en el ámbito programático ni del aporte de nuevos cuadros a la gestión", cuestionó. “Antes que cuestionamientos internos, se dieron bloqueos y luchas para conservar el capital simbólico de los períodos de gobiernos de Kirchner y CFK, en contextos completamente diferentes a los de entonces, y a preservar el poder en la conducción del peronismo”, añadió. 

"Efectivamente, CFK no gobernó, pero tampoco dejó desplegar plenamente la acción de gobierno, o en todo caso opuso serios obstáculos que Fernández no quiso o no pudo contrarrestar”, lanzó Kulfas en su libro. 

En el capítulo “El kirchnerismo: ¿el regreso del peronismo o su refundación?”, Kulfas cuestionó que “si bien CFK había señalado que ya no tenía sentido seguir hablando de los logros del período 2003-2015, rápidamente volvió a una narrativa autorreferencial en la que 2015 parecía ser el momento de máxima felicidad popular y la mejor distribución del ingreso, omitiendo que, en ese mundo feliz, muchos de los supuestos beneficiarios de aquel modelo votaron a Macri”. 

En ese punto, el ex funcionario apuntó contra “la falta de mirada autocrítica” y consideró que Alberto Fernández “siguió aferrado al contrato electoral del Frente de Todos, mientras CFK se inclinó por dinamitarlo, y con ello, a las propias bases del gobierno del que ella misma formaba parte, y en el que los funcionarios que le respondían políticamente administraban nada menos que el 60% del presupuesto estatal". 

“La crisis de la coalición peronista fue la de un experimento innovador que no funcionó. Fue, en definitiva, fruto de una disputa por la conducción del peronismo, en la que CFK procuró por todos los medios despegarse de la difícil situación económica por las que atravesó y atraviesa la Argentina, y del costo político de tomar medidas para enfrentar esa situación. No fue la primera vez que al peronismo le tocó administrar una crisis, pero sí que un sector eligió descomprometerse de su curso y sus consecuencias”, exclamó. 

"En un sentido opuesto al Perón de 1952, que enfrentó la crisis con iniciativas que tuvieron un impacto inicial negativo sobre los trabajadores, pero de manera frontal y explicando las causas, las consecuencias y el futuro curso de acción, CFK eligió comentar la situación con una sorpresiva lejanía y ajenidad, sin más propuesta que la de hacer referencia a lo hecho durante su propio gobierno, bajo circunstancias locales e internacionales completamente diferentes y omitiendo las numerosas falencias que su propia acción de gobierno había generado”, opinó.