“No hay plata”, repite sin cansarse el presidente Javier Milei para justificar el brutal ajuste que su administración descarga sobre la clase media, los sectores populares y los jubilados del país. Lo cierto es que, tras las tensiones políticas desatadas con gobernadores y el Congreso desde el proceso de la ley ómnibus en adelante, el Gobierno parece ir de a poco aflojando la billetera para conseguir los acuerdos políticos que precisa en la implementación de su plan económico.

En su discurso en la apertura del 142º período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, Milei blanqueó su estrategia de la billetera selectiva. Ofreció a las provincias discutir un nuevo pacto fiscal, en el cual se descuenta que volverían a recibir los recursos que hoy la nación les recorta, pero solamente si los gobernadores acceden primero a votarle la ley ómnibus, que volvió a comisión por propia decisión del presidente. “Una muestra de buena voluntad”, expresó Milei para calificar su extorsión económica a las provincias de pedir por la aprobación de una ley como condición para devolverles sus recursos.

El Ejecutivo no corre solamente detrás del objetivo de la Ley Ómnibus. Entre sus preocupaciones centrales está también la posibilidad que tienen los gobernadores y el Congreso de tumbarle el mega decreto 70/23, que hoy rige como columna vertebral del Gobierno. La semana pasada el Senado estuvo a punto de conseguir las firmas necesarias para convocar a una sesión extraordinaria para dar tratamiento al DNU, con los números suficientes como para rechazarlo. El antecedente hubiera señalado casi con certeza la misma suerte para el decreto en Diputados.

En este contexto, además de tentar e intentar dividir a los gobernadores entre colaboracionistas y aquellos que se oponen al cambio, Javier Milei jugó otra carta con la billetera del Estado. Necesitado de asegurarse la voluntad de diputados y senadores, entre enero y febrero se autorizó un aumento del 30% en la dieta de los legisladores, cuyos sueldos brutos treparon en algunos casos por encima de los 3 millones de pesos.

Así lo reveló este miércoles la periodista Noelia Barral Grigera en una nota publicada en el portal Cenital, en la que expuso la resolución 0002/24, que lleva la firma de los titulares de ambas cámaras y en la cual se resuelve un 16% de aumento en enero, más un 12% de aumento acumulativo a partir del primero de febrero. La resolución de Victoria Villarruel y Martín Menem tiene fecha del 22 de febrero, por lo que también queda en evidencia el intento del Gobierno de que este aumento pasara desapercibido en medio del ajuste que sufre el grueso de la sociedad.

La periodista de Cenital publicó además recibos de sueldos de legisladores que muestran las diferencias entre los haberes percibidos en enero y en febrero. Los montos resultan a todas luces incoherentes con el discurso anti casta de Milei, y su prédica por la austeridad bajo el lema de “no hay plata”.

La casta tiene aumento: 30% más para diputados y senadores, con sueldos de $3 millones en febrero

El sueldo bruto percibido por uno de los miembros del Congreso en enero ascendió a los $2.278.601,31. Luego del aumento aprobado por Villarruel y Menem, el mismo sueldo en febrero fue en bruto de $3.265.941,58. Es decir, un aumento nominal de casi un millón de pesos.

La fecha de la resolución no es un dato menor. El Presidente fustigó a los legisladores en su discurso del viernes, donde criticó sus actitudes de “casta”, los increpó tratándolos de ricos frente a un pueblo empobrecido, toda una serie de piruetas discursivas para pararse en la vereda opuesta.

Pero lo cierto es que todo ese acting, que contó con aplaudidores oficiales y una vergonzosa transmisión televisiva que en ningún momento enfocó a la oposición, terminó siendo una pantalla frente a un cuerpo de diputados y senadores que ya tenían en sus bolsillos un aumento que ubicó sus salarios a años luz de distancia de los que perciben la gran mayoría de los argentinos. “La casta tiene miedo”, cantaban los jóvenes libertarios desde las plateas de la Cámara Baja, muchos de ellos con sueldos similares a los de los legisladores, anta la mirada complaciente y festejante de Milei. Más que la casta tiene miedo, en todo caso, habría que decir que la casta tiene aumento. Y que el aumento lo autorizó el Gobierno por su necesidad política de acordar con la casta.

La casta tiene aumento: 30% más para diputados y senadores, con sueldos de $3 millones en febrero