El domingo concurrieron 22.765.590 personas a votar sobre un padrón de 34.385.460 electores en todo el país. Con un índice del 66,21% en estas PASO, se registró la participación ciudadana más baja desde que se implementaron las primarias obligatorias. Por ello, después del baldazo de agua fría, el Frente de Todos volvió a adoptar el modo campaña y ahora sale a buscar votos entre ese sector de la población que decidió no acudir a las urnas. 

En 2011 acudió a las urnas un 78,66% de los inscriptos, en una elección que incluía cargos ejecutivos además de los legislativos que se renuevan cada dos años. En 2013 votó el 76.83 %, sólo para cargos legislativos; mientras que en las PASO del 2015 el porcentaje de ciudadanos que emitió su sufragio fue del 74,91%, en una elección con renovación ejecutiva y parlamentaria. En 2017, el porcentaje de asistencia a las elecciones primarias para la contienda legislativa había sido del 72,37%; y en las últimas PASO, en 2019, se registró un 76,4%, también de cargos ejecutivos y legislativos.

En la provincia de Buenos Aires, Juntos obtuvo el 37,99% de los votos mientras que el Frente de Todos alcanzó el 33,64%. Esto significa que al menos en el recuento provisorio, el oficialismo quedó más de 4 puntos abajo. Si bien es muy difícil revertir una elección de estas características en tan sólo dos meses, no es imposible y el FdT no se da por vencido. Este martes, el propio Alberto Fernández envió un mensaje a los que no fueron a votar y les pidió que piensen "lo que está en juego" en estas elecciones. 

Por su parte, el ex ministro de Salud bonaerense y actual precandidato a diputado nacional por la Provincia, Daniel Gollan, aseguró que al analizar los resultados, "la caída en cantidad de votos recibidos en Provincia es directamente proporcional a la cantidad de bonaerenses que no fueron a votar" y agregó que "por eso, es el momento de volver a convocar con propuestas concretas que venzan esta desilusión”.

Lo cierto es que al oficialismo le espera una ardua tarea por delante: convencer a la gente que vaya a votar y que, además, vote al Frente de Todos. Sin embargo, la reducción en la participación ciudadana en estas elecciones responde en gran parte a una sensación de apatía entre la población que no se sintió representada durante la campaña. Por otro lado y en líneas generales, la gente que usualmente no va a votar es aquella que no tiene una afiliación o inclinación política determinada y que difícilmente se vuelque hacia el oficialismo. 

En tanto, la oposición también sale a buscar a esos electores que no ejercieron su derecho el último domingo. La baja participación en las PASO no fue una gran sorpresa para ninguna de las fuerzas políticas que, ya de antemano, sabían que las primarias en medio de la pandemia iban a ser desafiantes. Pero al mismo tiempo, se espera que en noviembre más personas se acerquen a las urnas y la duda es hacia dónde irán esos votos, por ello nadie quiere quedar fuera de la disputa. 

En los mismos discursos que brindaron los dirigentes de Juntos por el Cambio el domingo, todos hablar de "ampliar la colación" y de "salir a buscar a los que todavía no están convencidos". Es que si bien la oposición no cree que el Frente de Todos pueda revertir la elección de septiembre, no quiere arriesgarse. 

Históricamente las PASO tuvieron una diferencia de alrededor de 5 puntos de participación en relación a los comicios generales. En las últimas elecciones de 2019, la participación en las primarias fue del 76,42% mientras que en octubre ese porcentaje creció hasta alcanzar el 80,41% del padrón electoral, casi 4 puntos de diferencia. 

Es esa diferencia la que hoy se disputan las diferentes fuerzas y frentes políticos que buscan crecer de cara a noviembre para lograr alcanzar o sostener una victoria, dependiendo el caso.