La recesión económica sin salvataje de Trump que complica a Milei para las elecciones
La actividad económica no se recupera y las caídas iniciadas entre marzo y abril se profundizan. Crecen los despidos en múltiples sectores y en todo el país. El consumo sigue por el piso y las familias ya no pueden endeudarse más. Cae el crédito al sector privado y crece la inflación. ¿Alcanza un salvataje al sector financiero para ganar las elecciones?
Con bombos y platillos el gobierno de Javier Milei festejó el inédito apoyo financiero de la administración Trump. El anuncio del swap por 20 mil millones de dólares y la intervención del Tesoro norteamericano en la compra de pesos alcanzaron para tranquilizar a los mercados y bajar el dólar. No es poca cosa para un oficialismo que viene caminando por la cornisa desde la paliza que recibió en las urnas bonaerenses el 7 de septiembre. Pero la pregunta que emerge apunta a si el veranito financiero, uno más de los varios que ya tuvo el gobierno de Milei, alcanza para aliviar la situación económica de las familias argentinas y generar con ello un impacto en las urnas el próximo 26 de octubre.
Fronteras adentro, la economía real de los argentinos está lejos de dar signos de mejoría. La actividad no repunta y las caídas por sectores se profundizan. Los despidos aumentan a una velocidad cada vez mayor y los hogares argentinos ya no tienen margen para endeudarse más. Esto profundiza el desplome del consumo y la crisis se espiraliza con empresas que tampoco pueden tomar crédito por la volatilidad de las tasas. La economía camina hacia un nuevo trimestre de caída que marcaría la segunda recesión en dos años de gobierno del “experto en crecimiento con o sin dinero”.
Esta semana se conoció el índice de producción industrial manufacturero del Indec de agosto, que marcó una caída interanual con el mismo mes del año pasado del 4,4%. Diseccionado por sectores, algunos números resultan realmente alarmantes.
Afectados por la apertura indiscriminada de las importaciones, la fabricación de productos textiles cayó un 18,1%interanual, y la de prendas de vestir, cuero y calzado un 14,1%. Los productos del metal tuvieron una retracción del 18%, los de caucho y plástico del 10,3%, la producción de maquinaria y equipo cayó un 8,9% y la de automotores y autopartes 6,2%. Todos estos números, que parecen reflejar la situación de un país en guerra o en medio de una pandemia mundial, señalan retrocesos sobre un ya muy magro 2024, en el cual el ajuste del Gobierno ya se había sentido con fuerza en la actividad económica.
Los sectores recién mencionados son varios de los que mayor empleo generan, y algunos casos con puestos de trabajo registrados y salarios por encima de la media. Resulta lógico entonces que, tal como se vio en los últimos días, los despidos crezcan a lo largo y ancho del país dejando a miles de familias sin una fuente de ingresos en medio de la crisis.
La empresa Electrolux suspendió esta semana a 400 trabajadores de su planta de Rosario, una de las principales de la producción de electrodomésticos del país. La decisión se debió a la caída de las ventas y el sobre stock, afectado por la entrada de productos de competencia desde el exterior, fundamentalmente de China. “El Grupo Electrolux está ajustando el ritmo de producción de su planta de Rosario a partir de octubre, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del negocio y optimizar recursos. Esta medida procura alinear la producción con la demanda real del mercado, garantizando la productividad y reforzando el compromiso para cuidar de los colaboradores a la vez que acompaña la evolución del negocio”, informó la empresa. La UOM, por su parte, denunció que estiman una pérdida de 2000 puestos de trabajo en el sector para 2025 si la tendencia actual se profundiza.
Este jueves, la planta de Nissan de Santa Isabel, Córdoba, terminó de ensamblar su última pick-up Frontier y bajó definitivamente sus persianas. La automotriz japonesa se va del país y unos 300 operarios de la planta quedarán a la deriva, un emergente más de la crisis de producción en el sector automotriz.
Noticias como estas abundan por todo el país. En Villa Gobernador Gálvez, el Frigorífico Euro despidió a 47 operarios y se niega a pagar indemnizaciones. En Tucumán, la empresa Cencosud definió el cierre de la sucursal local del supermercado Vea y se encuentra en negociaciones con el Sindicato de Empleados de Comercio para intentar reubicar a los trabajadores. En El Dorado, Misiones, operarios de la planta maderera Montecarlo S.A. tomaron la fábrica denunciando que hace tres meses no perciben su salario.
La crisis pega también con fuerza en el conurbano bonaerense. En el parque industrial de Pilar se mantiene un acampe de los trabajadores de la fábrica de cerámicos Ilva, que a principios de mes bajó sus persianas y dejó en la calle a 300 operarios. La medida de lucha los encuentra con trabajadores de la metalúrgica KTM, que despidió a 50 operarios generando un fuerte reclamo con acampe incluido por parte de la UOM.
Este panorama de crisis productiva tiene su capítulo también en el fin del crédito. Según informó el propio Banco Central, en septiembre los créditos en pesos al sector privado cayeron un 1,8% producto de la volatilidad de tasas que las autoridades económicas del país implementan para evitar una suba del tipo de cambio. Otro informe reciente del BCRA explicó el aumento en el endeudamiento en las familias argentinas. En enero del 2024 había unas 10 millones de personas endeudadas con entidades bancarias por el equivalente a $200.000 actuales. En junio de este año, ese número trepó a los 12,6 millones de endeudados, un crecimiento preocupante del 25%.
Ese incremento en el endeudamiento fue lo que sostuvo niveles de consumo para que las caídas no fueran aún más catastróficas de lo que ya son. En agosto y según un relevamiento de la consultora Scentia, el consumo masivo cayó un 1,9% con respecto a julio. Los panaderos, por citar un sector testigo que refleja inmediatamente las caídas del poder adquisitivo de las mayorías, informaron que en 18 meses se perdió un 55% de las ventas en pan, un 80% de las ventas en facturas y unos 1750 comercios del rubro debieron cerrar.
El pan aumentó un 12% esta semana, y allí reside otra de las claves de la crisis. Mientras los salarios siguen sin recuperarse y miles de familias argentinas se enfrentan al drama de los despidos y al quedarse sin un ingreso fijo, los precios nunca dejaron de subir aunque el Gobierno festeje mes a mes los índices de inflación. En la CABA, la medición de la inflación de septiembre dio 2,2%, volviendo a superar los dos puntos mensuales. Distintas estimaciones privadas indican que el IPC nacional no se ubicaría por debajo de ese umbral en septiembre, y que para octubre podría incluso trepara hasta una franja entre 2,5% y el 3% mensual.
Frente a este panorama desolador de la economía nacional, ¿alcanza un salvataje al sector financiero para que la sociedad siga apoyando el modelo de Milei? El rescate a los inversores extranjeros que se metieron en bonos argentinos para hacer carry trade, ¿augura alguna recuperación del sistema productivo nacional o es simplemente una soga para revalorizar los activos financieros y permitir una salida de los inversionistas una vez que pasen las elecciones? ¿Cuál será el motor que reactive la producción y el trabajo nacional una vez que pasen los comicios? Preguntas abiertas para Gobierno nacional que pareciera no ver más allá del 26 de octubre.