Podríamos decir que esta historia comenzó un 15 de marzo de 2015, donde luego de un debate agitado, los dirigentes de la Unión Cívica Radical en la Convención Nacional realizada en la ciudad de Gualeguaychú, definieron a través de una votación adherirse a la postura que era defendida por Ernesto Sanz de conformar una alianza con el Pro y la Coalición Cívica, la cual fue bautizada y oficializada el 10 de junio de ese mismo año bajo el nombre "Cambiemos".

Luego vinieron las internas (PASO), que como era sabido, las ganó Mauricio Macri, quien más tarde tras el Ballotage con Daniel Scioli, se convertiría en el Presidente de la nación. 

Si bien hoy en el poder a nivel nacional los radicales no gozan de una participación activa en la toma de decisiones y han expresado en varias oportunidades sus enojos por los "pocos cargos", hay varios dirigentes que se han mostrado a la derecha del Presidente, buscando ser -justamente- más macristas que el propio Macri. 

A pesar de que algunos podrían haberse llegado a ilusionar en que el radicalismo le aportaría una pata "progresista" al equipo de Mauricio Macri, nada de eso ocurrió. Su protagonismo más destacado en este primer año de gestión, se da por la detención en Jujuy de la dirigente social Milagro Sala y por la férrea defensa de este accionar por parte de los dirigentes del partido centenario. 

Con la llegada del radical Gerardo Morales al poder como gobernador de Jujuy e integrante de la alianza Cambiemos, llegaron los embates mediáticos y judiciales contra la dirigente social que gozaba de un "peligroso" poder popular. Más tarde se dio la detención política e ilegítima por orden del mismísimo mandatario provincial con su brazo ejecutor en la justicia jujeña. 

Los hombres del radicalismo se han mostrado reaccionarios y sin el tan pronunciado respeto a las instituciones y a la división de los poderes del Estado, del que hablaron y denunciaron largamente durante la década kirchnerista.

El promotor de la alianza Cambiemos, Ernesto Sanz, defendió hace unos días la detención de Milagro Sala en Jujuy ante el pronunciamiento de organismos internacionales como la ONU y la OEA que pidieron por la "inmediata liberación" de la dirigente social "Milagro Sala libre obstaculizaría la detención. Liberarla sería un canto a la injusticia y una derrota de la ley y la verdad", justificaba Sanz en su cuenta de Twitter y además expresaba que "hoy decían que Gerardo (Morales) es un radical distinto porque se las aguanta. No sé a quién seremos distintos pero nos la aguantamos durante años". 

También se pudo ver y escuchar hace una semana a la diputada radical, Gabriela Burgos, quien a los gritos dijo que "en Jujuy hay estado de derecho desde diciembre pasado, porque antes había un estado paralelo" y remarcó que  "Milagro Sala no es presa política; es una corrupta, una mafiosa que dejó a la gente sin dignidad". Además justificó el accionar de Morales al decir que "era el único que podía poner orden en la provincia". 

La historia no termina acá. Ayer, un importante número de dirigentes del radicalismo se reunió en Jujuy para "bancar" al gobernador Morales y dar señales de fuerza al propio Presidente Macri por la  detención de Milagro Sala. Restará esperar cuáles son los resultados de este proceso que -sin duda alguna- provoca un fuerte daño en la imagen institucional e internacional del país y que tiene como máximos protagonistas -sorprendentemente- a los radicales.