A finales del año pasado el gobierno nacional anunciaba una campaña de vacunación sin precedentes a lo largo y ancho del territorio. Hoy, con significativos avances y algunas dilaciones producto de la escasez mundial de vacunas y la desigualdad de su distribución, más de once millones de ciudadanas y ciudadanos fueron inoculados como resultado de esa campaña histórica que continua en vistas a un horizonte de optimismo.

Sin embargo, esas vacunas que en la actualidad son sinónimo de esperanza, vale recordarlo, fueron no solo demonizadas sino utilizadas como herramienta política por un sector que, de manera recalcitrante, sin importar la urgencia del contexto, se ha afanado en boicotear la gestión de gobierno.

Cuando a fines del año pasado, el presidente Alberto Fernández anunciaba un acuerdo con la Federación Rusa por la compra de vacunas Sputnik V, las mismas voces de la oposición política y mediática que desde el inicio de la pandemia pusieron piedras en el camino, iniciaron una maniobra de difamación, sembrado desconfianza ante la noticia más positiva en meses. Como dijo el presidente, le hicieron creer a la gente que la vacuna era peor que el virus.

Los mismos que degradaron el Ministerio de Salud a Secretaría, los mismos que desfinanciaron el sistema sanitario, que endeudaron el país por generaciones, utilizaron la vacuna como herramienta política en medio de una pandemia. Se dijo, entre otras barbaridades, que la vacuna era veneno, que no tenía respaldo científico y hasta se presentó una denuncia en la justicia acusando al gobierno de atentar contra la salud pública y defraudar al Estado.

La demonización de la vacuna contra el coronavirus quedará en la historia como un hito de la vergüenza y negligencia política; es la demostración de que para ciertos sectores no hay circunstancia, por más adversa que sea, que ponga límites a su interés político. Una oposición que busca desesperadamente romper y fragmentar, aún en tiempos donde una pandemia azota al mundo, ofrece una penosa demostración anticipada de lo que proyectan luego como gestión.

El Gobierno Nacional, sin embargo, hizo oídos sordos a los bochornosos intentos de desestabilización, y horas antes de que terminase el año que nos marcaría para siempre, comenzó a inocular a sus ciudadanos en una campaña sin precedentes. Por su parte, el Gobierno bonaerense, lleva tres millones y medio de personas inoculadas, en un trabajo logístico a la altura de las circunstancias. Además, recientemente, por iniciativa Axel Kicillof, ingresó al recinto legislativo un proyecto que faculta a la Provincia para la compra de vacunas en el mercado internacional, que dinamizará el proceso para obtenerlas.

En este momento de extrema urgencia, donde los contagios se han disparado y todos los días debemos lamentar la pérdida de seres queridos, amigos o vecinos, el avance de la campaña de vacunación ofrece una perspectiva de optimismo para todas y todos los argentinos. No solo siguen llegando nuevos lotes de vacunas, sino que comenzamos el mes de junio con la posibilidad de producir el antígeno (Sputnik V) en territorio nacional, lo que significa una gran oportunidad para avanzar en la lucha contra el virus en el país y en América Latina.

En esa lucha no sirve un ellos y un nosotros, sino un Todos. Un Todos que involucra a cada argentino y argentina. Un Todos que, con convicción y responsabilidad, empuja para el mismo lado.

* Zarateña, socialista y militante de Nuevo Zárate.
 Diputada Provincial por la Segunda Sección Electoral del Frente De Todos. Twitter: @Patmoyano