Diciembre le sonríe a Horacio Rodríguez Larreta. Luego de algunos meses tormentosos, en los que atravesó cierto estancamiento en las encuestas y debió resistir los embates cada vez más duros de la interna partidaria, el Jefe de Gobierno porteño cerró el año con una gira proselitista por Washington y con un acto rodeado por la tropa propia en Costa Salguero, desde donde lanzó un fuerte discurso con tono de campaña presidencial y mostró un músculo político a nivel federal del que carecen el resto de los precandidatos de Juntos por el Cambio.  

La fiesta de este jueves en el búnker histórico del Pro tuvo mística futbolera —todos los dirigentes portaron camisetas de la Scaloneta— y también mística ideológica: se habló de “cambio profundo, pero duradero”, de “los huevos que hay que tener para el diálogo” y hasta de “la generación del 23 que va a transformar el país”, todas máximas identitarias que definen al proyecto presidencial del Larretismo.

Esa idea de amplitud para un “cambio” que perdure más allá de un período presidencial y que cuente con un respaldo de al menos un sector del peronismo, para “gobernar con el 70 por ciento del sistema político”, es la piedra filosofal con que Larreta pretende desmarcarse del fracaso de Mauricio Macri, su antiguo jefe político.

Larreta, con la mira en 2023: federalismo, mística y músculo político en Costa Salguero

La relación entre ambos pasa por un buen momento, según dejaron trascender desde el entorno del Jefe de Gobierno: entienden que el peso propio de la acumulación política de Larreta forzará a una negociación, más o menos amistosa, pero negociación al fin. El larretismo espera ese momento pacientemente: lo considera estratégico en el camino hacia la Rosada y acumula esfuerzos de acumulación política con ese horizonte.

En esa clave hay que leer la presencia este jueves de dirigentes de peso del Pro y Juntos del interior del país, como Omar de Marchi (Mendoza), Luis Juez (Córdoba), Ignacio Torres (Chubut), Martín Maquieyra (La Pampa), Claudio Poggi (San Luis), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), y Leticia Esteves (Neuquén).

También fue importante para Larreta haber hablado como presidenciable durante su gira norteamericana frente a CEOs de multinacionales con inversiones en el país como Chevron, General Motors, Morgan Stanley, Amazon y Exxon, entre otros. Todo mientras Macri se codeaba en los mítines de Qatar gracias a su cargo en la fundación FIFA.

Cuando tiene que hablar de Macri, como lo hizo este jueves en Costa Salguero, Larreta no ahorra saliva en marcar diferencias: pide un “cambio duradero, de 30 años”, una amplitud política “a través del diálogo, para el que hay que tener huevos”, según dijo; y sea afirma en “una transformación que no dependa de una sola medida mágica”. Una búsqueda del centro, muy lejos de las palabras que suelen salir de la boca de Patricia Bullrich o del propio Macri.

Larreta, con la mira en 2023: federalismo, mística y músculo político en Costa Salguero

Patricia Bullrich, al revés que Horacio, termina el año un tanto deslucida. El escándalo que envuelve a su ex jefe de campaña, Gerardo Millman, por las esquirlas del atentado sobre CFK la golpearon. Mientras Larreta mostraba cuerpo en Costa Salguero, ella se fue hasta La Plata para la inauguración de un local partidario. La acompañaron Joaquín De la Torre, Néstor Grindetti, Javier Iguacel y Juan Pablo Allan, pero no estuvo presente el intendente local, Julio Garro, porque estaba, precisamente, en Costa Salguero.

El dato es un síntoma del momento. La de Patricia es una candidatura contracultural, que incluso se resiste a aceptar lo que algunas voces calificadas del Pro deslizan por lo bajo: mudarse a la provincia y apoyar a Larreta, el único “orden posible” que empiezan a militar con fuerza dirigentes de peso en el Pro. Es otro de los puntos calientes de la “negociación” entre Macri y Larreta.

Bullrich todavía conserva, según la mayoría de las encuestas, un núcleo duro mucho más consolidado que Larreta. El Jefe de Gobierno, que había dejado de crecer especialmente luego del episodio de las vallas frente a la residencia de CFK, tiene en cambio una imagen negativa mucho menor, que podría traducirse en un techo mucho más alto.

Larreta también dejó una definición hacia adentro: dejó trascender que apoyará a un candidato del Pro para la sucesión porteña, con el objetivo de aquietar las voces que lo asociaban a un acuerdo macro con Martín Lousteau. En la carrera están Fernán Quirós, Soledad Acuña, el ex vidalista Emmanuel Ferrario y Jorge Macri, el más cercano a Patricia. Ninguno faltó al búnker.