El escándalo destapado por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) sobre la presunta red de espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri comienza a ponerse cada vez más caliente. No sólo por la citación a la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sino más aun por los presuntos casos de seguimiento ilegal al propio Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de CABA e integrante del mismo espacio político que ahora está bajo la lupa de la Justicia.

Más allá del revuelo generado por la reaparición pública de CFK ante la nueva investigación en curso, es la figura de Larreta la que, sin duda, quedará en la mira de todo el escenario político debido al dilema que enfrentará puertas adentro de su espacio partidario. El alcalde de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires comienza ahora un ejercicio de equilibrista en el tambaleo entre presentarse a declarar ante la Justicia y, al mismo tiempo, no “mandar al frente” a la anterior gestión de Cambiemos, en especial a su jefe político, Mauricio Macri.

Larreta deberá cargar la pesada tarea de hacer frente a las operaciones de las que él mismo fue víctima por culpa de su jefe político, sin que ello ponga en riesgo la solidez del “equipo”. Por el momento, el mandatario pareciera estar dispuesto a respaldar al ex Presidente. Estoy convencido que ni Mauricio Macri ni su gobierno han tomado ninguna decisión política en esta dirección. Estoy convencido que no tiene nada que ver. Si hay un Gobierno que ha demostrado transparencia institucional, respeto a la libertades y la independencia de poderes fue el de Macri, así que en eso confío plenamente”, fueron las palabras del propio Larreta, en comunicación hoy con la periodista María Laura Santillán, al ser consultado por la causa.

No obstante, Larreta también confirmó que esta semana concurrirá a los tribunales federales de Lomas de Zamora para conocer la causa que investiga un supuesto espionaje ilegal a políticos. “Esta semana me voy a presentar ante el juez que me citó en calidad de víctima; yo confío en que la justicia investigue a fondo para determinar los hechos y las responsabilidades”, dijo en la misma entrevista.

Aunque el mandatario porteño optó por no agitar el avispero de Cambiemos y mantener la fe sobre figura de Macri, la presión comienza a arrinconarlo en un escenario donde, acorde al curso que tome la investigación, quedaría del lado de los políticos espiados por la gestión de su propio partido, incluida CFK. La coyuntura general no podría ser más inoportuna.

Cabe recordar que, en semejante contexto, la situación de Rodríguez Larreta es compleja ya de arranque. El intendente de CABA se posicionó este año como la última figura de la coalición Juntos por el Cambio que logró mantener un cargo jerárquico de gestión en 2020, tras la estrepitosa derrota de sus pares en Provincia y Nación, María Eugenia Vidal y el propio Macri. La disolución de la cúpula Macri-Vidal-Larreta dejó solo al jefe de Gobierno porteño en la delicada tarea de mantener erguida la bandera de Cambiemos en pleno avance del peronismo, al mismo tiempo que lo obligó  a sentarse a negociar el nuevo escenario político con sus adversarios peronistas.

La inesperada irrupción del COVID19, en tanto, consiguió lo inimaginable: la foto de Alberto Ferández, Axel Kicillof y el propio Larreta, embarcados en una “unidad nacional” en lucha contra la pandemia en todo el país. Un gesto que, desde el ala dura del macrismo, tomaron como una señal de vuelo propio del alcalde porteño y hasta un preocupante comienzo de relaciones amigables con el Frente de Todos.

En esta “nueva normalidad” donde Larreta parece cada vez más decidido a apostar por la actitud anti-grieta, tender lazos de diálogo con Fernández y trabajar en conjunto con Provincia, Larreta debe hacer un esfuerzo doble para, además, no despertar enemistades hacia adentro de Juntos por el Cambio. Mientras el jefe de Gobierno intenta mantener su plan de gestión a flote, el llamado “macrismo residual” ya comienza a apostar quién podrá devolverle a Cambiemos la capacidad de confrontación con el Frente de Todos, incluso ya pensando en las urnas.

Con nombres como Bullrich y Vidal haciendo eco, Larreta debe lidiar ahora con la disyuntiva de no propiciar una inminente interna en la coalición amarilla, al mismo tiempo que debe mantener las paces con Provincia y Nación. Por lo pronto, ya dejó en claro que se presentará a conocer de cerca la causa impulsada por la AFI. Correrá por cuenta de la Justicia determinar si Mauricio Macri, como decidió creer Larreta, “no tuvo nada que ver”.