Con el inicio de una nueva etapa de cuarentena obligatoria –esta vez más estricta que antes- se renuevan una vez más las miradas y expectativas sobre el escenario político argentino. Uno de los actores más observados es, sin duda, el jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta, quien semana a semana aumenta su presión por mantener las paces con el Frente de Todos, al mismo tiempo que no puede descuidar las directivas de su propio bando, Juntos por el Cambio.

A medida que avanza la cuarentena, se incrementa también la tensión sobre la figura de Larreta, quien debe hacer cada vez más equilibro entre una oposición y un oficialismo que, en las últimas semanas, fueron encontrando varios motivos para volver a la confrontación. Desde las demandas de intendentes en disputa, hasta la situación económica del país, pasando por el caso Vicentin y, sin duda, con el escándalo destapado alrededor del “espionaje macrista”.

Tras una “unidad nacional” sellada al inicio de la cuarentena, después de más de 100 días las aguas de la política vuelven a estar revueltas y el jefe de Gobierno porteño hace esfuerzo por mantener la diplomacia hacia un lado y otro de la grieta.    

Un nuevo gesto se vio plasmado en la adhesión del nombre de Rodríguez Larreta en la carta que firmaron varios referentes de Juntos por el Cambio en defensa de Darío Nieto. En el documento titulado “Unidos en defensa de la verdad y la transparencia”, la cúpula de Cambiemos se pronunció en crítica al procedimiento judicial contra el secretario privado de Mauricio Macri, en el marco de la causa por la presunta red de espionaje durante el período de mandato del ex presidente.

Además del propio Macri, la carta lleva los nombres de los dirigentes Alfredo Cornejo, Elisa Carrió, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Maximiliano Ferraro y Miguel Pichetto. La inclusión de Rodríguez Larreta entre los firmantes se presentó no solo como una directiva más por parte de la mesa chica de la coalición opositora, sino también como un mensaje hacia la esfera política para reafirmar su compromiso con el macrismo, en pleno contexto de reorganización de tropas de cara a los próximos meses.

En tanto, mientras atiende las demandas de la agenda cambiemita, Larreta debe continuar además en su tarea de gestión, que ahora lo ubicó en un lugar crucial de coordinación con Nación y Provincia para lidiar con el avance de la pandemia de coronavirus. La organización de políticas públicas codo a codo con Alberto Fernández y Axel Kicillof, lo llevó a estrechar fuertes lazos de diálogo con sus adversarios políticos, elemento que desde hace meses es observado con incertidumbre desde la dirigencia de Cambiemos.   

Por otro lado, tal como se volvió a ver en el último anuncio de extensión de cuarentena estricta, la foto de la tríada Fernández-Kicillof-Larreta ya parece ser una postal, a esta altura, indisoluble. La dinámica de mostrar una y otra vez la imagen de los tres mandatarios en cada nueva aparición referente a la cuarentena, parece dejar en claro que la actual crisis solo se podrá superar con unidad y colaboración. Desde la gestión de CABA, en tanto, quedó sellada la decisión de no confrontar con su vecino de Provincia.

Cabe recordar que el “tironeo” en ambos brazos del alcalde porteño, Larreta se encuentra en un lugar de decisión clave que podría definir su futuro político: es el único referente de la plana mayor de Cambiemos que continúa en un cargo de gestión. En sus manos tiene las cartas necesarias para reflotar el terreno perdido por su coalición en 2019, como también tiene una puerta abierta a fortalecer los lazos con el nuevo Gobierno, e incluso hasta soltarle la mano al macrismo residual que ahora busca revivir su estructura. Quedará a criterio del intendente de CABA como lidiar con la presión y mantener el equilibrio.