Lo inaguantable empuja
Multitudinaria convocatoria de un sector de la CGT, las dos CTA y los movimientos sociales
Bajo la consigna “No se aguanta más”, alrededor de 100 mil trabajadores coparon el centro porteño y desembocaron en Plaza de Mayo este mediodía, en el marco de un paro nacional contundente. A pesar de las amenazas y el dictado de conciliaciones obligatorias como la que pesa sobre la UOM, el acatamiento fue estragador, según los dirigentes que impulsaron la convocatoria.
El propio titular de la CTA de los Trabajadores y diputado por Unidad Ciudadana, Hugo Yasky, decía por la mañana que los transportes funcionaban pero los trabajadores no habían salido de sus casas. “No había un alma en la calle”, agregaban cerca suyo cuando las columnas comenzaban a formarse en las inmediaciones de los cruces de la Avenida 9 de Julio y las diagonales Norte y Sur.
Desde el Gobierno nacional, no dudaron en arrojarles dardos verbales a los sindicalistas, a quienes la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, llegó a tildar de “mafiosos”. Ya desde el escenario montado frente al Cabildo, le respondería el secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo: “si quieren buscar mafiosos, búsquenlos en Balcarce 50 y no entre los sindicalistas”, replicó.
Pasado el mediodía y cuando los locutores oficiales de la ceremonia arengaban cada vez con más fuerza la desembocadura de los manifestantes en la plaza, el metrodelegado Beto Pianelli arribaba corriendo por Diagonal Sur, como si llegara tarde, ante el saludo risueño de sus compañeros de ruta en la CTA. Por azar o viveza criolla, en esa esquina quedaron a la cabeza de la marcha el Movimiento Evita y la CTEP, mientras que la casualidad –o la falta de espacio- hacía que el bulevar donde nace la calle Bolívar fuese compartido por un grupo de militantes del sindicato de Camioneros, al pie de una bandera enorme, con sus pares del Frente Popular Darío Santillán, muñidos de flameadoras alusivas.
Entre las decenas de puestos de asador, Diagonales abordó al que estaba emplazado en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Julio Argentino Roca. “¿Cuánto está el chori?”, preguntó este medio. “A 70 pesos, precios cuidados”, respondió el parrillero, y agregó: “lo que pasa es que, si a los de los planes le vendés a 100 pesos, los matás, no se puede”. Al consultarlo por el volumen de ventas, una mezcla de decepción y resignación se dibujó en la cara del trabajador al pie de las brasas: “muy poco”, devolvió lacónicamente.
Por Diagonal Norte, mientras tanto, ingresaban los activistas de la Corriente Federal de los Trabajadores, con el Satsaid a la cabeza. Detrás suyo, avanzaban los docentes del Sadop, seguidos por una gruesa cuadra de bancarios. Chupado a los últimos afiliados de cuello blanco que portaban banderas del Credicoop, iba el secretario general de ATE Nacional, Cachorro Godoy, enemistado con la CTA y acorralado en la defensa de la conducción sindical ante el crecimiento del titular de ATE-Capital, Daniel Catalano. Aunque estaba previsto que los ceteístas llegaran por el sur, Godoy fue invitado por Palazzo, tanto a la conferencia de prensa de la semana pasada como a la concentración, detalle que no causa gracia en los dirigentes de la central sita en la calle Piedras.
Los discursos, las acciones
Una vez diluido el sofocón por las escaramuzas que los organizadores atribuyeron a infiltrados y que dieron pasto a la televisión durante algunos minutos, los oradores se dispusieron en hilera para despacharse con críticas a la política económica del Gobierno y, también, a los sectores de la CGT que no adhirieron a la medida de fuerza. Más de un sindicalista miraba la hora cual DT que se muestra conforme con el despliegue de su equipo pero desea que el partido termine sin sobresaltos. “Los discursos estaban previstos para las 14 pero arrancamos antes”, decía señalando el minutero que indicaba en su reloj pulsera las 13:15.
El primero de los oradores fue Palazzo, quien destacó la unidad a pesar de las diversas procedencias y recordó que hoy se cumplían 42 años de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo en tiempos de la dictadura militar. De cuño radical, ponderó las figuras presidenciales que dieron respuesta a las demandas populares, en contraposición contra lo que representa Mauricio Macri actualmente. En ese contexto, mencionó a Yrigoyen, Juan Perón y Eva Perón, Néstor Kirchner y Cristina Fernández pero también a Raúl Alfonsín, a quien el movimiento obrero le dedicó 13 paros.
Luego fue el turno de Mariano Sánchez, referente de la CCC que habló en representación de los movimientos sociales. “Luchamos contra las políticas de hambre y la salida es a través de la calle o las urnas”, sintetizó ajustándose al acuerdo previo de que nadie se extienda al micrófono más de 5 minutos.
A continuación tomó la palabra Ricardo Peidró, titular de una de las fracciones de la CTA que manutuvo una disputa con Pablo Micheli y forzó una tercera escisión –casi como una mueca para emular lo que años ha acreditaba la CGT con sus enclaves de Azopardo, Brasil y Azul y Blanca-. Con claridad, advirtió que la política del macrismo “no está fracasando sino que todas las cosas que pasan son efecto deseado”, y añadió: “nos quieren disciplinar”.
El siguiente en dirigirse a la multitud fue Micheli, quien sostuvo que los trabajadores transitan desde finales de 2015 “un camino de resistencia”. Al respecto, explicó que “la unidad no es una construcción lineal” y llamó la atención de sus pares cuando expresó que hay quienes “intentan romper” el armado sindical en ciernes, y descerrajó con dureza que aquellos que no comprenden la delicadeza de la situación socioeconómica y la necesidad del paro “o son boludos o traidores”.
Entonces, fue el turno de Yasky, que caracterizó la jornada como “un día histórico”. “Hoy es el punto de inflexión hacia la construcción de la unidad del movimiento obrero y una central única”, anunció antes de enumerar detalles que tributaban a la épica de un hito de lucha que el Gobierno pretendía evitar. Entre varias acciones heroicas, consignó la del Frente Aeronáutico, cuyos trabajadores “fueron apretados” según el docente pero “se bancaron el paro”. “Cuando el trabajador sabe por qué pelea y quiénes lo convocan, ponen el pecho”, enfatizó.
El cierre estuvo a cargo del secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, pero fue precedido por la lectura de un documento de la CGT en manos del canillita Omar Plaini. Tras la reposición de ese texto, que versaba sobre lo discutido y oteaba un horizonte de batalla, Moyano consideró que el paro había sido “contundente”. Y después de rescatar la presencia del Smata y el compromiso de las 70 regionales que definieron allí la convocatoria porque, a su criterio, “tuvieron la voluntad y los huevos de reunirse”, recomendó a las autoridades que las conciliaciones obligatorias “se las metan en el culo”, y adelantó que para mediados de mayo promoverán nuevas medidas de fuerza.