Tras una semana de deliberaciones e incertidumbre sobre cuál sería el rumbo efectivo que adoptaría la nueva Ministra de Economía, Silvina Batakis, sus primeros anuncios de esta mañana dejaron tela para cortar tanto por lo que dijo como, principalmente, por los temas a los que eligió no referirse. En un contexto oficialista muy agitado desde lo político que pareció comenzar el fin de semana tras los mensajes de tregua de CFK y Alberto Fernández, la designación de Batakis había sido un primer punto de consenso.

Sin embargo, sus primeras medidas parecen apuntar en un sentido similar al que venía llevando Martín Guzmán y, además, quedaron fuera de su primer hoja de ruta debates centrales que viene impulsando el kirchnerismo en relación a la necesidad de recomponer el poder adquisitivo de las mayorías en forma urgente. Se abre entonces el interrogante sobre cuánto del apoyo político que parecía ir a tener Batakis será lo que efectivamente tenga por parte de la tropa de CFK, que viene actuando en el último tiempo como fiscal de la gestión económica del Gobierno.

En una breve ronda de prensa Batakis dejó los primeros trazos de su mirada económica, plasmada en siete grandes ejes. Su primera gran definición fue en relación al tema central de la discusión entre la perspectiva de Guzmán y la que impulsaba CFK, y fue mucho más en línea con lo que venía intentando el ex ministro. “No vamos a gastar más de lo que tenemos” dijo Batakis en relación a su objetivo de alcanzar un equilibrio fiscal. Si bien la Ministra reconoció que el déficit fiscal es una herramienta a utilizar en momento contra cíclicos como la pandemia, su postura fue contundente y habrá que ver qué rebote tiene en el círculo de la vicepresidenta.

Lo que Batakis no dijo y el kirchnerismo reclama

En el mismo sentido fueron otras dos grandes definiciones que dejó Batakis. Por un lado, el sostenimiento de las metas del acuerdo con el FMI, y por el otro, una racionalización del gasto del Estado que incluirá el congelamiento de la contratación de personal público. En un fin de semana donde tanto Máximo Kirchner como CFK apuntaron directamente contra el FMI por las declaraciones de Kristalina Georgieva pidiendo medidas dolorosas para el país, la Ministra Batakis apenas expresó que se está conversando para ajustar las metas al contexto inflacionario mundial, pero fue muy taxativa en cuanto al sostenimiento del acuerdo. En relación al gasto del Estado, lo anunciado sonó casi a la necesidad de implementar un ajuste, sobre todo si se lo acompaña del primer punto sobre el equilibrio fiscal.

Estos anuncios, que fueron los centrales de la exposición de Batakis, parecerían bastante alejados de lo que el kirchnerismo venía reclamando en el debate económico que instaló desde el año pasado pero que recrudeció con fuerza en las últimas semanas. La propia CFK se embanderó en la idea de no estigmatizar al déficit fiscal como el peor de los males de la Argentina, cuando desde la oposición se lo indica como la principal causa de la inflación. Pero la vicepresidenta no sostuvo ese argumento por mera aprehensión al déficit fiscal como herramienta económica, sino porque en el corazón de la evaluación kirchnerista de la crisis actual está la lectura sobre la necesidad de políticas más expansivas que recompongan el poder adquisitivo de los salarios. Esas políticas expansivas, en un contexto económico de sábana corta por la falta de reservas y el nivel de endeudamiento, tienen en la emisión monetaria su palanca más directa de ejecución. Batakis no pareciera estar dispuesta a ir por ese camino, o al menos hoy eso dejó ver en un mensaje que pareció destinado a calmar a los mercados.

El shock redistributivo que el kirchnerismo reclama no estuvo presente de ninguna manera en los anuncios de la Ministra. Batakis ya había expresado que una medida como el Salario Básico Universal no estaba entre sus prioridades más urgentes, lo cual desató críticas de los movimientos sociales que ya comenzaron a anunciar medidas de fuerza para presionar por ese tema. Con los mejores cálculos que los propios representantes de los movimientos aportan al debate, entre el redireccionamiento de partidas existentes y el esfuerzo fiscal, alcanzar al universo estipulado con un ingreso universal le representaría al fisco entre un 0,8% y un 1% de déficit adicional.

Lo que Batakis no dijo y el kirchnerismo reclama

Otro de los aspectos que Batakis no mencionó fue el proyecto de Guzmán para gravar la renta inesperada y extraordinaria de los sectores que se vieron beneficiados por el aumento internacional de precios producto de la guerra en Ucrania. Desde la recaudación vía un nuevo instrumento de estas características podría surgir una mejor situación fiscal para hacer frente nuevas erogaciones de tipo social. Sin embargo, a pesar de que el proyecto cuenta con el apoyo de gran parte del oficialismo y ya fue lanzado al debate público, Batakis ni lo mencionó entre su menú de opciones de hoy como sí lo había hecho en una reciente entrevista televisiva.

Dentro del resto de lo anunciado esta mañana por la Ministra tampoco hubo ninguna medida concreta enfocada a la cuestión redistributiva o para incrementar los ingresos de las mayorías, al menos no de forma directa. Por ejemplo, con el Ministro Julián Domínguez sentado en la mesa de los anuncios, la flamante titular de Economía tampoco mencionó siquiera el trema retenciones. Lo más cercano que se anunció a los planteos que vienen haciendo CFK y el kirchnerismo tuvo que ver con la creación de una Autoridad Nacional de Defensa de la Competencia. Batkis denució que “lo que sucedió esta semana en materia de precios no tiene ninguna explicación técnica y solamente son especulaciones”,  a la par que afirmó “entendemos que no podemos permitir abusos de precios”.

Más allá de la cercanía con las posturas kirchneristas de este punto anunciado, que además comenzaría a reglamentarse esta misma semana, resulta complejo visualizar en el corto plazo que dicha autoridad nacional pueda doblegar las actitudes especulativas del empresariado y frenar el descalabro inflacionario simplemente a partir de una nueva instancia de control. Si esto es todo lo que la nueva gestión económica piensa implementar en lo inmediato para cuidar los ingresos de las mayorías, sin dudas deja sabor a poco.

Lo que Batakis no dijo y el kirchnerismo reclama

Esa autoridad de defensa de la competencia estuvo acompañada de otra medida que, quizás en el mediano o largo plazo, pueda generarle más ingresos por recaudación al fisco para desde allí solventar la inversión social. Fue el anuncio de la migración del Organismo Fiscal de Valuaciones Inmobiliarias al Ministerio de Economía, que ahora estará facultado para estudiar y recategorizar el valor de las propiedades en todo el país para mejorar el pago impuestos sobre las mismas. Sin embargo, en la situación de crisis actual, una medida de estas características difícilmente pueda impactar en lo inmediato.

Batakis dejó en claro que también continuará con la segmentación de tarifas, otro punto que había generado grandes tensiones entre Guzmán y el kirchnerismo, y restará ver si la implementación termina siendo de común acuerdo con los funcionarios del área energética que responden a CFK y se mantuvieron en sus puestos pese al cambio ministerial.

Con estas primeras medidas el Ejecutivo parece haber apuntado a calmar el caos que se desató tras la renuncia de Guzmán y la indefinición del nuevo equipo de la semana pasada. Así como fue anunciada, la nueva hoja de ruta económica no incluye nada concreto de lo que el kirchnerismo venía reclamando, y el shock distributivo que CFK impulsa para recuperar el apoyo de las bases sociales del peronismo aún brilla por su ausencia. Son apenas los primeros pasos de Batakis, y cuesta imaginar que la iniciativa de la nueva gestión económica quede solamente en lo anunciado esta mañana. Sn embargo, no deja de ser un dato político a seguir mirando cuál será la reacción del kirchnerismo, que ya se cargó a Kulfas y a Guzmán en su reclamo por un volantazo económico que evite una catástrofe electoral el año que viene y que seguramente hoy tendrá sabor a poco con lo anunciado por la nueva Ministra de consenso.