Mauricio Macri se presentó en el CCK para hablar frente a su Gabinete y un nutrido grupo de referentes y funcionarios de Cambiemos, donde desplegó un encendido discurso de motivación y arenga para los meses que se vienen.

“Estoy caliente, se me nota. Siempre me calentó la mentira. Estoy caliente con la mentira, con los que buscan el atajo y la solución mágica”, inició al Presidente con el discurso de casi veinte minutos, donde  volvió a apuntar contra los gobiernos anteriores, del pasado donde “se frustraron generaciones durante años”.

Macri hizo hincapié sobre los cuestionamientos al crecimiento de su gestión. “Algunos dicen que esto se arregla creciendo, ¡Quién no quiere crecer!”, disparó Macri, en referencia a los recientes comentarios de Roberto Lavagna donde le “enrostró” el crecimiento del 9% que logró durante sus años como ministro de Economía.

Macri buscó mostrarse sólido en un discurso que lo encuentra en una coyuntura nacional agitada, con la megacausa de espionaje que encabeza Alejo Ramos Padilla, números de pobreza que no acompañan y una imagen social que se desgasta cada vez más. El Presidente mantuvo la tónica de motivación para “el equipo” en plena carrera de campaña.

“Cuesta mover las estructuras, cuesta correr a los estafadores que han adquirido privilegios a partir de trabar y hacer todo complejo. Eso es una batalla, la damos con alegría y soñamos con que esas personas se conviertan. Tienen que remar en el mismo bote y no ir de upa”, expresó el jefe de Estado una vez más en tono de confrontación con la oposición.

Sobre el cierre, Macri volvió a pedir que hay que remar un “poco más y sin llorar”, redobló la apuesta sobre su proyecto político. “Hagámonos cargo de decirles a los argentinos: '¡Es por acá!'. Hay que poner el hombro, hay que remar un poco más, no se sale de un día para el otro. Sin llorar, pero convencidos de que estamos en el lugar correcto y en la hora indicada. Porque somos una generación que vino a cambiar la historia”, concluyó el Presidente.