El presidente de la Nación, Mauricio Macri junto a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, buscan marcar un cambio de época en relación con el vínculo del Ejecutivo con las fuerzas de seguridad. Primero, al defender fervientemente a la Gendarmería sin tener pruebas en el marco de la desaparición de Santiago Maldonado y días después a Prefectura tras la muerte de Rafael Nahuel. Luego, al visitar en el Hospital Churruca al policía herido tras la represión en el Congreso Nacional en diciembre pasado. Y Ahora, respaldando al policía local Luis Chocobar procesado por hacer un uso excesivo de fuerza al matar a un joven de 18 años.

El Jefe de Estado recibió en Casa Rosada al policía local de Avellaneda que mató a un joven de 18 años y es investigado por exceso en el uso de la fuerza. A través de su cuenta oficial de Twitter manifestó que "quería ofrecerle todo mi apoyo, decirle que lo acompañamos y que confiamos en que la Justicia en otra instancia lo liberará de todo cargo, reconociendo su valentía". Al mismo tiempo, Patricia Bullrich en conversación con la prensa también presionó a la Justicia para que falle a favor del uniformado.

Este tipo de actitudes no son nuevas. A los pocos días que se conoció la noticia sobre la desaparición de Santiago Maldonado durante una manifestación que fue reprimida por Gendarmería Nacional, Bullrich indicó que "tengo una fuerte convicción de que la Gendarmería no fue", a pesar que aún no se habían informado los resultados de la investigación.

A raíz de las repercusiones mediáticas que generaron los dichos de la Ministra de Seguridad, el Presidente salió a ratificar la postura de su gestión: "es tan inocente un gendarme como un ciudadano común. No podíamos condenar a la Gendarmería sin tener suficiente información", resaltó invisibilizando que se trata de una fuerza de seguridad que responde al Estado Nacional.

A continuación con el asesinato de Rafael Nahuel a manos de la Prefectura,  la vicepresidenta Gabriela Micchetti, se puso en la piel del grupo de tareas Albatros y señaló que "el beneficio de la duda siempre lo tiene que tener la fuerza de seguridad" y al parecer, ese principio comenzó a regir las decisiones posteriores del Gobierno de Cambiemos. 

Por su parte, Bullrich aseguró que el Gobierno le da "carácter de verdad a la versión de Prefectura" sobre el enfrentamiento que varios agentes libraron contra un grupo de entre 15 y 20 mapuches en Río Negro. También dijo que los efectivos de seguridad solo "se habían defendido" del ataque de los mapuches (que los agredieron con gomeras y piedras) y que habían disparado hacia los árboles. De esa manera, deslizó que accidentalmente una de las municiones dio contra Rafael Nahuel. 

A pesar del dudoso accionar de su Ministra y del pedido de la sociedad para que sea apartada de su cargo, Macri hizo oídos sordos y no sólo la mantuvo en su lugar, sino que le dio luz verde para actuar reprimiendo protestas sociales. Otra vez,  reafirmando que las fuerzas de seguridad son herramientas al servicio del Ejecutivo y que no dudarían en usarlas.

El siguiente episodio fue la fuerte represión del 18 de diciembre en el Congreso Nacional mientras se discutía la reforma del sistema previsional. El Presidente no habló del tema, pero una visita al Hospital Churruca Visca bastó para vislumbrar desde donde le hablan a los ciudadanos. Se sacó foto con uno de los uniformados heridos acompañado de su flamante funcionaria.

Macri y Bullrich buscan marcar un "cambio de época" en la relación del Ejecutivo con las fuerzas de seguridad


El mensaje puede resultar bastante peligroso. El Presidente lejos de proteger al pueblo, lo hace a los que reciben órdenes por parte del Gobierno Nacional sin investigaciones previas; visita uniformados hospitalizados, pero no se solidariza con aquellos que fueron reprimidos; otorga "el beneficio de la duda" únicamente a las fuerzas de seguridad del Estado. Todo esto, puede ser interpretado por los policías como un "vía libre" para actuar a interpretación y sin consecuencias.