Sergio Massa busca dejar clara una definición en su viaje a Estados Unidos: el préstamo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le dio a la gestión de Cambiemos fue un apoyo político al gobierno de turno, y por eso, la salida del endeudamiento también debe ser política. Con este eje, el tigrense se reunió con Juan González, asesor de máxima confianza de Joe Biden, con el titular de la comisión de Relaciones Exteriores, Gregory Meeks, y Julie Chung, funcionaria clave del Departamento de Estado para América Latina.

En la comitiva que lo acompaña destacan que es el primer integrante del Gobierno, por fuera de la agenda económica, que viaja a Norteamérica en representación de la Argentina. “Massa busca abrir la puerta política en el vínculo Estados Unidos y en la renegociación con el fondo”, explicó a Diagonales uno de los asesores que lo acompaña.

“Al ser un préstamo político el que se hizo, se necesita una respuesta política”, comentaron fuentes cercanas a Massa, y agregaron que “en eso está dando grandes pasos”. Los argentinos que viajaron con él entienden que ellos se hacen cargo del mega endeudamiento que dejó el macrismo en el país, pero del otro lado debe haber una comprensión que Estados Unidos autorizó que el FMI le otorgue el mayor crédito de su historia a un país que no podía pagarlo.

Para definir esta estrategia, Massa se reunió el viernes por la tarde con el ministro Martín Guzmán que conversa permanentemente con funcionarios norteamericanos y dirigentes del FMI para revisar el estado de las negociaciones. “Fue para definir bien la estrategia en conjunto en la renegociación de la deuda con el Fondo”, explicaron. “También conversaron sobre el proyecto de mejora del régimen del monotributo y la agenda legislativa de cara a las próximas semanas”, deslizaron sobre uno de los temas en los que trabajará Massa la semana que viene ya de regreso en el país, en la Cámara de Diputados.

Ayer llegó la primera respuesta de parte del Gobierno de los Estados Unidos. El subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, le pidió a la Argentina “un marco sólido de política económica”, más precisamente a Martín Guzmán, a cambio del apoyo en la renegociación. 

En ese sentido pidió que el plan económico “aporte una perspectiva para el crecimiento del empleo en el sector privado”, y subrayó que “tendría el apoyo de Estados Unidos y la comunidad internacional”.

Pero lo que hace ruido en los Estados Unidos no solo es la falta de un plan económico del Gobierno nacional. Si no también las idas y vueltas que da en la geopolítica. Las presentaciones públicas de Alberto Fernández con la máxima autoridad de la Federación Rusa, Vladimir Putin, no generaron las mejores sensaciones. Tampoco lo hizo el voto de Argentina en la ONU apoyando la investigación de los crímenes de guerra en Medio Oriente que excluyen a la organización terrorista Hamas.

La última piedra en el zapato fue la decisión de no acompañar a la OEA en la investigación de la violación de derechos humanos y presos políticos en Nicaragua. En el Gobierno están convencidos que Luis Almagro no es autoridad para dar esas discusiones, luego de haber avalado el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia.

Sin embargo, en el Palacio San Martín, donde Massa se reunió hace 10 días con Felipe Solá para analizar en detalle este viaje, entienden que el titular de Diputados “es la mejor imagen del Gobierno para acercar posiciones con Estados Unidos”. Claro, un dirigente que no se caracteriza por mantener en el tiempo sus vínculos políticos, siempre tuvo un affair con el país norteamericano y sus representantes en la Argentina.

En este escenario, Massa expresó hoy un claro apoyo a la misión de la OEA y criticó la situación en Nicaragua, para despegarse de la postura de la Cancillería. Sostuvo que la "Argentina está preocupada y ocupada por la situación en Nicaragua, es importante que la región se comprometa en la liberación de los presos políticos", en su  presentación en el Inter American Dialogue en Washington.

"Ni en Nicaragua ni en ningún país de la región podemos tolerar presos políticos", remarcó y agregó:"Nicaragua o cualquier otro país no debería poder detener a políticos. Eso es clave para la democracia".