Antes de su viaje a suelo norteamericano, casi desentendiéndose del momento político, económico y social que atraviesa la Argentina, Javier Milei y su equipo de campaña en territorio bonaerense determinaron que Moreno, en la zona más humilde del oeste del Conurbano sería el lugar para la última aparición antes de la batalla final de este domingo 7 de septiembre.

Optaron por un lugar neurálgico para polarizar con el peronismo, a cuatro días de la elección legislativa en el distrito que concentra el 38 % del electorado nacional. Se trata e la sección electoral más numerosa, la Primera. La que puede definir la orientación definitiva de los comicios, en un escenario de “empate técnico”, como aseguró el propio líder “libertario”.

El municipio de Moreno, que gobierna la intendenta cercana a Cristina Fernández de Kirchner, Mariel Fernández, fue el epicentro de la polémica en las últimas horas por las advertencias, tanto de la jefa comunal como de parte de las autoridades provinciales, por las endebles condiciones de seguridad para albergar al jefe de Estado.  

Si bien la tarde noche del miércoles tuvo algunos momentos de clima hostil entre la facción simpatizante del elenco “libertario”, y algunos grupos de vecinos que reclamaron contra la presencia de Milei en Moreno, la situación nunca pasó a mayores en la localidad Trujuy.

X de Diagonales

Allí se ubica el club Villa Ángeles, donde se estimaba que estarían presentes 10 mil personas. Nada más lejos que esa cifra.

Esto, a pesar de los esfuerzos del armador local ligado al mundo barrabrava y excandidato peronista, Ramón “El Nene” Vera, que solo soltaba su celular para recibir algún saludo y felicitación por el agasajo que le preparó al Presidente.    

Aunque primero se anunció que el mandatario daría su discurso a las 17, todo se fue corriendo para que el acto central tuviera mayor visibilidad.

Ya pasado ese horario, todavía con luz natural, la entrada por Avenida del Libertador en la esquina con Magallanes, a pocos metros de ingresar al barrio donde se encuentra el club, ya empezaba a tomar algo de clima.

Los colectivos de la línea 310 de la empresa Metropol quedaron estacionados en hilera tras comenzar a bajar a los primeros concurrentes “violetas”.

Milei, entre la batalla campal que no fue, una cancha a medio llenar y la bravuconada constante

Ya en ese momento era notoria la enorme cantidad de patrulleros de la policía federal, que se estima que fueron centenares; de la policía bonaerense, en un número más reducido; y de Gendarmería con un fortísimo despliegue.

Este periodista contabilizó ya tres cuadras antes de llegar a la esquina que desembocaba en la cancha, entre cinco y diez gendarmes repartidos cada 20 metros. "¿Ya falta poco para irnos?”, preguntaba socarronamente uno de ellos a su compañero.

En definitiva, se trató de un operativo de seguridad que nada tuvo que ver con el raquítico despliegue de la semana anterior en Lomas de Zamora antes de los revoleos con brócoli, y la huida motorizada del elenco “libertario”, con el candidato viral José Luis Espert en el centro de las miradas.   

Sergio es de San Miguel y vende lamparitas hace 20 años. "Hoy está muy difícil, tardo muchas más horas para vender lo del día”, planteó a Diagonales, mientras mostraba en su bolsa de consorcio todas las lamparitas de bajo consumo Led que comienzan en un precio de $1200.

Al mismo tiempo, los vecinos que se quejaban de Milei, cantaban el gran hit "Alta Coimera", dedicado a Karina, y se divertían. Una chica joven pasaba por detrás de ellos y le decía a su mamá: "Si tuviera que quedarme, me quedo de este lado". Del lado “violeta”, llegaban insultos.

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Toda la situación le era ajena a dos chicos que limpiaban vidrios en la espera del semáforo de la avenida.  "Por la democracia", soltaba uno de ellos a un hombre mayor que manejaba un Renault Logan, que al principio no quería el servicio y después accedió. De fondo, una vecina del barrio se quejaba de que la Policía no la dejaba pasar hacia su casa por la calle Magallanes.

En ese acceso, el ambiente se tornaba “violeta”, y no había ninguna bandera con la imagen del león dorado en un fondo negro. El Gobierno quiere institucionalizar su color morado.

Los grupos que entraban al campo abierto del Villa Ángela debían pasar un control del estilo de ingreso a una cancha de fútbol de primera división, con palpeo y revisión de pertenencias. Antes debían meterse en el barro que separaba el asfalto de la cancha de 11 amateur.

Todo esto sucedía ante la atenta mirada del “Nene” Vera, que vestía una camisa celeste y seguía con su celular haciendo llamadas. Estaba en su momento top. Lejos había quedado su pasado kirchnerista en Moreno, donde en 2019 fue candidato a intendente. Entre saludos y repartición de pulseras violetas vivía seguía en su día de gala. No quiso contestar preguntas para este medio.  

Ya con la noche bien entrada a las 7 de la tarde, había ambiente de partido de fútbol a punto de disputarse. Mucha más gente empezaba a apresurarse más para pasar la primera línea de vallas.

Desde ese momento el triple cordón de la Gendarmería ya resguardaba la entrada al club con la Avenida Libertador cortada. "Que no venga", gritaba por altoparlante una de las vecinas más efusivas cuando se comenzó a rumorear la llegada del líder de LLA.

Milei, entre la batalla campal que no fue, una cancha a medio llenar y la bravuconada constante

Se comentaba que iría por la parte trasera para llegar a la cancha, lo que hizo que todos los manifestantes se movieran hacia la calle Pinzón. En ese mismo instante, seguían bajando simpatizantes de Milei en micros escolares.

Allí arrojaron huevazos contra los uniformados que protegían un vallado y contra un grupo de presuntos efectivos de civil con capucha. Nada pasó a mayores, pero se seguía caldeando la situación, a la que siguieron otros momentos de corridas.

El problema en ese momento era cómo Javier Milei entraría al club. Uno de los momentos de mayor crispación se dio cuando un proyectil impactó en la cabeza de un periodista de A24 que fue rápidamente vendado y socorrido.

Los medios de comunicación no pudieron obviar esa escena de un asistente ensangrentado para intentar mantener un estado de tensión que nunca alcanzaba un clímax de serie de acción.

Finalmente, el Presidente llegó al Villa Ángela. Minutos antes de las 8 hizo su entrada: “¡Hola a todos! ¡Qué linda está la provincia de Buenos Aires! ¡Y más linda se va a poner si la teñimos de violeta! ¡¿A ustedes les parece que tiene miedo la casta?”, comenzó Milei, en su alocución de poco menos de 40 minutos.

El Presidente se colocó desde la figura discursiva de alguien que eternamente es oposición y no tuvo la oportunidad de gobernar, como sí la tiene el economista desde hace 18 meses.

Llegó el momento de la felicitación para el armador bonaerense Sebastián Pareja, y para su hermana que, según el mandatario, es arrinconada estos días por “injurias” y operetas”.

"Karina Milei, la que me robó la jubilación. Hacen un acto para sus fanáticos y se olvidan de nosotros", contestaba al aire una señora de unos 50 años, detrás del vallado. "Hablan de valores morales y su hermana es una ladrona", completó.

Milei, entre la batalla campal que no fue, una cancha a medio llenar y la bravuconada constante

Tras denunciar que operaciones contra el bullrichista Gerardo Milman por el intento de magnicidio de CFK, y de plantear que el kirchnerismo “se cargó” al fiscal Alberto Nisman, Milei se explayó sobre en muchos pasajes sobre la “violencia” de sus principales oponentes este domingo.

“Ellos extreman sus actos violentos porque están asustados y están asustados precisamente porque los bonaerenses y los argentinos de bien les perdimos el miedo. Porque finalmente la provincia de Buenos Aires despertará y gritará: ¡Kirchnerismo nunca más!”, sostuvo.

Luego siguió un pasaje dedicado a la inseguridad en la Provincia, para pasar a denostar, como es clásico, al concepto de “Estado presente” y a los grandes “enemigos” de la Nación: “piqueteros”, “burócratas” y “sindicalistas”.

En el centro de la Avenida del Libertador se escuchó un fuerte estruendo que no pasó a mayores. Hasta el propio Milei, que estaba a varios metros llegó a oírlo.

Instantes después, los vecinos opositores a Milei entonaron el himno nacional, mientras Gendarmería volvía a hacer un escudo cuando un par de manifestantes comenzaban a arrojar piedras de nuevo. Parecía que la situación nuevamente escalaba, afortunadamente, no se intensificó.

Mientras Milei hablaba de los “votantes pagos del kirchnerismo”, se vivían escenas llamativas por parte de los asistentes al discurso del Presidente: se marchaban de a grupos numerosos a pesar que Milei no había terminado. “Nos tenemos que ir”, aclaraba uno ante la pregunta de este medio.

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Milei terminaba su discurso en el que cargaba, como no podía ser de otra forma, contra la “casta” en todas sus versiones, y manifestó: “Nadie te va a salvar de su voracidad fiscal más que tu voto. Nadie más que vos. Tu futuro está en tus manos. Hoy más que nunca andá a votar, como si se tratara de un acto de defensa personal”.

Parecía que, con su visita, había otras personas no tan queridas por el Presidente que tuvieron su tarde de defensa personal.