Para los niños y las niñas, la separación de los padres se convierte en muchos casos en momentos bisagra de sus vidas. Las secuelas del shock en los hijos, además de tener que ver con el momento definitivo del quiebre de la relación entre las cabezas de la familia, puede intensificarse si la ruptura se da en malos términos, con agresiones, destratos y humillaciones. Todo esto sucedió en pocas horas con la pelea del año entre Donald Trump y Elon Musk, y el presidente argentino Javier Milei quedó en el medio del tironeo entre sus referentes predilectos de la derecha global.

Lo que se plantea como una escena de la vida conyugal tiene un trasfondo que viene de larga data y que puede redefinir la escena geopolítica mundial. Las declaraciones públicas de ambos referentes dejaron en evidencia el quiebre personal y político del que se venía especulando en las últimas jornadas y que ponen fin a una alianza que duró 136 días en el Salón Oval.

De ser uno de los consejeros más cercanos de Trump, con plena influencia en otras áreas del Gobierno, en nombre de los recortes y la “eficiencia” del Estado, Musk se había convertido en una figura de tanto relieve que la opinión pública lo sindicaba como “presidente en los hechos”.

Pero todo voló por los aires con su renuncia al cargo al frente de la DOGE, el “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, con el que Musk quiere llevar adelante su ajuste de “motosierra” del Estado “profundo”.

El sudafricano lanzó fuertes críticas al plan fiscal trumpista, al que calificó de "repugnante abominación" que conllevaría un déficit fiscal estimado en US$ 2,4 billones. El empresario advirtió que la aprobación del paquete fiscal en el Congreso aumentaría peligrosamente el déficit y la deuda nacional, y también arremetió contra la política comercial de aranceles con la que Trump puso en jaque la economía mundial en los primeros meses del año.

Milei comparte la "sangre" de Musk, pero el poder político lo tiene Trump

“La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares, es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon", amenazó el titular de la Casa Blanca al jefe de Tesla y de SpaceX en otro mensaje.

De acuerdo con documentos federales, Musk gastó al menos 270 millones de dólares para ayudar a Trump a ganar la presidencia de Estados Unidos, lo que lo convirtió en el mayor donante político del país. También fue “invaluable” la ayuda por el recorte del algoritmo desde su red social X exTwitter, que fue una verdadera vidriera de la plataforma del republicano para llegar a la Casa Blanca.

“Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la cámara de Representantes y los republicanos tendrían 51-49 en el Senado", aseguró el magnate. “Que ingrato”, completó.

Luego la tensión escaló cuando afirmó que Trump estaría involucrado en los archivos del magnate financiero y delincuente sexual estadounidense Jeffrey Edward Epstein, condena por tráfico sexual y pedofilia, y muerto en prisión donde cumplía sentencia.

Y siguió haciendo una encuesta en la que preguntaba si debía armar un partido político. La frutilla del postre fue su retuiteo por un posteo de un usuario en el que se mantenía que Trump debía ser enjuiciado y que en su lugar debía asumir el vicepresidente James David Vance.

Como contraparte, las compañías de Musk recibieron al menos $38,000 millones entre contratos gubernamentales, préstamos, subsidios y créditos fiscales en las últimas dos décadas, de acuerdo a lo relevado por The Washington Post. Las dos empresas más beneficiadas son el fabricante de autos eléctricos Tesla y la fabricante aeroespacial y de servicios de transporte espacial Space X, que cuenta con acuerdos con la NASA y el Departamento de Defensa.

Quien se metió en la pelea fue el consejero no oficial de Trump, Steve Bannon, que le pidió al mandatario que “investigue y deporte” al multimillonario nacido en Sudáfrica, convencido de que es “un inmigrante ilegal”.

Bannon además respondió a las amenazas de Musk de dar de baja a la aeronave Dragon, usada por Estados Unidos para transportar material y personas a la Estación Espacial Internacional (EEI), y propuso como respuesta que Trump debería firmar un decreto y estatizar Space X.

Con todo este trasfondo queda a las claras que el presidente estadounidense y el millonario más rico del planeta se aborrecen, como cualquier hombre de poder que se enfrenta a otro de su mismo estatus, pero se también se necesitan como entidades. Pesa la institucionalidad: la Casa Blanca, más allá de la figura de Trump, y los magnates de las empresas tecnológicas de Silicon Valley, más allá de Musk, no pueden desentenderse uno del otro.

Los millonarios norteamericanos del sector de “inmigrantes tecnológicos” porque saben que su hegemonía en el tablero de la derecha mundial peligra si se impone el sector de los nacional/tradicionalistas a los que representa Bannon y del que fue el arquitecto intelectual durante la primera presidencia de Trump en la evocación Make America Great Again (MAGA).

Y la Casa Blanca necesita a este sector de ultraderecha que encabeza Musk porque China amenaza quedarse con la supremacía en la industria de la inteligencia artificial generativa, lo que haría que el Partido Comunista Chino (PCCh) pudiera imponerse en el ámbito militar. La carrera de tiempo que juega Estados Unidos con el gigante asiático no puede prescindir de esta alianza local. 

En medio de todo este tsunami debe surfear Javier Milei, que se ufana de tener a Trump como su principal aliado mundial, pero ideológicamente lo cautiva más el mensaje de Musk: encaja mejor con su ideario “liberal libertario”.

Milei comparte la "sangre" de Musk, pero el poder político lo tiene Trump

Las prédicas del dueño de Tesla sobre la “libertad de mercados”, del “progreso”, la necesidad de eliminar las trabas burocráticas del Estado, del desarrollo tecnológico y la necesidad de preservar las “reglas de juego” son un canto de sirenas para el presidente argentino. De hecho, uno de los “mimados” por Milei es Federico Sturzenegger, que tiene un cargo similar al que Musk ocupaba hasta hace pocos días. 

Desde la Casa Rosada esperan que baje la efervescencia del conflicto entre los líderes y no muestran abiertamente su predilección por Musk. En esa línea, se produjo la anormalidad de que Milei, que emprendió su gira por Europa, estuvo sin tuitear, evitando todo tipo de manifestación pública.

El mensaje que subyace es que La Libertad Avanza comparte la visión del sudafricano de que Trump no se ocupa de mantener a rajatabla el déficit fiscal. Mientras tanto, esperan que la buena sintonía de Milei y Musk desemboque en inversiones para la Argentina.

Los dólares frescos que Trump le facilitó al gobierno nacional con el nuevo acuerdo con el FMI pesan en todo esto. Quizás mucho más que las coincidencias por la agenda antiwoke, clave de la “batalla cultural”.